La dermatología en los hospitales madrileños de los siglos XVI y XVII

La dermatología en los hospitales madrileños de los siglos XVI y XVII

50.386 HISTORIA La dermatología en los hospitales madrileños de los siglos XVI y XVII Rosa María Díaz Díaz y Natalia Hernández Cano Servicio de Derm...

536KB Sizes 0 Downloads 60 Views

50.386

HISTORIA

La dermatología en los hospitales madrileños de los siglos XVI y XVII Rosa María Díaz Díaz y Natalia Hernández Cano Servicio de Dermatología. Hospital La Paz. Madrid. España.

El objetivo de este artículo es aportar algunos datos sobre los hospitales madrileños que atendían a pacientes con lesiones cutáneas, incluidas las de origen venéreo, durante los siglos XVI y XVII. Aunque dichos hospitales representaron un pequeño porcentaje del total de los hospitales de su época, ilustran las características sociosanitarias de la misma. Durante el siglo XVI, la medicina comienza a cimentar sus bases científicas1. Aunque baja la incidencia de las epidemias, surgen enfermedades nuevas, como la sífilis o el tifus exantemático (denominado entonces «tabardillo»)2,3. Aumenta el número de hospitales, aunque con más buenas intenciones que recursos. Si comparamos estos centros con los de siglos precedentes se observa una tendencia a la secularización y una dedicación preferente al enfermo, en detrimento de la asistencia al puramente pobre. Se tiende a la reunificación en grandes hospitales generales de las múltiples, pequeñas y poco rentables instituciones existentes. Durante los siglos que nos ocupan aparecen los hospitales «especializados», como los dedicados a los enfermos mentales («manicomios» u «hospitales de Orates»), los militares o los que atendían a pacientes con enfermedades cutáneas (hospitales de «bubas» o «de incurables»)4,5. En la construcción de estos hospitales predomina la forma de cruz o el cuadrilátero con patio central4. Durante el siglo XVI destacan cuatro centros, que describimos a continuación. HOSPITAL DE SAN LÁZARO Estaba situado entre la calle de Segovia y la cuesta de la Vega, en un lugar conocido por su salubridad como «el Alto Sano». Fue fundado durante la dominación musulmana y regido posteriormente por una cofradía. Fue el primer hospital madrileño para enfermos de lepra, aunque también asistía a pacientes con «sarna y tiña» en sus 7 camas6. Correspondencia: Dra. R.M. Díaz Díaz Servicio de Dermatología. Hospital La Paz. P.º de la Castellana, 261. 28046 Madrid. España. 17

Dotado de una excelente organización asistencial, disponía de un dispensario ambulatorio. En 1609 se unió al hospital de San Juan de Dios. HOSPITAL DE NUESTRA SEÑORA DEL AMOR DE DIOS Y CONVENTO DEL VENERABLE PADRE ANTÓN MARTÍN Más conocido como hospital de Antón Martín o de San Juan de Dios, fue fundado en 1552 por Antón Martín quien compró, por 500 ducados, los terrenos situados entre las calles de Atocha, del Tinte (actual pasaje Doré), Santa Isabel y Torrecilla del Leal, al matrimonio formado por Hernando Somonte y Catalina Zapata6,7. Al principio atendían a cualquier tipo de enfermo, pero posteriormente se acordó que sólo fueran asistidos los contagiosos, fundamentalmente los que padecían enfermedades cutáneas. Fallecido Antón Martín, se encargaron de su cuidado los hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Esta Orden fue fundada por dicho santo, de origen portugués, con el fin de crear un sistema de enfermería profesional y vocacional al mismo tiempo8. El hospital disponía de 243 camas repartidas en 10 salas, seis para varones y cuatro para mujeres. En la tabla I se detallan sus nombres, número de sus camas y enfermedades a las que se dedicaban6. Además de tratamiento médico, los pacientes recibían una buena alimentación. Existían tres tipos: ración (pan, carne, garbanzos, manteca y ajos), media ración (carne, arroz o fideos) y dieta (caldo y bizcochos). Este centro se construyó en la época en la que se pusieron de moda los tratamientos mercuriales. Persuadidos de la eliminación por la saliva del «virus de la sífilis», los médicos de la época empleaban las fumigaciones con mercurio buscando, más que temiendo, la estomatitis que, en ocasiones, llevaba a los enfermos a un gran deterioro corporal. Como innovación, los hermanos de San Juan de Dios usaron más las fricciones, menos tóxicas. Fueron los precursores de la utilización del mercurio en píldoras, soluciones e inhalaciones («franela mercurial»). También fueron los pioneros en el uso del aislamiento y de los baños para el tratamiento de las parasitosis6. Este hospital ha sido la gran escuela de la dermatología y sifiliografía de nuestro país. En 1897 se produce el traslado definitivo a un centro de nueva construcción TABLA I. Salas del Hospital de Antón Martín SALA

Misericordia Belén San Rafael San José San Lorenzo San Matías Del Rosario San Juan de Dios Santa Isabel Convalecencia

SEXO

N.º CAMAS

ENFERMEDAD

Varones Varones Varones Varones Varones Varones Mujeres Mujeres Mujeres Mujeres

26 36 21 20 24 26 26 36 10 18

Venérea Venérea Cutánea Sarna Tiña Tiña Venérea Cutánea Tiña Convalecencia

Piel 2003;18(1):7-10

7

Díaz Díaz RM, et al. La dermatología en los hospitales madrileños de los siglos

XVI y XVII

Figura 1. Iglesia del Salvador y San Nicolás en la plaza de Antón Martín.

Figura 3. Claviceps purpurea.

que, con la misma denominación, quedó ubicado en la actual calle de Dr. Esquerdo. Sobre el solar de este edificio se construyó en la década de los sesenta el actual hospital Gregorio Marañón9-11. La iglesia original permanece muy modificada, tras varios incendios, en la actual parroquia de El Salvador y San Nicolás (fig. 1). Sobre el cementerio del hospital se construyó el actual cine Do-Ré (fig. 2).

ma denominación. Álvarez Sierra6 lo sitúa próximo al hospital de San Juan de Dios, en la calle Atocha esquina con la de San Eugenio. En todos los casos se cita su construcción por el venerable Bernardino de Obregón con el fin de asistir a pacientes dados de alta en otros centros con un lamentable estado general secundario al uso, más bien abuso, del tratamiento con el ungüento mercurial o «napolitano». Al parecer desapareció con la construcción del Hospital General.

8

HOSPITAL DE CONVALECIENTES DE UNCIONES Sobre la ubicación de este centro existen dos versiones, o es que se construyeron dos hospitales con la mis-

HOSPITAL DE MUJERES PERDIDAS Estaba situado en el callejón del Hospital, próximo a la actual plaza del Emperador Carlos V. Fundado durante el reinado de Enrique IV el Impotente, fue el primer centro especializado en el tratamiento de mujeres con enfermedades venéreas. Además, servía de maternidad y de casa de acogida para meretrices6,7. Desapareció en 1587 al incorporarse al Hospital General. Durante el siglo XVII no se aprecian grandes cambios en la sanidad madrileña con respecto al siglo anterior1. Surgieron otros tres hospitales para enfermos con lesiones cutáneas.

Figura 2. Cine Do-Ré.

Piel 2003;18(1):7-10

HOSPITAL DEL FUEGO USAGROSO O DE SAN ANTONIO ABAD Según Álvarez Sierra6, este hospital se levantó en la actual calle de Hortaleza durante el año 1600 sobre los restos de otro centro que había servido para la asistencia de los afectados por una epidemia de peste. Estaba regido por la Orden Hospitalaria Antoniana creada en 1070 por Jocelyn, hidalgo francés que sanó de una enfermedad conocida como «fuego infernal» gracias a la intercesión de San Antonio Abad12. Dicha dolencia afectó 18

Díaz Díaz RM, et al. La dermatología en los hospitales madrileños de los siglos

19

XVI y XVII

9

Figura 4. Iglesia de San Antonio Abad.

Figura 5. Santo Domingo de Guzmán.

a partir del siglo XI en forma de terribles epidemias a toda Europa occidental5. La enfermedad comenzaba con fiebre alta y una sensación de «hormigueo cutáneo», como «de piel ardiente» (fuego sacro) seguido de la aparición de úlceras isquémicas muy dolorosas. Desde el siglo XII la enfermedad se relacionó con San Antonio Abad por su supuesto poder sobre el fuego. Al abad de Tesier se debe el descubrimiento de la etiología del mal, llamado actualmente ergotismo (también denominado como ignis sacer, fuego de San Antonio o fuego de San Marcial)6. La causa radicaba en la contaminación del centeno por los esclerotes de un hongo, el Claviceps purpurea o cornezuelo del centeno (fig. 3). Para algunos autores14, la inexistencia de este tipo de epidemias en épocas anteriores a la Edad Media se debió a la repugnancia que los griegos y romanos tenían, por razones de olor y sabor desagradables, al consumo de centeno. Algunos fármacos antirretrovirales15,16 reproducen el mismo efecto. Los antonianos administraban como tratamiento de la enfermedad pan elaborado con harina de trigo, baños y cuidados tópicos y una bebida, de composición conocida exclusivamente por ellos, llamada Saint Vinagre. Aparte de pacientes con «fuego usagroso», se atendía a enfermos con «lamparones» (linfadenopatías) y «zaratanes» (tumores mamarios)6.

Algunas de sus salas, como las de Santa Águeda, San Lorenzo o Santa Brígida, dieron nombre a las respectivas calles que rodeaban al edificio. La Orden se extinguió en la primera mitad del siglo XVIII, y se trasladó a los enfermos al hospital de Antón Martín. El edificio pasó a la Orden Calasancia, que construyó en su solar un colegio, las Escuelas Pías7. Actualmente puede verse la iglesia de este centro bajo la advocación de San Antonio Abad (fig. 4) que conserva un fresco de Goya, La última comunión de San José de Calasanz. HOSPITAL DE LA VENERABLE ORDEN TERCERA DE SANTO DOMINGO Estaba situado en la calle Ancha de Convalecientes, posterior calle de San Bernardo, esquina con la actual calle de la Flor Baja. Fue fundado por García de Silva y Fray Luis de Aliaga, confesor de Felipe II6. Servía de hospital para los hermanos de la Orden creada por Santo Domingo de Guzmán (fig. 5). De sus 6 salas, dos estaban dedicadas a pacientes con enfermedades cutáneas. Se declaró en ruina tras la muerte de los fundadores, y fue demolido durante los primeros años del siglo XVIII7. Piel 2003;18(1):7-10

Díaz Díaz RM, et al. La dermatología en los hospitales madrileños de los siglos

XVI y XVII

HOSPITAL DE SANTA MARÍA MAGDALENA En la calle Pizarro, entre las calles del Pez y de la Luna6, acogía a mujeres con enfermedades venéreas. Posteriormente fue trasladado, más en forma de residencia que como hospital, al convento de Las Recogidas en la calle Hortaleza7, sede actual de la Unión General de los Trabajadores17.

BIBLIOGRAFÍA 1. Aznar F. Madrid. Una historia en comunidad. Madrid: Consejería de Cultura y Deportes. Dirección General de Patrimonio Cultural, 1987; p. 152-4. 2. Sierra X. Historia de la dermatología. Barcelona: Creación y Realización Editorial S.L., 1994; p. 99-110. 3. Rincón-Ferraz A AB. Early work on syphilis: Diaz de Ysla’s treatise on the serpentine disease of Hispaniola Island. Int J Dermatol 1999;38:222-7. 4. Riera J. Historia, medicina y sociedad. Madrid: Pirámide S.A., 1985; p. 377-93. 5. Laín Entralgo P. Dignidad y misión del médico de familia. Madrid: Doyma S.A., 1997; p. 14-7.

6. Álvarez Sierra J. Los hospitales de Madrid de ayer y de hoy. Madrid: Artes gráficas municipales, 1952; p. 13-74. 7. Répide P. Las Calles de Madrid. 5.ª ed. Madrid: Afrodisio Aguado S.A., 1985; p. 42-4. 8. Soubiran A, de Kearney J. El diario de la Medicina. Barcelona: Eurograph S.A., 1990; p. 136. 9. Álvarez Sainz de Aja E. El hospital de San Juan de Dios en Madrid (18981953). Actas Dermosifiliogr 1953;44:681-7. 10. García Pérez A. Breve historia de la dermatología en España. Actas Dermosifiliogr 2000;91:47-52. 11. Gea Ortigas MI. El Madrid desaparecido. Madrid: Ediciones Librería, 1992; p. 109-10. 12. Yebra Sotillo I. La Orden de San Antonio Abad. Una fundación medieval para la asistencia a enfermos dermatológicos. Dermatol Dermocosm 2000;3:109-14. 13. Soubiran A, de Kearney J. El diario de la Medicina. Barcelona: Eurograph S.A., 1990; p. 111. 14. Bargman GJ, Gardner LI. Ignis sacer. Lancet 1969;7585:107-8. 15. Liaudet L, Buclin T, Jaccard Ch, Eckert Ph. Severe ergotism associated with interaction between ritonavir and ergotamine. BMJ 1999;318:771. 16. Rosenthal E, Sala F, Chichmanian RM, Batt M, Cassuto JP. Ergotism related to concurrent administration of ergotamine tartrate and indinavir. JAMA 1999;281:987. 17. Corral J. Curiosidades de Madrid. Madrid: El País S.A. y Aguilar de Ediciones, 1990; p. 82-3.

10

Piel 2003;18(1):7-10

20