Satisfacción y experiencia personal de 50 pacientes oncológicos portadores de reservorio vascular subcutáneo

Satisfacción y experiencia personal de 50 pacientes oncológicos portadores de reservorio vascular subcutáneo

Satisfacción y experiencia personal de 50 pacientes oncológicos portadores de reservorio vascular subcutáneo MARTA LIZARBE CHOCARRO Servicio de Radiol...

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Satisfacción y experiencia personal de 50 pacientes oncológicos portadores de reservorio vascular subcutáneo MARTA LIZARBE CHOCARRO Servicio de Radiología Vascular Intervencionista. Hospital de Navarra. Pamplona. España.

Resumen Objetivo. Conocer la experiencia personal de los pacientes que han sido portadores de reservorio venoso subcutáneo (RVS): su satisfacción, sus miedos e inquietudes, la influencia del dispositivo en su día a día y la atención sanitaria recibida. Método. Estudio descriptivo, longitudinal prospectivo, realizado en una muestra de 50 pacientes a los que se les retiró el RVS en el Angiógrafo del Hospital de Navarra entre el 1 de agosto de 2006 y el 1 de marzo de 2007. El instrumento de medida utilizado fue un cuestionario compuesto de 26 ítems (escala tipo Likert de 5 puntos). El análisis estadístico de los datos se llevó a cabo con el paquete informático SPSS 13.0. Resultados. De los 50 pacientes entrevistados, 18 eran varones y 32 mujeres, con una media de edad de 52,54 años. La patología más frecuente entre la población estudiada fue el cáncer de colon. La media del número de días que han llevado colocado el RVS es de 369,52 días y la complicación más frecuente ha sido el hematoma. Conclusiones. Paciente oncológico satisfecho con el dispositivo, que se lo volvería a colocar si se repitiera la misma situación. Poca preocupación por las posibles complicaciones o por la punción de éste y, por contra, percepción del dispositivo como cuerpo extraño. Apenas limitación en la movilidad del brazo. En algunos casos, deficitario cuidado de los dispositivos por parte de enfermería. Palabras clave: Satisfacción del paciente. Calidad de vida. Reservorio venoso. Lizarbe Chocarro M. Satisfacción y experiencia personal de 50 pacientes oncológicos portadores de reservorio vascular subcutáneo. Enferm Clin. 2008;18(4):197-200.

Qué se conoce: Hay varios estudios médicos de series de casos, que se centran en las diferentes técnicas de inserción o en las complicaciones del dispositivo. En el ámbito de enfermería se encuentran protocolos de actuación y valoración de los conocimientos enfermeros ante el manejo de éstos. Qué aporta: La experiencia real de 50 pacientes oncológicos que han convivido con el reservorio vascular subcutáneo, ayuda a entender mejor a qué deben enfrentarse estos enfermos y qué hay que mejorar para ofrecerles una más completa atención integral.

Abstract Satisfaction and personal experience of subcutaneous vascular access in 50 oncological patients Objective. To describe the personal experience of patients with central venous access (CVA) devices: satisfaction, fears and concerns, the influence of the devices on their daily lives, and the healthcare received. Method. We performed a descriptive, longitudinal, prospective study in a sample of 50 patients with CVA devices withdrawn in the Angiography Unit of the Hospital de Navarra between August 1, 2006 and March 1, 2007. A 26-item questionnaire (Likert-like 5-point scale) was used. The statistical analysis was performed using the SPSS 13.0 package. Results. Fifty patients were interviewed, 18 men and 32 women, with a mean age of 52.54 years. The most frequent disease was colon cancer. The mean catheter dwell time was 369.52 days and the most frequent complication was hematoma. Conclusions. The patients were satisfied with the device and would be willing to have another inserted, if necessary. Patients tended not to worry about complications and perceived the catheter as a foreign body. Arm movement was hardly restricted. Nursing care of the device was deficient in some patients. Key words: Patients satisfaction. Quality of care. Venous reservoir.

Correspondencia: M. Lizarbe Chocarro. Servicio de Radiología Vascular Intervencionista. Hospital de Navarra. Pamplona. España. Correo electrónico: [email protected] Aceptado para su publicación el 17-1-2008.

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Introducción Un gran número de pacientes con enfermedad oncológica necesitan tratamientos quimioterápicos prolongados, y el acceso a las venas periféricas para su administración aumenta tanto la dificultad de administración como las complicaciones, la carga de trabajo para enfermería y la incomodidad para los propios pacientes1-3. Para intentar solventar este problema se idearon distintos dispositivos (en los años sesenta los catéteres tunelizados externamente tipo Groshong o Broviak, y en los ochenta el tipo reservorio venoso subcutáneo [RVS]), que con la llegada de los rayos X y de las técnicas de imagen en los noventa se implantaron de forma más segura4-5. Aunque los estudios acerca de sus beneficios y desventajas son algo escuetos (sobre todo en España) y acotados a la población infantil6, sí que apuntan hacia un alto grado de aceptación por parte de los pacientes. Y como el RVS afecta a cada uno de los 4 pilares del esquema multifactorial de la calidad de vida del paciente oncológico7 y nuestro servicio cuenta con una gran experiencia en la implantación de éstos (desde 1991 se han implantado más de 1.200, mayoritariamente en antebrazo), se ha querido conocer cómo asimilan los pacientes la implantación del RVS, cómo aceptan el dispositivo y qué repercusión tiene en su vida ser portador temporal de este sistema.

Método Se trata de un estudio descriptivo, trasversal, realizado en una muestra de 50 pacientes a los que se les retiró el RVS en el Angiógrafo (adscrito al servicio de rayos X y que cuenta con 3 enfermeras) del Hospital de Navarra (hospital terciario de 505 camas) entre el 1 de agosto de 2006 y el 1 de marzo de 2007. De cada uno de ellos (elegidos consecutivamente, por orden de llegada al servicio) se recogieron 2 tipos de información: por un lado, distintas características de la muestra (procedentes algunas de ellas de la historia clínica mediante previo consentimiento del paciente) y, por otro, se les realizó una entrevista personal para contestar en un cuestionario realizado ad hoc. A su vez, se les preguntó por la información acerca del proceso de la enfermedad, si la demandaron com-

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pleta desde un principio (si “ellos querían saberlo todo”) o si, por el contrario, fue una adquisición paulatina en el tiempo (“se guiaban por lo que les decían sin preguntar demasiado”) y no más de lo necesario. El instrumento de medida fue un cuestionario personalizado compuesto de 26 ítems con escala tipo Likert de 5 puntos8, ya que los diferentes cuestionarios para valorar la calidad de vida y la satisfacción en el paciente oncológico encontrados se centraban en aspectos médicos y relacionados con el tratamiento oncológico9. Se comunicó al comité de ética del centro hospitalario la puesta en marcha del estudio, y se pidió permiso oral a los distintos pacientes para poder acceder a sus datos de la historia clínica informatizada. Se utilizó la estadística descriptiva para las variables cualitativas y diversas pruebas no paramétricas, además de correlación simple para las cuantitativas. Para el análisis estadístico de los datos se utilizó el paquete estadístico SPSS 13.0.

Resultados De todos pacientes a los que se les ofreció participar en el estudio, accedieron todos excepto uno. De los 50 pacientes entrevistados, 18 eran varones y 32 mujeres. La edad media fue de 52,54 años (desviación estándar = 14,694) y la franja de edad más frecuente fue la de 40-49 años con 14 pacientes (aglutinando los casos de neoplasia mamaria), seguida de la de 60-69 (neoplasias de colon). En la tabla 1 se observan el tipo de neoplasia, el número de días de colocación del dispositivo y sus complicaciones. El RVS se colocó en el 96% de los casos en la zona del antebrazo (el 64% en el brazo no dominante y el 32% en el dominante), canalizando preferentemente la vena cefálica. En un 4% de los casos se prefirió la zona torácica-subclavicular derecha (con canalización de la vena yugular interna) por petición propia de los pacientes. La retirada del dispositivo se debió a la finalización del tratamiento en un 92% de los casos, seguido de 1 caso de trombosis y 3 de rotura-pinchazo. Se preguntó a los pacientes acerca de la información de su enfermedad, y en 43 de los 50 casos decidieron tener una información completa (causa, tratamiento y pronóstico) desde el principio, frente a los 7 casos que optaron por no preguntar demasiado al personal sanitario acerca de su proceso, no recibir infor-

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Satisfacción Recomendación a otros pacientes Misma decisión Deseo de retirada Deseo de mantenimiento Sensación de seguridad Temor de complicaciones Preocupación diaria Temor punción Arrepentirse colocación Causa dolor Percepción de cuerpo extraño ¿Acelera la QT? Limitación AVD Limitación movilidad brazo Limitación capacidad de trabajo (n = 44) Limitación disfrute tiempo libre Actividades deportivas satisfacción (n = 39) Influencia H2O Alteración comportamiento social Información recibida Implantación dolorosa Satisfacción resultados estéticos Satisfacción extracción Lavado molesto (n = 43) Control extrahospitalario (n = 24) 1

2

3

4

5

Fig. 1. Resultados de la encuesta. Diagrama de barras de error, con un intervalo de confianza del 95%. ADV: actividades de la vida diaria.

mación, y prefirieron dejarse guiar por el médico y familiares más allegados. Los resultados de la encuesta se observan en la figura 1.

TABLA 1. Tipo de neoplasia, número de días de permanencia del dispositivo y complicaciones Colon n

Discusión Resulta paradójico, pero así es, que el presente trabajo nos muestre un paciente satisfecho con el dispositivo, que lo tolera y acepta, que recomendaría el dispositivo a otros pacientes y que tomaría la misma decisión si se volviera a dar el caso, pero que una vez finalizado el tratamiento no lo quiere mantener. Sin embargo, estos resultados se pueden ver sesgados por la población elegida. La primera consideración que se tendría que tener en cuenta a la hora de analizar los resultados es que se trata de pacientes a los que se les ha retirado el RVS, en su amplia mayoría, por haber terminado el tratamiento, con lo que su estado anímico es más bien positivo frente a la vida, pudiendo influir sobre la satisfacción general. Un resultado importante es que la variable satisfac ción no tiene relación con la presencia o ausencia de

Media

Mama n

Media

Otros n

Media

Media total

Ninguna (n = 23)

13

308

7

349

3

578

356

Hematoma (n = 9)

2

291

5

199

2

309

244

Trombosis (n = 4)

2

205





2

1219

712

Rotura o pinchazo (n = 3)

2

176





1

1020

457

Dolor (n = 3)

1

220

1

125

1

778

399

Taquicardias (n = 2)

0



1

234

1

590

412

Infección de la herida (n = 2)

1

329





1

235

282

Alteración sensibilidad (n = 2)

1

417





1

507

462



1

130





130

Seroma + taquicardias (n = 1) – Mala punción (n = 1)

1

310









23

288

15

262

12

660

369,52

310

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complicaciones. Es decir, por el hecho de haber tenido algún tipo de complicación los pacientes no estaban menos satisfechos, contrariamente a lo que en un principio se presuponía.

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Otro resultado importante es que, a pesar de que los dispositivos se han colocado en la amplia mayoría de los casos en el brazo, estos dispositivos no han limitado la movilidad del brazo ni las actividades en las que se utiliza el brazo. La alteración social más importante ha sido vestir ropa de manga larga, aun siendo verano. Estos pacientes, al introducirse en ambientes ajenos y por miedo a que les preguntaran “¿qué llevas ahí?” y por las connotaciones sociales que la palabra cáncer tiene, han optado por intentar ocultarlo. Probablemente de aquí a 15 años esta percepción cambie, pero a día de hoy la palabra cáncer sigue acarreando cierto rechazo social, y esto se transmite en el afán que el paciente oncológico tiene por ocultar este dispositivo que refleja la enfermedad. Los pacientes que han percibido el dispositivo como un cuerpo extraño, han tenido una menor sensación de seguridad, un mayor temor a las posibles complicaciones y una mayor preocupación diaria por el RVS. El soporte extrahospitalario (cada 21 días los dispositivos se deben heparinizar, y para ello se remite a los pacientes a los centros de salud) no ha sido el adecuado en demasiados casos. Los pacientes iban a su centro de salud correspondiente para que les limpiaran el dispositivo y el personal de enfermería no lo hacía en la mayoría de los casos por falta de conocimiento en el manejo. Así, los pacientes debían desplazarse (en algunos casos más de 80 km) hasta el

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Hospital de Navarra (hospital de día) donde se realizaba la técnica de la heparinización. Estos resultados acerca del manejo de los dispositivos por parte del personal de enfermería coinciden con estudios previos realizados en España10, y se evidencia el desconocimiento y el miedo que la manipulación de estos dispositivos p r oduce en el personal de los centros de salud.

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