Consolidación de la enfermería como ciencia y como profesión

Consolidación de la enfermería como ciencia y como profesión

2016 EDITORIAL BOARD Elizabeth A. Ayello, PhD, RN, ACNS-BC, ETN, FAAN, FAPWCA, President, Ayello, Harris & Associates, Inc.; Faculty, Excelsior Colleg...

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2016 EDITORIAL BOARD Elizabeth A. Ayello, PhD, RN, ACNS-BC, ETN, FAAN, FAPWCA, President, Ayello, Harris & Associates, Inc.; Faculty, Excelsior College School of Nursing, Albany, N.Y.; Senior Adviser, The John A. Hartford Institute for Geriatric Nursing and Program Director, Education Essentials, New York, N.Y. Michael R. Cohen, ScD, MS, RPh, President, Institute for Safe Medication Practices, and Member of the Sentinel Event Advisory Group for The Joint Commission, Horsham, Pa. Yvonne D’Arcy, MS, CRNP, CNS, Pain Management and Palliative Care Nurse Practitioner, Suburban Hospital-Johns Hopkins Medicine, Bethesda, Md. Michael W. Day, MSN, RN, CCRN, Trauma Nurse-Coordinator, Sacred Heart Medical Center and Children’s Hospital, Spokane, Wash. Cheryl Dumont, PhD, RN, CRNI, Director, Nursing Research and Vascular Access Team, Winchester Medical Center, Winchester, Va. Martha M. Funnell, MS, RN, CDE, Codirector of the Behavioral, Clinical and Health Systems Intervention Research Core, Michigan Diabetes Research and Training Center; Research Investigator in the Department of Medical Education; and Adjunct Lecturer, School of Nursing, University of Michigan, Ann Arbor, Mich. Peg Gray-Vickrey, DNS, RN, Provost and VP for Academic and Student Affairs, Texas A&M University-Central Texas, Kileen, Texas. Elizabeth Heavey, PhD, RN, CNM, RN-BSN Program Director, Associate Professor of Nursing, The College at Brockport, State University of New York, Brockport, N.Y. Jeanne Held-Warmkessel, MSN, RN, ACNS-BC, AOCN, Clinical Nurse Specialist, Fox Chase Cancer Center, Philadelphia, Pa. Frank Edward Myers III, MA, CIC, Infection Preventionist III, UC San Diego Health System, San Diego, Calif. Bill Pruitt, MBA, RRT, AE-C, CPFT, FAARC, Senior Instructor and Director of Clinical Education, Cardiorespiratory Sciences, School of Allied Health, University of South Alabama, Mobile, Ala. Susan Simmons, PhD, RN, ARNP-BC, Family NP, College Park Family Care Center, Overland Park, Kan. Linda S. Smith, DSN, MS, RN, CLNC, Faculty Affiliate, Idaho State University, Pocatello, Idaho Kristopher T. Starr, JD, MSN, RN, Attorney at Law, Ferry, Joseph & Pearce, P.A., Wilmington, Del.; Staff RN, Emergency Department, Christiana Care Health System, Newark, Del.; Adjunct Nursing Faculty, Excelsior College, Albany, N.Y.; Supplemental Nursing Faculty, University of Delaware, Newark, Del. Jeff Strickler, MA, RN, CEN, CFRN, NE-BC, Director, Emergency Services, University of North Carolina Hospitals, Chapel Hill, N.C.

6 Nursing2016 | Volumen 33 | Número 4

> EDITORIAL ®

Consolidación de la enfermería como ciencia y como profesión EL CAMINO HACIA LA PROFESIONALIZACIÓN de la enfermería no ha sido fácil. Durante décadas nuestro colectivo ha generado su propio cuerpo de evidencia científica, transformándola de una ocupación técnica a una disciplina científica, una profesión. Los factores que han consolidado a las enfermeras como profesionales incluyen: 1) su formación en las universidades y la aplicación de los conocimientos adquiridos a la actividad práctica, realizando una contribución relevante en la promoción del bienestar de las personas y de la sociedad; 2) la aplicación de sus conocimientos propios, claramente definidos y estructurados, que han sido generados y son permanentemente actualizados mediante la aplicación del método científico; 3) su capacidad de actuar de manera autónoma en el establecimiento de sus propias políticas y en el control de su actividad profesional, y 4) su dedicación a lo largo de toda la vida laboral a tal servicio, más allá de sus intereses personales, trabajando decidida y continuamente para alcanzar la completa libertad de acción, en la búsqueda de nuevas oportunidades para el crecimiento profesional y una remuneración económica acorde con su competencia. El número de enfermeras que trabajan de manera independiente está aumentando progresivamente. Son personas bien preparadas académicamente que cuentan con una dilatada experiencia profesional, que asumen directamente la responsabilidad sobre cada una de sus actuaciones. Son profesionales que asumen el reto de continuar su aprendizaje a lo largo de su vida como parte consustancial de su trayectoria, que participan, por ejemplo, en programas universitarios avanzados de posgrado. El camino hacia la plena autonomía y el control sobre la propia práctica profesional continúa siendo un tema controvertido; no obstante, entiendo que nuestra actuación unitaria y decidida conseguirá desmontar las barreras que todavía enfrenta. La autonomía de la enfermería supone la realización de actuaciones profesionales de manera independiente, manteniendo el control sobre la definición de nuestras propias políticas y actividades; por supuesto, siempre coordinadas y complementarias a las realizadas por otros profesionales sanitarios. Numerosas de las acciones de la enfermería son independientes (p. ej., la aplicación de un apósito para el tratamiento de una úlcera); sin embargo, en algunos países (p. ej., España), las enfermeras no tienen el apoyo legal que permita realizar la prescripción para aquellas actuaciones profesionales en las que toman de hecho decisiones de manera independiente, al otorgar esa capacidad a otros profesionales. La legislación aplicable no pondera el conocimiento y la experiencia profesional, sino la inercia y la presión de los colectivos con mayor cuota de poder, lo que les permite ejercer el control más allá de su campo de actuación profesional. Son dos los colectivos que históricamente han controlado la práctica profesional de la enfermería. Uno de ellos lo representa el grupo de gestores que definen la política sanitaria y el presupuesto para su aplicación, un colectivo bien organizado y financiado, que ocupa posiciones relevantes en la definición de prioridades dentro del sistema sanitario, tanto a nivel estatal como autonómico o local, que ha marginado tradicionalmente a la enfermería de la toma de decisiones, a pesar de la relevancia de su contribución al sistema. La razón detrás de esa actuación radica probablemente en el mantenimiento del poder político independientemente de la aplicación de políticas basadas en el conocimiento profesional, que son evidentemente las que más benefician a la población. Por otra parte, el colectivo médico ha sido reconocido históricamente como máximo responsable de la asistencia sanitaria. En los últimos años cada vez más, de modo inexplicable, su autorización o supervisión es imprescindible para la realización de las actividades asistenciales por parte de otros profesionales. En este sentido, existen países en los que la autorización del médico continúa siendo necesaria para que las enfermeras puedan realizar actuaciones dentro de su propio ámbito de conocimiento. Este es uno de los grandes retos que la enfermería afronta para obtener su plena autonomía. En este punto es necesario reconocer que, tanto dentro de los gestores sanitarios como de los médicos, existe un porcentaje importante de personas defensoras de la profesionalización de la enfermería, que apoyan decididamente su desarrollo, autonomía y reconocen su ineludible contribución a la mejora asistencial. De manera consistente, estas son personas con elevado reconocimiento profesional, por su conocimiento científico y del medio sanitario y por su trayectoria de contribuciones relevantes dentro de su especialidad. Son los mismos que promueven la sinergia entre profesiones con campos de actuación complementarios, que nada tienen que temer en cuanto al mantenimiento de su estatus profesional porque están convencidos

> CARTAS

de que las contribuciones de otros profesionales no pueden más que afianzar su propio crecimiento profesional. Dar una respuesta adecuada al aumento de la demanda de cuidados enfermeros en un sistema sanitario que incrementa progresivamente su complejidad requiere hacer una transición en su gestión. Es necesario cambiar el rígido modelo tradicional, que concentra la toma de decisiones en unos pocos, para poner en marcha una actuación en red que incorpore la toma de decisiones en cada uno de los colectivos profesionales con mayor conocimiento en su área de experiencia, para asegurar una mayor eficiencia en el sistema. Este cambio abrirá el camino hacia contribuciones relevantes por parte de los profesionales de enfermería que podrán constatarse en términos de mejora de los procesos en el sistema sanitario y en su costo-eficacia, siempre en beneficio del paciente, como centro que es del cuidado. En este nuevo marco de referencia, la base científica, la profesionalidad y la autonomía de las enfermeras serán valores al alza, que crecerán en paralelo a una mejor percepción de la población respecto a la relevancia de la enfermería dentro del sistema sanitario. Si bien la enfermería como profesión y como disciplina científica tiene una historia más corta que otras profesiones y a pesar de que todavía debe dedicar parte de su energía a defender temas como la autonomía profesional, es evidente que el aumento de nuestra formación y nuestro elevado compromiso asistencial indican que hemos avanzado significativamente en nuestra profesionalización. La falta de conciencia profesional o la falta de liderazgo político por parte de sectores de la enfermería, que todavía existe en muchos países, son barreras que pueden desmontarse con la inspiración, el ejemplo y la complicidad de las enfermeras que trabajan en otras regiones del mundo global en el que nos encontramos. En definitiva, a pesar de las barreras que todavía enfrentamos, la enfermería ha realizado un progreso importante en las últimas décadas y está decidida a continuar en esa vía.

Adelaida Zabalegui RN, PhD, FEANS

Interrupción, enfermera > Opino que el artículo “Al otro lado del estetoscopio” (pág 12) es muy inspirador. Con demasiada frecuencia fallamos en nuestra capacidad de ponernos en el lugar del paciente, centrando las asignaciones de pacientes para poder terminar a nuestra hora; los pacientes agresivos o agitados pueden parecer una interrupción de nuestra labor. Una vez cuidé a una paciente que necesitaba ayuda para ir al baño, lo cual parecía molestar a algunos miembros del equipo. Fue un ejercicio de paciencia, y habría sido útil que nos hubiéramos puesto en su piel. Nuestra paciente también debió sentirse mal –reticente o avergonzada de tener que pedir ayuda. Este aspecto es clave para recordar a todo el personal el concepto de empatía. Compartir el umbral de los pacientes complejos con otros colegas puede ayudarnos, y mejorar la comunicación con el paciente puede significar marcar una enorme diferencia. Se necesita un esfuerzo conjunto. DAMEIAN MONROE, RN Brooklyn, N.Y.

> Aunque aplaudo la aportación del artículo “Al otro lado del estetoscopio”, no creo que las enfermeras tengan que tener una experiencia como pacientes en nuestro sistema sanitario para practicar de forma empática. Yo también he estado al otro lado del fonendoscopio y comprendo las emociones que se describen en el artículo, pero creo que la empatía puede aprenderse y practicarse sin necesidad de afrontar o sufrir un acontecimiento traumático. Todos necesitamos hacer de la empatía parte de nuestra rutina y recordar a los demás que deben hacerlo. Si practicamos la escucha activa y apreciamos a cada paciente, mejoraremos los cuidados prestados a pesar de las experiencias vividas. CHERYL KING, RN, CMSRN Plymouth, Mass.

> Una de las cosas que la autora no ha mencionado en el artículo es el rol de liderazgo en crear una cultura de compasión. Como líder de enfermería en una ajetreada unidad de oncología, cultivo un estilo de liderazgo positivo que enfatiza la importancia de unos cuidados enfermeros compasivos para mejorar los resultados de los pacientes. Si las líderes enfermeras modelan la compasión y tratan a sus profesionales con compasión, se refuerza la actitud de las enfermeras de tratar compasivamente a los pacientes. Estoy convencida de que un entorno de trabajo positivo da un mejor apoyo a enfermeras entusiastas y comprometidas con su práctica. Este cambio empieza en primera instancia con una enfermera con liderazgo transformacional que lidere con el ejemplo y motive al personal para dar lo mejor de sí mismos cada día. KAREN SULLIVAN, BSN, RN, ONC Houston, Tex. ■

BIBLIOGRAFÍA Wong CA. Connecting nursing leadership and patient outcomes: state of the science. J Nurs Manag. 2015;23(3):275-278.

Julio/Agosto | Nursing2016 | 7