Dieta en la hipertensión arterial Puntos clave l
La dieta indicada en la hipertensión arterial consiste en una alimentación cardiosaludable, siguiendo los parámetros propios de la dieta mediterránea y que, además, debe ser baja en sal, hiposódica con más propiedad.
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La sal de una dieta habitual es cada vez más la contenida en los alimentos industrializados o precocinados que la que se añade en la cocina o el plato.
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A mayor reducción sódica de la dieta, mayor es la reducción tensional.
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Dietas que incluyan unos 2.000 mg de sodio (los contenidos en 5 g de sal) al día suelen ser suficientes para obtener un efecto antihipertensivo.
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Deben evitarse errores dietéticos que descompensen el resto de la dieta hiposódica. Por ejemplo, aceitunas, jamón, embutidos y cubitos de caldo.
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a hipertensión arterial (HTA) es uno de los factores de riesgo más prevalentes a la hora de precisar un tratamiento dietético. El 20% de la población adulta presenta HTA. El límite superior de 140/90 mmHg, o de 130/85 mmHg en la diabetes, indica cuándo debe intervenirse.
Dieta En los casos de HTA leve, la dieta apropiada puede ser suficiente para normalizar los valores. Cuando se precisa el tratamiento farmacológico, está igualmente indicada la dieta específica. De hecho, el objetivo de la dieta en la HTA no sólo es conseguir o colaborar en alcanzar unas cifras tensionales normales, sino también prevenir las complicaciones cardiovasculares mediante una dieta cardiosaludable, y compensar otros factores de riesgo existentes, como la diabetes mellitus, la obesidad, la dislipemia y la hiperuricemia.
Parámetros nutricionales – Reducción del sodio alimentario por debajo de los 2.000-2.500 mg/día. – Dieta mediterránea cardiosaludable. – Reducción calórica, si el paciente presenta obesidad o sobrepeso. – Adecuación de la dieta a otros posibles factores de riesgo existentes: diabetes, dislipemia e hiperuricemia. – Reducción (o mejor supresión) de la ingesta alcohólica. La reducción del sodio y la reducción calórica son básicos para reducir las cifras tensionales. 20
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Comentarios Reducción del sodio alimentario La sal de mesa (ClNa) contiene aproximadamente el 40% de sodio. Su consumo en nuestro medio es elevado, del orden de 8 a 20 g/día, es decir, entre 3.200 y 8.000 mg de sodio. Proviene no sólo de la sal de cocina y de mesa, sino también de la que ya contienen alimentos procesados, preparados, precocinados, de los que se hace un abundante uso en la actualidad. Por este último concepto puede consumirse el 4050% del total diario de sodio. El sodio que de modo natural contienen los alimentos –es decir, no añadido– es muy bajo, con la excepción del pescado marino y del marisco. Seguir una dieta sin sal, hiposódica, se ha mostrado efectivo para descender la presión arterial sistólica (PAS) y menos la disatólica (PAD). Su papel beneficioso en el control de la HTA se ha demostrado en el 80% de los hipertensos. El beneficio de este tipo de dieta en la prevención de la HTA en la población normotensa no está tan claro.
Cómo se sigue correctamente una dieta hiposódica para la HTA 1. No se debe emplear sal (sal común, yodada, marina, de apio) en la cocina ni en la mesa. Puede suplirse por sales magnésico-potásicas siempre que no exista insuficiencia renal. 2. Se deben evitar los siguientes alimentos, pues han sido salados previamente:
Autor et al. Dieta en la hipertensión arterial
– Aceitunas. – Reforzantes del sabor (cubitos de caldo). – Jamón cocido o salado. – Embutidos de todo tipo. – Precocinados en lata o precocinados congelados. – Sopas de sobre. – La mayoría de los quesos semisecos o secos. – Condimentos en pasta, salsas comerciales. – Aguas minerales (por lo general con gas) con un sodio superior a 500 mg/l. – Bollería comercial. La mayoría de pasteles. – Mantequilla y margarina saladas.
Dieta sin sal ¿Qué pan debe utilizarse? El pan de consumo habitual, sea blanco o integral, de barra, de molde o panecillos, contiene unos 500 mg de sodio por 100 g. Si se toman hasta 150-175 g de pan al día se puede seguir comiendo de esta clase. Pero en cantidades mayores, debe elegirse, al menos en parte, pan sin sal, en cuya composición sólo se encuentran unas pocas decenas de miligramos de sodio por 100 g. Los siguientes alimentos contienen bastante sal, pero pueden consumirse lavándolos previamente con agua, ya que de este modo se elimina la mayor parte: – Pescado marino, principalmente el congelado. Marisco. – Espárragos en lata. – Verduras congeladas (no utilizar el caldo donde se han hervido). – Legumbres hervidas comerciales. Estos alimentos pueden consumirse sin efectuar la maniobra descrita, si se elige tomar pan sin sal. Los alimentos citados a continuación contienen unos pocos miligramos de sodio y pueden utilizarse libremente, siempre que formen parte de una alimentación equilibrada:
Dieta mediterránea cardiosaludable Muy conveniente en la población hipertensa, formando parte de la prevención de complicaciones ateroesclerosas. Se evitarán las ingestas hipercalóricas, con exceso de lípidos, ácidos grasos saturados (AGS), colesterol. Se debe fomentar el uso habitual de verduras y hortalizas, carnes y productos lácteos bajos en grasa y pescado. Y como grasa principal, el aceite de oliva.
Reducción calórica en la obesidad/sobrepeso La reducción entre el 5 y el 10% del peso en la población obesa se ha mostrado factible y eficaz para reducir moderadamente las cifras tensionales. Cabe destacar que, con el seguimiento de una dieta hipocalórica, se reduce “inadvertidamente” el sodio, ya que se suprimen alimentos altos en sal y calorías como embutidos, aceitunas y otros.
Adecuación de la dieta a otros posibles factores de riesgo existentes La dieta se debe adecuar a la posible coexistencia de estos factores de riesgo: diabetes, dislipemia e hiperuricemia.
Reducción (o mejor supresión) de la ingesta alcohólica La ingesta elevada de bebidas alcohólicas está correlacionada con cifras tensionales altas. Debe prescribirse la máxima reducción posible de estas bebidas. Bibliografía comentada Cervera P, Clapés J, Rigolfas R. Dietas controladas en sodio. En: Alimentación y Dietoterapia. 4.a ed. Madrid: McGraw-Hill-Interamericana; 2004. p. 284-90. Capítulo del libro donde se resuelven dietéticamente diferentes niveles de reducción sódica para control de la HTA. He FJ, MacGregor GA. How far should salt intake be reduced? Hypertension. 2003;42:1093-9. Revisión de la reducción de la HTA y sus complicaciones cardiovasculares en función de la disminución de la ingesta diaria de sal, y como esta reducción tensional y sus complicaciones mejoran claramente al seguir dietas hiposódicas más severas.
– Leche y yogur. – Arroz, pastas de alimentación, legumbres secas. – Verduras y hortalizas frescas. – Fruta fresca. Fruta en almíbar. – Carnes frescas y congeladas. – Aceite. – Frutos secos oleaginosos no procesados (más seguro si se compran con su cáscara).
EN EL CD SE ENCUENTRAN LOS SIGUIENTES DOCUMENTOS:
Algunos alimentos son comercializados después de una manipulación que facilita su rápida preparación y consumo. Por ejemplo, hamburguesas comerciales ya condimentadas o canelones congelados. Debe leerse cuidadosamente la etiqueta de todos estos alimentos para averiguar si, como es muy probable, han sido salados previamente.
b.) Propuesta de dieta genérica, concreta, en una hoja.
1. Previamente, se presentan unas instrucciones, unas aclaraciones –en una hoja– para seguir correctamente la dieta hiposódica y evitar cometer errores. Se puede entregar al paciente junto con la dieta que le corresponda. 2. Dieta hiposódica cardiosaludable de 1.500, 1.900 y 2.300 kcal. De cada una de estas dietas, existen los siguientes documentos: a.) Ejemplo de dieta calculada en kilocalorías y nutrientes fundamentales. Es un ejemplar para consulta del facultativo.
c.) Alternativas de desayunos y meriendas, y programa de comidas/cenas para siete días. d.) Hojas de equivalentes para efectuar sustituciones de primeros y segundos platos de los menús, así como de acompañamientos del segundo plato y de los postres.
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