CARTAS AL DIRECTOR En nuestro caso la única se˜ nal de la que se quejó el paciente fue la hematuria macroscópica. Por otro lado, en presencia de hematuria macroscópica el hallazgo de una masa vesical intraluminal suele llevar a realizar cistoscopia y RTU, o al menos biopsia, pero en nuestra experiencia el reconocimiento de la naturaleza no neoplásica de la lesión nos ha permitido evitar procedimientos quirúrgicos no necesarios. Esto sugiere que a veces los exámenes de imagen pueden ser decisivos para excluir neoplasia vesical primaria/secundaria o distinguir entre los trastornos malignos y benignos que afectan a la vejiga, con el fin de evitar más procedimientos innecesarios.
Bibliografía 1. Dieppe PA, Lohmander LS. Pathogenesis and management of pain in osteoarthritis. Lancet. 2005;365:965---73.
A mi amigo Domingo Saénz Benito To my Friend Domingo Saénz Benito Sr. Director:
A medida que van pasando los a˜ nos los recuerdos más cercanos tienen tendencia a adormecerse, mientras que los más alejados, con honda clave sentimental, se mantienen con la misma frescura original. Recuerdos afortunados ya que cada vez van desapareciendo más amigos cercanos a quienes poder preguntar por los tiempos pasados y compartidos. La vida de los que ya no nos acompa˜ nan permanece en nuestra memoria1 . Domingo y yo nos conocimos en el Madrid de los a˜ nos 70 del siglo pasado y nos presentó un destino común que era, y es aún para mí, la Urología. Él acababa de regresar de su destino militar en el Sahara (entonces espa˜ nol), siendo testigo y protagonista en aquella «moruna» Marcha Verde, mientras que yo completaba mi práctica al lado de mi maestro Carlos Younger en el viejo Hospital Central de la Cruz Roja.
447 2. Posey JT, Neulander EZ, Soloway MS, Civantos F. Signet ring cell carcinoma of a pulled-through sigmoid colon mimicking a primary invasive bladder tumor: case report and review of the literature. Urology. 2000;55:949. 3. Halpern EJ, Gomella LG. Pseudomass of the Bladder Neck after Prostatectomy: Report of Two Cases. Radiology. 2003;226:833---5.
B. di Pierro-Giovanni a,b , H. Danuser b y A. Mattei b,∗ a Servicio de Scienze Ginecologico-Ostetriche e Scienze Urologiche, Universidad Sapienza, Roma, Italia b Klinik für Urologie, Luzerner Kantonsspital, Lucerna, Suiza ∗
Autor para correspondencia. Correo electrónico:
[email protected] (A. Mattei).
http://dx.doi.org/10.1016/j.acuro.2011.10.011
Su formación urológica, en el contexto de la Sanidad Militar, la realizó en el antiguo Hospital Gómez Ulla del madrile˜ no barrio de Carabanchel Alto. Pabellones aislados en el concepto del hospital del siglo xix y quirófanos con dos mesas quirúrgicas para operar dos equipos de forma simultánea. El Jefe del Servicio era Félix Jaime, hábil cirujano (aún conservo un separador de Tuffier como el que utilizaba). D. Félix era la personificación de la modestia y la bondad entre el humo de un eterno cigarrillo. Sesiones clínicas semanales a las 8 de la tarde en las que se invitaba a personalidades de la Urología madrile˜ na, mientras que algunos compa˜ neros y futuros urólogos de prestigio hacían una «mili» lo más aliviada posible. Al salir, en el calor o en el frío de la noche madrile˜ na, cena en un peque˜ no bar de barrio popular cercano al Hospital Militar, siempre pensando que el futuro nos esperaba con los brazos abiertos. Los dos compartimos quirófanos en el Hospital de la Cruz Roja de Cuatro Caminos y nos pasamos del Freyer al Millin sin apenas darnos cuenta, así como en aquellas primeras nefrectomías transperitonerales por cáncer renal. Aprendimos juntos y alguna «coronaria» se nos quedó en el camino reapareciendo más tarde con su muerte inoportuna e inesperada. Domingo fue como todos nosotros «urólogo de a pie», lo cual no le impidió desarrollar una brillante carrera profesional en todos aquellos hospitales a los que su destino militar le llevó (Burgos, Sevilla, Melilla) y finalmente la jefatura de Servicio del ya nuevo Hospital General de la Defensa, en su Madrid de adopción, en el que desde los tiempos iniciales se orientaba perfectamente, pero siempre desde el punto de arranque que debía ser la Plaza de Cibeles. Trabajador infatigable, Domingo hizo afortunada la frase de Ovidio: «¡Sorpréndame la muerte en medio de mi trabajo!». En los últimos tiempos la adquisición de un peque˜ no retiro en la Vera cacere˜ na le permitía descansar junto con su familia. Allí era el amigo y «médico de cabecera» de todos con los que compartía cari˜ no y respeto.
448 Pero sin duda su mejor creación fueron sus hijos Luis Domingo, Ana María y Cristina en el camino de amor junto a su esposa Milagros, a la que adoraba, siendo tan excelente esposo como mejor padre. Así que cuando se vive en los corazones que dejamos tras nosotros, eso no es morir. Todo termina para que todo vuelva a empezar en las buenas semillas sembradas. La nobleza de su Logro˜ no natal y la honorabilidad de su carácter le hicieron ser querido y recordado por sus numerosos pacientes, y especialmente amigos contándose entre ellos nuestro actual Presidente de la AEU, Humberto Villavicencio, desde las aulas que compartieron en la entra˜ nable Facultad de Medicina de Zaragoza y en el Colegio Mayor de los Carmelitas, y a quien consideraba un hermano. Nada me parece mejor que despedir a Domingo desde estas tierras manchegas, todavía acogedoras de los restos mortales de Jorge Manrique y su sentido
CARTAS AL DIRECTOR verso: «Partimos cuando nacemos,/andamos mientras vivimos/y llegamos/a tiempo que fenecemos;/así que cuando morimos/descansamos».
Bibliografía 1. Angulo JC. Respuesta del Director: Adiós a otros colegas y amigos desaparecidos. Actas Urol Esp. 2011;35:251.
J.A. Virseda-Rodríguez Hospital Universitario de Albacete, Facultad de Medicina, Universidad de Castilla-La Mancha, Albacete, Espa˜ na Correo electrónico:
[email protected] http://dx.doi.org/10.1016/j.acuro.2012.03.001