Mixoma auricular como hallazgo ¿casual?

Mixoma auricular como hallazgo ¿casual?

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13 Correo 424-429 30/8/04 09:54 Página 426

Correo de los lectores

diagnóstica, clínica o evolutiva, derivar al paciente a la atención especializada. El tratamiento2,5 se basa en la inmovilización inicial (en ocasiones es fundamental la aplicación de férula de yeso), el reposo relativo entre 4 y 8 semanas, la aplicación de frío local, el uso de antiinflamatorios y el retorno gradual a la actividad física causante de la fractura (debemos informar al paciente que este proceso siempre será doloroso). En la clínica y la terapéutica, debemos preocuparnos ante fracturas de estrés que afecten al tercio medio de la tibia y en el quinto metatarsiano (fractura de Jones), debido a que el déficit de vascularización de ambas zonas dificulta el proceso de consolidación. En cuanto a la prevención, es importante recomendar el incremento gradual de la actividad física y utilizar calzado adecuado.

D. Riba Torrecillasa, G. Sarroca Palléa y J. Soler-Gonzálezb aABS

La Pobla de Segur. Lleida. bABS Balàfia-Secà-Pardinyes. Lleida. España.

Figura 1. Ecocardiograma con imagen del mixoma auricular izquierdo.

Bibliografía 1. Peris P. Stress fractures in rheumatological practice: clinical significance and localizations. Rheumatol Int 2003;22:77-9. 2. Sanderlin BW, Raspa FR. Common stress fractures. Am Fam Physician 2003;68:1527-32. 3. Iwamoto J, Takeda T. Stress fractures in athletes: review of 196 cases. J Orthop Sci 2003;8:273-8. 4. Beck TJ, Ruff CB, Shaffer RA, Betsinger K, Trone DW, Brodine SK. Stress fracture in military recruits: gender differences in muscle and bone susceptibility factors. Bone 2000;27:437-44. 5. Perron AD, Brady WJ, Keats TTA. Management of common stress fractures. Postgrad Med 2002;111:95-106.

Mixoma auricular como hallazgo ¿casual? Sr. Director: Presentamos el caso de una paciente de 36 años de edad, fumadora de 20 cigarrillos diarios, sin otros antecedentes de interés. Refería disnea de moderados esfuerzos de varios años de evolución que había aumentado ligeramente de intensidad en los últimos meses. En la auscultación se escuchaba ligero retumbo presistólico, y el resto de exploración física fue normal. El electrocardiograma (ECG) mostraba ritmo sinusal, eje eléctrico a +60°, T negativa en V3 y aplanada en aVF, con extrasistolia auricular frecuente. Se solicitó la realización de un ecocardiograma en el que se objetivó la presencia de una masa de 58 × 36 mm (fig. 1.) en la aurícula izquierda con base de implantación en el septo interauricular, que protruía en el ventrículo izquierdo, provocando estenosis mitral grave y dilatación ligera de aurícula izquierda (47 mm). Con la sospecha de mixoma de aurícula izquierda se procedió a la intervención quirúrgica, con la que se confirmó el diagnóstico en el estudio anatomopatológico. La evolución ulterior de la paciente fue completamente satisfactoria. Los tumores primitivos cardíacos son raros, y se han descrito frecuencias del 0,0017-0,28% en distintas series necrópsicas. El más común en la edad adulta es el mixoma cardíaco1-3, que predomina en mujeres entre la tercera y la sexta décadas de la vida, aunque se han observado a edades inferiores en pacientes con formas familiares de dicho tumor, casos recidivantes4 o ligado a su localización en ventrículo izquierdo5. 426

FMC 2004;11(7):424-9

La presentación clínica de los mixomas cardíacos es muy variada, y está determinada por la localización del tumor y su tamaño2. Las revisiones más recientes muestran que un 10% de los pacientes permanecen asintomáticos, en un 30% los síntomas son inespecíficos y en un 60% aparece semiología obstructiva, embólica y/o constitucional (tríada clásica)5. En el caso de los mixomas auriculares (localización más frecuente, sobre todo en la aurícula izquierda) se asocian con frecuencia manifestaciones sistémicas en forma de febrícula, palpitaciones, astenia, adelgazamiento, anemia, leucocitosis e incremento de la velocidad de sedimentación globular (VSG), que no suelen estar presentes cuando la localización es ventricular5. Los síntomas obstructivos suelen variar desde la disnea o la ortopnea, por insuficiencia cardíaca, hasta síncopes o incluso la muerte súbita por obstrucción completa, y se ausculta soplo diastólico o sistólico, según la localización auricular o ventricular del mixoma. Los cuadros embolígenos sistémicos (cerebral, coronario, renal...), en el caso de mixoma de cavidades izquierdas, o pulmonares, en mixomas de cavidades derechas, ocasionados por fragmentos del tumor o trombos formados en su superficie, son otra forma de presentación frecuente. En general, aunque los síntomas generales, seguidos de la disnea de esfuerzo y los fenómenos embólicos son las formas de manifestación más frecuentes, en raras ocasiones se puede presentar formando parte de un síndrome mixomatoso hereditario (síndrome de Carney) que asocia manchas cutáneas, hiperactividad endocrina y mixomas cardíacos o de otra localización (mama, cutáneos)6. En cuanto a los hallazgos electrocardiográficos, presentes en el 42%, suelen consistir en crecimiento o sobrecarga auricular y diversas formas de bloqueo, con presencia de fibrilación auricular en algunos casos, todo ello asociado a su localización en aurícula izquierda y planteando una sospecha inicial de estenosis mitral, circunstancias que deberían sugerir la posibilidad diagnóstica al médico de atención primaria, a pesar de su baja prevalencia, y que en todo caso obligan a la realización de un estudio ecocardiográfico, diagnóstico per se en más del 90% de los casos. Para concluir, consideramos relevante incluir esta enfermedad en el diagnóstico diferencial de los procesos con semiología cardíaca (como en el caso clínico expuesto), pues su detección y tratamiento tempranos pueden evitar sus complicaciones más graves.

E. Robles Agüero y L. Prieto Albino Médicos de Familia. Centro de Salud San Jorge. Cáceres. España. 70

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Bibliografía 1. García F, Gamallo C, Gil M. Registro Nacional de Tumores Cardíacos (memoria 1996-1997). Rev Esp Cardiol 1999;52:13-20. 2. Morillas PJ, Almenar L, Rueda J, Miró V. Tumores cardíacos primarios. Estudio de 21 casos [cartas al director]. Med Clin (Barc) 1998;110:356. 3. Abad C. Tumores cardíacos (I). Generalidades. Tumores primitivos benignos. Rev Esp Cardiol 1998;51:10-20. 4. Gabe E, Rodríguez C, Vigiliano C, San Martino J, Wisner JN, González P, et al. Mixomas cardíacos: correlación anatomoclínica. Rev Esp Cardiol 2002;55:505-13. 5. Ramírez A, Anguita M, Castillo JC, Siles JR, Franco M, Casares J, et al. Mixoma ventricular izquierdo aislado descubierto casualmente por ecocardiografía. Rev Esp Cardiol 1998;51:763-5. 6. Morillas P, Frutos A, Bertomeu V, Valero R, Rodríguez JA, Climent V, et al. Un caso de Síndrome de Carney. Rev Esp Cardiol 2001;54:803-6.

Síndrome de Reiter Sr. Director: Varón de 32 años que acude a la consulta por presentar ojo rojo bilateral poco sintomático (fig. 1). Refiere haber presentado hace 15 días un episodio de disuria y secreción uretral escasa. Se realizó cultivo y se prescribió tratamiento sintomático. En la anamnesis comenta episodios aislados de dolor a la deambulación en planta del pie y artralgias en rodillas, el resto sin interés. La exploración es normal, exceptuando una lesión en glande de base eritematosa no dolorosa de bordes definidos, asintomática, que le apareció poco tiempo después del episodio de uretritis (fig. 2). Acude a consulta 15 días más tarde con intenso dolor en rodilla derecha. En la exploración se evidencia importante derrame articular, aunque sin signos inflamatorios (fig. 3). Se realiza artrocentesis de drenaje y diagnóstica. Con el diagnóstico de artritis reactiva compatible con síndrome de Reiter se completa el estudio con los siguientes resultados nor-

Figura 1. Conjuntivitis bilateral no purulenta.

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Figura 2. Balanitis circinada.

males o negativos: velocidad de sedimentación globular (VSG), factor reumatoide, HLA-B27. Serologías negativas, cultivo exudado uretral negativo. Análisis liquido sinovial negativo. Radiografías rodillas, manos y pies normales. El paciente se encuentra asintomático a 2 meses desde el inicio de los síntomas, habiendo recibido sólo tratamiento con indometacina.

Figura 3. Artritis de rodilla derecha.

FMC 2004;11(7):424-9

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