Analgesia convencional frente por el paciente Tania Tineo Drove, Raquel Razola Rincón, Patricia Jiménez Peña y M.ª Jesús Barrajón Sánchez Diplomadas en enfermería. Hospital de la Princesa. Madrid. España.
INTRODUCCIÓN LA CIRUGÍA SUSTITUTIVA de la rodilla es una de las intervenciones más frecuentes en cirugía ortopédica. Es utilizada como tratamiento final en la incapacidad de pacientes con artrosis o artritis reumatoide, y en ellos se obtiene una notoria mejoría y un aumento en la calidad de vida1,2. Sin embargo, el proceso quirúrgico es muy agresivo y lleva asociado un componente doloroso de elevada intensidad, independientemente de la prótesis y de la técnica quirúrgica empleada (fig. 1). A pesar de los considerables avances que se han producido en los últimos años, el dolor postoperatorio sigue siendo un problema real para muchos pacientes3 y una gran preocupación para los profesionales sanitarios. El dolor, que constituye uno de los principales problemas del período postoperatorio, tiende a considerarse algo normal después del acto quirúrgico, y sin embargo se trata de un estado patológico que produce importantes modificaciones orgánicas y psicológicas, retrasando en gran medida la evolución satisfactoria del paciente durante el período posquirúrgico4. La International Association for Study of Pain (IASP) define el dolor como “una experiencia subjetiva asociada a un daño tisular real o potencial”5. Este trabajo, realizado en el Hospital de la Princesa de Madrid durante los años 2006 y 2007, se presentó como comunicación en las XXIII Jornadas Nacionales de Enfermería en Traumatología y Cirugía Ortopédica, celebradas en Barcelona del 9 al 11 de mayo de 2007.
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Siguiendo el modelo de cuidados de enfermería propuesto por Virginia Henderson y los diagnósticos de enfermería de la taxonomía NANDA (North American Nursing Diagnosis Association)6, el dolor aparece como problema interdependiente sobre el cual los profesionales de enfermería tendrán que desarrollar una serie de cuidados específicos. Puesto que el paciente pierde parte de su autonomía durante el período postoperatorio, es necesario protocolizar la práctica enfermera.
Figura 1.
En nuestro hospital la técnica de elección para reducir el dolor en estos pacientes es la anestesia epidural continua, ya que evita los riesgos derivados de la anestesia general y proporciona un elevado grado de analgesia y bienestar en el período postoperatorio. Entre las medidas analgésicas más comunes –analgesia controlada por el paciente (ACP) con opiáceos, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y técnicas analgésicas epidurales– hay pruebas de que la
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a analgesia controlada analgesia epidural con anestésicos locales y/o mórficos es la más eficaz para el alivio del dolor dinámico tras cirugía mayor7,8. La ACP es el método mediante el cual el paciente decide cuándo y en qué medida recibe la medicación pautada, y se trata, por tanto, de una pauta de analgesia posquirúrgica estandarizada al mismo tiempo que el paciente individualiza su terapia. Las ventajas del infusor con ACP frente al infusor estándar son que permite la participación del paciente en el proceso de alivio del dolor, con lo que se involucra más en su recuperación, controla mejor su dolor y recupera parte de su autonomía durante el período postoperatorio9. Un adecuado tratamiento del dolor mejora la evolución postoperatoria al permitir una disminución de la morbilidad y del tiempo de ingreso y de convalecencia. También es sabido que el alivio óptimo (dinámico) del dolor es un requisito para una recuperación postoperatoria precoz10. Sin embargo, en los últimos años se han constatado que otros muchos aspectos de los cuidados son importantes para la recuperación y la rehabilitación, y que dichos factores deben ser conocidos y considerados para facilitar los ventajosos efectos que proporciona la analgesia postoperatoria adecuada. Aquí adquiere especial relevancia la información y la educación de que dispongan tanto el propio paciente como los profesionales sanitarios asignados a su cuidado, fundamentales para la
correcta valoración, tratamiento y posterior evaluación.
OBJETIVO Puesto que en nuestro hospital aún se trabaja mayoritariamente con infusores de analgesia epidural estándar, buscamos determinar la eficacia de la ACP frente al infusor estándar (figs. 2 y 3).
METODOLOGÍA Para llevar a cabo el trabajo, Figura 2. se ha realizado un estudio prospectivo para determinar la eficacia de la ACP frente a la analgesia continua. Se ha realizado una recogida de datos de todos los pacientes intervenidos quirúrgicamente de sustitución total de rodilla a los que se les ha colocado un catéter epidural. La elección del tipo de infusor ha sido aleatoria. La recogida inicial de datos ha tenido lugar entre los meses de abril y junio de 2006 y enero y marzo del 2007. Este registro se ha llevado a cabo a intervalos regulares durante Figura 3. las primeras 48 h del postoperatorio (tabla 1). La muestra está compuesta por 54 pacientes ingresados de forma consecutiva en la unidad de reanimación
posquirúrgica que habían sido sometidos a cirugía de sustitución total de rodilla (prótesis total de rodilla). El 83% de la muestra fueron mujeres y el 17% Nursing. 2008, Enero 57
Tabla 1. Registro de la recogida inicial de datos en las primeras 48 h del postoperatorio Salida de quirófano
1 h postoperatorio (reanimación)
Alta reanimación
24 h postoperatorio
48 h postoperatorio
EVA FC PA Infusor Baxter epidural, flujo continuo
Infusor Baxter epidural, flujo variable + ACP
Horario de la medicación Nolotil Toradol Perfalgan Dolantina Cloruro mórfico Bolos epidurales Otros ACP: analgesia controlada por el paciente; EVA: escala analógica visual; FC: frecuencia cardíaca; PA: presión arterial.
varones, con edades comprendidas entre los 58 y los 84 años (fig. 4). Todos estos pacientes son portadores de un catéter epidural para la administración de analgesia con un infusor elastomérico. De los 54 pacientes, 27 (50%) tenían además la posibilidad de manejar su dolor con la autoadministración de bolos de rescate con la medicación del propio infusor. (Es decir, el 50% de los pacientes portaban infusor de flujo continuo y el otro 50% infusor de flujo variable con ACP) (figs. 5 a 7). Las bombas epidurales ACP son un buen sistema de administración de fármacos para controlar el dolor postoperatorio, ya que permiten administrar una dosis de carga, una perfusión continua de analgesia y
además la posibilidad de proporcionar una dosis de analgesia a demanda por el propio paciente en función del dolor. Este tipo de infusor permite mantener un grado de analgesia adecuado, posibilita la rápida recuperación del paciente debido a la ausencia de dolor, consigue disminuir los efectos secundarios y mejora el bienestar del paciente. Trabajamos con infusores elastoméricos portátiles Baxter de analgesia epidural estándar a un ritmo de 5 ml/h preparados con anestésico local (clorhidrato de bupivacaína al 0,125%) y opiáceo (fentanilo) para el tratamiento del dolor agudo postoperatorio de manera estandarizada, pero al tener en cuenta el componente
subjetivo del dolor, creemos que se debe ofrecer al paciente la posibilidad de participar en su propio tratamiento. La ACP constituye un método efectivo en dicho tratamiento, así como una participación activa del paciente. Debido a que el dolor es una experiencia muy personal y subjetiva, tiene que ser medido por la propia persona que lo está experimentando. Hemos elegido la escala analógica visual (EVA), basada en una línea de 10 cm, donde 0 es la ausencia de dolor y 10 el máximo dolor imaginable. Esta escala se considera el método más sensitivo y fidedigno para medir la intensidad del dolor. Además, debido a que el dolor agudo provoca en el organismo una serie de respuestas fisiológicas objetivables, hemos incluido el registro de los signos vitales, tales como la frecuencia cardíaca y la presión arterial, para la valoración del componente objetivo del dolor. Los datos han sido analizados mediante la Anova de medias repetidas, con test a priori de Bonferroni en el factor. Se ha utilizado el programa estadístico SPSS V.1411.
RESULTADOS Los resultados obtenidos (p < 0,05) se presentan en la tabla 2. Como se observa en ella, los resultados obtenidos utilizando ambos infusores son muy similares y no hay diferencias estadísticamente significativas en ningún caso ni relevancia clínica. Sin embargo, en el momento del alta de la unidad de reanimación es cuando se percibe una mayor diferencia entre un tratamiento y otro:
• A la salida de quirófano los pacientes no tienen dolor.
Varones
• El dolor aumenta en la 1.ª hora del
17%
Mujeres 83%
Figura 4. Distribución por sexos de los pacientes sometidos a prótesis total de rodilla.
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postoperatorio, y este momento marca la máxima diferencia entre la utilización de ambos infusores. • El momento más doloroso: 1.ª hora del postoperatorio, y al retirarse el infusor y comenzar con la rehabilitación (EVA > 3). • Al alta de reanimación el dolor está controlado. • Con el infusor de ACP en el 100% de los casos ha sido necesaria la analgesia intravenosa (i.v.) de rescate pautada, sin
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Tabla 2. Resultados obtenidos en la administración de analgesia
Flujo continuo Flujo continuo + ACP Diferencia de medias
Salida de quirófano (EVA) M (EE)
1h postoperatorio (EVA) M (EE)
Alta reanimación (EVA) M (EE)
24 h postoperatorio (EVA) M (EE)
48 h postoperatorio (EVA) M (EE)
1,03 (0,47)
1,92 (0,48)
1,76 (0,53)
2,34 (0,54)
2,76 (0,58)
1,07 (0,42)
3,74 (0,63)
2,48 (0,55)
3,00 (0,60)
2,51 (0,63)
0,06
–2,11
–0,76
–0,78
0,15
ACP: analgesia controlada por el paciente; EE: error estándar; EVA: escala analógica visual; M: media. Para el conjunto, p = 0,201.
Figura 5.
Figura 6.
Figura 7.
que se precisara ninguna otra analgesia en las primeras 48 h. • Con el infusor estándar, además de ser necesaria la analgesia i.v. de rescate pautada, en el 20% de los casos ha sido necesaria analgesia de rescate en la unidad de hospitalización. • La ACP no aporta mayores beneficios respecto al infusor estándar, ya que en nuestro hospital se trabaja con un protocolo de analgesia multimodal (combinación analgesia i.v. + epidural) que permite obtener en las primeras 48 h del postoperatorio un valor de EVA < 4.
CONCLUSIONES
continua.
La analgesia postoperatoria ha sido objeto de gran número de estudios y de publicaciones. Se ha llegado a la conclusión de que, tras una técnica correcta y con los nuevos progresos en los tratamientos, los pacientes alcanzan valores de analgesia altos, lo que corroboran las diferentes escalas utilizadas para dicho fin. En nuestro estudio hemos querido evaluar, desde el punto de vista enfermero, la eficacia de la ACP, de tal modo que el mismo paciente toma parte de sus cuidados y ejerce, en la medida de lo posible, su propia autonomía. Las ventajas de la ACP frente a la perfusión estándar aumentarían con una mayor educación sanitaria prequirúrgica, donde enseñar a los pacientes el correcto funcionamiento de los infusores. Para este fin es fundamental una educación previa desde la consulta de anestesia o la unidad de hospitalización. No todos los pacientes pueden ser tratados con un infusor ACP, ya que para ello se requiere un estado cognitivo adecuado. Algunos pacientes con dificultades de comprensión (niños, ancianos, etc.) pueden beneficiarse de la NCA (nurse controlled analgesia), muy poco utilizada en nuestro medio. La NCA permite llevar a cabo un programa de analgesia en el que el profesional de enfermería programa una perfusión continua y administra las dosis adicionales necesarias para el control del dolor. Aunque todavía se trata de una práctica poco estandarizada y conocida por los profesionales, su uso va siendo cada vez más significativo. Por ello, con este trabajo hemos querido:
• Fomentar la participación de los
• Dar a conocer a los profesionales que trabajan en el servicio las ventajas que presenta la ACP frente a la analgesia
pacientes en su propio cuidado; el dolor es subjetivo, y, como tal, es el paciente el único que realmente conoce la intensidad de dicho dolor. ae Bibliografía 1. Hube R, Sotereanos N, Reichel H. Abordaje a través del vasto medial para prótesis de rodilla. Tec Quir Ortop Traumatol (ed. española). 2003;12:57-67. 2. Bernández P, Carrasco J, Cintado M, et al. Artroplastia total de rodilla modelo TACK con plantillas móviles. Rev Ortp Traumatol. 2005;49:260-70. 3. Klopfeenstein CE, Herrmann FR, Mammie C, Van Gessel E, Forster A. Pain intensity and pain relief after surgery. A comparison between patients, reported assessments and nurses, and physicians observations. Acta Anaesthesiol Scand. 2000;44:58-62. 4. Tineo T, Alvaro A, Peño V, Santos MA. El dolor en el proceso quirúrgico. Rev. Metas de Enfermería. 2004;7:50-52. 5. Imirizaldu Garralda M, Razquin Flores U. Tratamiento del dolor agudo postoperatorio. Enfermería en Anestesia-reanimación y Terapia del Dolor. 2004;12:32-7. 6. Varios autores. Nanda Diagnósticos Enfermeros: Definiciones y clasificaciones. Madrid: Elsevier España; 2005. 7. Kehlet H, Holte K. Effect of postoperative analgesia on surgical outcome. Br J Anaesth. 2001;87:62-72. 8. Herrero MA, Díaz MT, Urraco A, Roca LF, de la Llave A. Control del dolor posquirúrgico con fentanilo transdérmico en la artroplastia total de rodilla. Rev S And Traum Ort. 2002;22:148-53. 9. Sindreu M, Puentes A. Información dirigida al paciente candidato al tratamiento del dolor mediante bomba de PCA. Enfermería en Anestesia-reanimación y Terapia del Dolor. 2005;13:23-6. 10. Pagés E, Iborra J, Rodríguez S, Jou N, Cuxart A. Prótesis total de rodilla. Estudio de los factores determinantes del alta hospitalaria en rehabilitación. Rehabilitación (Madrid). 2002;36:2002-7. 11. Delgado M, Devenec J. Metodología de la investigación sanitaria. Diseño y estadística en Ciencias de la Salud: Diseños para el estudio de pruebas diagnósticas y factores pronósticos. Barcelona; 2004.
Correspondencia:Tania Tineo Drove. Area Quirúrgica. Hospital La Princesa. C/ Diego de León, 62. 28006 Madrid. España. Correo electrónico:
[email protected]
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