CARTAS AL DIRECTOR El sentido común indica que en el SNS espa˜ nol, basado en la atención primaria, con pocos médicos o mal distribuidos, con una población envejecida y afectada por un alto grado de comorbilidad y con una alta carga de trabajo administrativo no resuelto, la posibilidad de prescripción por parte de los profesionales de Enfermería podría constituir un elemento facilitador, que agilizaría de manera costo-efectiva, haciendo realidad la tantas veces mencionada filosofía de trabajo transdisciplinar y de equipo. Contemplar esta posibilidad donde ganamos todos, puede que sea una forma en que el sentido común, que no siempre es el más común de los sentidos, comience a serlo.
Bibliografía 1. García Armesto S, Abadía Taira B, Durán A, Bernal Delgado E. Espa˜ na: Análisis del sistema sanitario. Sistemas sanitarios en transición. 2010;12:1---240.
Réplica a Carta al Director Reply to letter to the editor En primer lugar, agradecer las matizaciones aportadas a nuestro artículo, no hay duda de que la crítica constructiva es enriquecedora y en este caso nos servirá para tratar de despejar dudas y/o malos entendidos. Seguramente no nos hayamos expresado con suficiente claridad y ello haya dado lugar a equívocos. Así, donde dice que «organizaciones y profesionales sanitarios informemos adecuadamente del riesgo y relevancia de estas enfermedades», nos referimos a que seamos capaces de concienciar, hacer reflexionar, hacer conscientes a la población de ello. Sin embargo, no está todo en ser consciente de algo para modificarlo, pues como bien se˜ nalan, intervienen muchas variables en el mantenimiento y modificación de conductas. En este aspecto, es la Psicología de la salud la que, desde sus modelos predictivos, nos habla de variables como la intención, la actitud, creencias, norma subjetiva, motivación personal, percepción de control, conocimientos, destrezas, etc.1---3 . No pretendíamos con nuestro estudio ahondar en la idoneidad de estos modelos, sino más bien conocer la utilidad de nuestras intervenciones en consulta. Subrayábamos la relativa ineficacia del consejo sanitario a la luz de los resultados obtenidos, considerando la mera transmisión de información como método insuficiente a la hora de generar cambios de conducta idóneos para crear estilos de vida más saludables. Invitamos a hacer una reflexión sobre nuestro modo de proceder en consulta y/o fuera de ella: ¿Cómo cuidamos a nuestra población? ¿Cómo fomentamos cambios de conducta? ¿Qué herramientas conocemos y utilizamos para ello? ¿Son la entrevista motivacional, los talleres de educación
Véase contenido relacionado en DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.enfcli.2011.09.011
279 2. The World Health Report 2006. Working together for health. Geneva: World Health Organization; 2006. 3. Iglehart J. The uncertain future of medicare and graduate medical education. N England J Med. 2011:365, 14-13401345. 4. Devi S. US nurse practitioners push for more responsabilities. Lancet. 2011;377:625---6.
Diego A. Bernardini-Zambrini Área de Relaciones Externas, Alianzas y Movilización de Recursos, Organización Panamericana de la Salud/ Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), Washington DC, Estados Unidos de América Correo electrónico:
[email protected] http://dx.doi.org/10.1016/j.enfcli.2012.03.003
a grupos o la demostración, herramientas que utilizamos en nuestro quehacer diario? ¿De qué otras herramientas disponemos?4,5 . Con respecto a que «las mujeres asumen las actividades preventivas más tecnológicas en detrimento de aquellas que dependen exclusivamente de su voluntad a la hora de establecer hábitos saludables», decir que es cierto que no todas las conductas se hallan bajo el control de la voluntad y manifestar nuestra disconformidad con respecto a la acusación de «culpabilizar a la mujer» pues en ningún momento ha sido nuestra intención, más bien nos referíamos a nuestra labor de hacerles ver que los controles rituales o chequeos médicos (referidos a visitas expresas por esta causa, al margen de las recomendaciones del programa de actividades preventivas y de promoción de la salud) suponen un uso ineficiente de los recursos sanitarios. Finalmente, aclarar que realizamos el estudio en menores de 64 a˜ nos con el fin de acotar la muestra al periodo laboral, época en la que la frecuentación a las consultas suele ser menor y existen menos patologías relacionadas con los factores de riego cardiovascular de cara a dise˜ nar estrategias eficaces en materia de prevención primaria.
Bibliografía 1. Bacal DA. Psicología y Salud. Bilbao: Desclée de Brouwer; 1996. 2. Ajzen I. From intentions to actions: A theory of planned behavior. En: Khul J, Beckmann J, editores. Action-control: from cognition to behavior. Heidelberg: Springer; 1985. 3. Bandura A. Pensamiento y acción. Fundamentos sociales. Barcelona: Martínez Roca; 1987. 4. Sánchez Monfort J., Entrevista motivacional en Atención Primaria. [Actualizada en 2009]. [consultado 10 Oct 2011]. Disponible en: http://www.enfertabac.com/docu/doc05.pdf 5. Perea Quesada R. Promoción y Educación para la salud. Tendencias innovadoras. Madrid: Díaz de Santos; 2009.
280 Camen Amelia Ruiz Martil a , Belén Pizarro Losilla b , Margarita Pérez Castro a , Peggy Paola Ríos Germán c y Francisco López de Castro c,∗ a
CARTAS AL DIRECTOR ∗
Autor para correspondencia. Correo electrónico: fl
[email protected] (F. López de Castro).
http://dx.doi.org/10.1016/j.enfcli.2012.02.001
Centro de Salud «Buenavista» de Toledo, Toledo, Espa˜ na b Centro de Salud de Sonseca, Toledo, Espa˜ na c Unidad Docente de Atención Familiar y Comunitaria de Toledo, Toledo, Espa˜ na
Conocimiento del personal de Enfermería sobre las medidas para prevenir las infecciones nosocomiales Nurse knowledge on the prevention of nosocomial infections Sra. Directora: Las infecciones nosocomiales (IN) afectan a millones de pacientes en todo el mundo, contribuyen a su muerte o incapacidad y generan numerosos costes adicionales. A diferencia de otros efectos adversos asociados a la hospitalización, las IN pueden prevenirse de manera efectiva mediante la implementación de diversas medidas recogidas en guías o en los denominados care bundles. A nivel nacional e internacional, numerosos autores han estudiado el conocimiento que posee el personal sanitario sobre tales medidas1---5 , si bien, dichos trabajos se han realizado en servicios muy específicos2,3,5 , o se han centrado en medidas muy concretas (como higiene de manos1,4 o las desarrolladas para prevenir infecciones quirúrgicas5 ). Dado que evaluar simultáneamente una serie de conocimientos, en cuanto a precauciones estándar y medidas para evitar determinadas IN se refiere, no ha sido aún objeto de investigación en personal de Enfermería de un hospital, decidimos realizar este estudio para que, según nos consta, planificásemos una intervención con la que mejorar los mismos. Para ello se realizó un estudio transversal realizado en el Hospital Virgen Vega de Salamanca en noviembre de 2011. Dicho centro posee 172 camas de hospitalización, y en él trabajan 96 enfermeras ubicadas en 9 controles de Enfermería. Para recoger los datos se distribuyó un cuestionario, autocumplimentado y anónimo, formado por 11 preguntas con respuestas cerradas, con las que se evaluaban conocimientos sobre precauciones estándar y medidas de alta eficacia específicas para prevenir distintas IN. Previamente se hizo una prueba piloto, para verificar la adecuada comprensión del cuestionario a la hora de ser respondido. Se calcularon frecuencias absolutas y relativas para cada variable estudiada, y se evaluó la asociación entre responder correctamente a cada pregunta y las variables edad y servicio (médico, quirúrgico o cuidados intensivos); para ello se utilizó la prueba chi-cuadrado y se consideró un nivel de significación estadística de p<0,05. La tasa de respuesta fue del 61,5 y el 93,2% eran mujeres, con una edad media de 47,1 (11,4) a˜ nos. Se observó
un buen nivel de conocimientos con respecto a las medidas para prevenir bacteriemias asociadas a catéteres (C1-C3), infecciones de orina asociadas a sonda vesical (C9) y utilización de precauciones estándar (C4-C6) (tabla 1). Asimismo, considerar la ducha preoperatoria del paciente con jabón antiséptico como parte de las medidas para prevenir infecciones quirúrgicas fue contestado adecuadamente por el 84,5%. Por contra, las preguntas sobre higiene de manos realizada específicamente con soluciones alcohólicas (C7, C8), así como la relativa a las medidas para prevenir neumonías asociadas a ventilación mecánica (C10) obtuvieron los peores resultados, siendo respondidas correctamente por menos del 30,5% (tabla 1). El tener una edad menor de 50 a˜ nos se asoció significativamente con responder bien a las preguntas C1, C3 y C7 (p=0,029; p=0,040; p=0,046, respectivamente). Al igual que en otros estudios1,4,5 podemos haber incurrido en un sesgo al haber utilizado un cuestionario no validado para obtener la información. Además, el escaso número de preguntas consideradas, pese a que evaluaban las medidas más eficaces para prevenir IN, puede proporcionar una visión reducida del conocimiento real de las enfermeras. Pese a ello, el haber detectado conocimientos mejorables, común a lo descrito por otros autores en estudios más específicos y con tasas de respuesta similares a la nuestra2---4 , se˜ nala la necesidad de desarrollar, en nuestro centro, una intervención de tipo formativa para subsanar las deficiencias específicas de conocimientos detectados. La asociación entre la edad y un mejor número de respuestas adecuadas puede deberse a que el personal más joven tiende a adoptar, con mayor facilidad, las innovaciones para prevenir las IN4 , tal como es el caso de las medidas evaluadas en las preguntas C3 y C7. El futuro de la Enfermería pasa por proveer cuidados de salud de calidad; para ello, es necesario que las enfermeras posean un adecuado conocimiento2 . En este trabajo hemos evaluado conocimientos sobre cómo prevenir IN, y basándonos en los resultados obtenidos estamos planificando desarrollar una intervención formativa específica. Este es uno de los caminos que, consideramos, han de seguir otros hospitales para conseguir mejorar la calidad asistencial, donde la evaluación de conocimientos, además de permitir establecer el temario de programas docentes específicos para cada hospital según las necesidades de conocimientos detectadas en sus trabajadores, puede constituir una herramienta con la que analizar la efectividad de tales programas formativos.