Reestenosis muy tardía de un stent farmacoactivo recubierto de paclitaxel empleado como tratamiento de una previa reestenosis intra-stent de un stent convencional

Reestenosis muy tardía de un stent farmacoactivo recubierto de paclitaxel empleado como tratamiento de una previa reestenosis intra-stent de un stent convencional

Cartas al Editor El método de Bargiggia considera que la velocidad de la IM permite estimar la curva sistólica de presión intraventricular aplicando ...

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El método de Bargiggia considera que la velocidad de la IM permite estimar la curva sistólica de presión intraventricular aplicando la ecuación de Bernuilli modificada, haciendo equivalente la aceleración del flujo a la velocidad de generación de presión, dp/dt. Para obtener dp/dt, mide el tiempo que tarda la IM en acelerarse desde 1 hasta 3 m/s, correspondientes con gradientes de 4 y 36 mmHg. Estima dp/dt como su diferencia (32 mmHg) dividida por el tiempo obtenido3. Esto supone despreciar la presión auricular, al igualar presiones y gradientes, y medir un parámetro de fase isovolumétrica en pacientes en los que ésta estrictamente no existe. Podemos encontrar casos, como sucede en el segundo latido de la figura 1, en los que la insuficiencia comience antes de la sístole, añadiendo variabilidad. Aun con estas limitaciones, esta forma de estimar dp/dt está estrechamente correlacionada con el valor invasivo, y es altamente sensible a los cambios del estado inotrópico3,4. Aunque es imprescindible que haya IM, ésta es frecuente en pacientes con disfunción sistólica grave. Su uso para estudiar la alternancia puede ser de gran interés, ya que no parece estar tan afectada por la precarga como el flujo aórtico o el llenado, y al reflejar la función del conjunto del ventrículo, y no de un segmento aislado, permite evitar las dudas que pueda dejar la valoración mediante Doppler tisular, técnica útil para estudiar la alternancia5, pero afectada por trastornos de la contractilidad segmentaria y por movimientos ventilatorios. Alberto García-Lledóa,b, Miguel A. San Martína, Eva Díaz-Caraballoa y Javier Balaguera,b a

Sección de Cardiología. Hospital Universitario de Guadalajara. Guadalajara. España. b Departamento de Medicina. Universidad de Alcalá. Alcalá de Henares. Madrid. España.

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Reestenosis muy tardía de un stent farmacoactivo recubierto de paclitaxel empleado como tratamiento de una previa reestenosis intra-stent de un stent convencional Sra. Editora: A diferencia de lo observado con la braquiterapia1, el empleo de stents farmacoactivos (SFA) no se ha asociado a un retraso en la proliferación intimal que caracteriza la reestenosis. Se recomienda un tiempo de seguimiento de 12 meses para definir la necesidad de nueva revascularización en los SFA2, y se considera excepcional la aparición de reestenosis después de 1 año del implante. Presentamos el caso de un varón de 77 años, hipertenso, ex fumador, diabético e hipercolesterolémico, ingresado en abril de 2004 por un infarto inferior tratado con trombolisis con signos de reperfusión. A las 24 h del ingreso presentó angina postinfarto; se le realizó una coronariografía, que mostró enfermedad de un vaso (coronaria derecha distal) tratada con éxito con dos stents convencionales parcialmente superpuestos (Guidant MULTILINK ZETA 3,5 × 23 y 3,5 × 15; Abbott Laboratories). Tras 10 meses asintomático, reingresó en marzo de 2005 por angina inestable progresiva. Se repitió la coronariografía y se observó reestenosis en el stent (fig. 1A), que se trató exitosamente con implante dentro del stent de un SFA recubierto de paclitaxel (TAXUS 3,5 × 32; Boston Scientific, Natick, Massachussetts) (fig. 1B). Dos años después (junio de 2007) se repitió la coronariografía en un nuevo ingreso por dolor atípico recurrente, y se demostró ausencia de reestenosis en el SFA previamente implantado u otras lesiones coronarias significativas (fig. 1C). El paciente fue dado de alta en tratamiento médico con aspirina, atorvastatina, bloqueadores beta e inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina. Sin nuevos eventos, en noviembre de 2009 (más de 4 años después del implante del SFA) el paciente reingresó por angina inestable progresiva de 1 mes de evolución. Se repitió la coronariografía, y se observó reestenosis grave en el stent (fig. 1D) que no se hallaba presente en la coronariografía realizada 2 años antes. El estudio de ecografía intracoronaria realizado (fig. 2) mostró una correcta expansión y aposición del stent, con hiperplasia intimal difusa y un área luminal mínima de 2,34 mm2, lo que confirmaba la gravedad de la reestenosis. El caso presentado es la reestenosis de un SFA más tardía demostrada en la literatura. La reesteRev Esp Cardiol. 2010;63(9):1100-9

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Fig. 1. Serie de angiografías. A: 2005, reestenosis de un stent convencional. B: 2005, resultado tras implante en el stent de un stent TAXUS 3,5 × 32. C: 2007, ausencia de reestenosis en el stent. D: 2009, reestenosis subtotal del stent.

Fig. 2. Estudio de ecografía intracoronaria. A: imagen longitudinal con zona de área luminal mínima (recuadro). B: área luminal mínima (ALM).

nosis apareció clínicamente 4 años después del implante con demostración angiográfica de haberse desarrollado al menos 2 años después de ese implante. Aunque el IVUS tiene limitaciones para diferenciar la hiperplasia intimal del trombo en el stent (la técnica ideal hubiese sido la tomografía de coherencia óptica [OCT]), las características ecográficas de nuestro caso (reestenosis difusa —más acusada en un punto—, concéntrica, ecogenicidad homogénea) indican con fuerza neocrecimiento intimal. La descripción de reestenosis tardías de SFA es excepcional en la literatura3. La serie más larga publicada observó una tasa de reestenosis después de 1 año del 2,6%. En otro trabajo con un SFA recubierto de paclitaxel no comercializado actualmente4, la reestenosis binaria a 2 años fue similar a la del stent convencional. En ambos estudios, la definición de reestenosis tardía se realizó mediante una 1102

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coronariografía sin reestenosis 6 meses después del implante, sin poderse conocer si la reestenosis ocurrió próxima al año. Se asume actualmente que la reestenosis del stent se debe principalmente a la proliferación de células lisas. Por distintos mecanismos, los SFA impiden esta proliferación. Como en la braquiterapia1, se ha propuesto que, en ocasiones, el SFA puede inhibir la mayor parte de las células musculares lisas, pero puede dejar una pequeña proporción capaz de multiplicarse, lo que da lugar a un crecimiento neointimal retardado. Otros mecanismos propuestos también han sido fenómenos inflamatorios o progresión de la enfermedad en el interior del stent5. Aunque no existen dudas sobre la eficacia de los SFA en la prevención de la reestenosis, casos como éste indican que en algunos pacientes el SFA puede retrasar pero no evitar la proliferación intimal que

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origina la reestenosis. Sería importante prolongar el seguimiento más allá de 1 año en los estudios de seguridad y eficacia de los SFA. Ramón López-Palop, Pilar Carrillo, Araceli Frutos y Alberto Cordero Servicio de Cardiología. Hospital Universitario San Juan de Alicante. San Juan de Alicante. Alicante. España.

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Muerte súbita cardiaca en un caso de agenesia pericárdica completa no diagnosticada Sra. Editora: La ausencia congénita de pericardio (ACP) aislada incluye toda una gama de defectos pericárdicos congénitos que van desde un pequeño orificio en el pericardio hasta la ausencia completa de éste1. La agenesia completa de todo el pericardio o la falta del lado izquierdo o el derecho completos tienen un pronóstico excelente. En cambio, las ausencias parciales son más peligrosas, puesto que puede producirse un atrapamiento de partes del corazón a través del defecto creado y ello puede comportar una estrangulación miocárdica mortal, isquemia miocárdica o muerte súbita. La mayoría de los pacientes están asintomáticos, aunque en algunos casos hay un dolor torácico inespecífico2. La ausencia completa del pericardio izquierdo da lugar generalmente a una radiografía de tórax característica, que incluye un desplazamiento de la silueta cardiaca hacia la izquierda. Raramente se describen anomalías del ST-T en el electrocardiograma (ECG)1. Un varón caucásico, de 28 años, fue hallado muerto en la cama. Antes de acostarse había indi-

cado a sus padres que tenía un dolor torácico vago y no localizado. Un ECG realizado 2 años antes de la muerte súbita había mostrado lo siguiente: ritmo sinusal normal, hipertrofia del ventrículo izquierdo (VI), onda T negativa en las derivaciones V5 y V6, onda T positiva/negativa en la derivación V4, derivación I no disponible, QT real de 0,4 y QT corregido de 0,3. Seis meses después, el ECG mostró las siguientes características: ritmo sinusal normal, artefacto en la derivación V6, onda T negativa en la derivación I, VL, V5, onda T positiva/negativa en la derivación, QT real de 0,4 y QT corregido de 0,37 (fig. 1). Al cabo de otros 6 meses, un nuevo ECG evidenció lo siguiente: ritmo sinusal normal, hipertrofia del VI, aplanamiento de la onda T en las derivaciones I, V5 y V6, QT real de 0,36 y QT corregido de 0,34. Se realizó una ecocardiografía bidimensional que mostró unas dimensiones de las cuatro cámaras y un tabique normales. Seis meses antes de la muerte súbita, un ECG puso de manifiesto las siguientes características: ritmo sinusal normal, ondas T positivas en todas las derivaciones, voltaje elevado del QRS en la derivación precordial, QT real de 0,32 y QT corregido de 0,21 (fig. 1). En la autopsia se observó una arteria cerebral posterior (ACP), con una «lengüeta» de pericardio sobre los grandes vasos. El corazón estaba desplazado por completo hacia el hemitórax izquierdo, y se observó también una interposición de pulmón entre el hemidiafragma izquierdo y el borde inferior del corazón (fig. 2A-C). El corazón mostraba una ligera dilatación, con un peso de 460 g; el grosor de la pared del VI era normal, sin que se apreciara asimetría alguna del tabique. Las arterias coronarias no presentaban estenosis ni oclusiones trombóticas. El aparato valvular era normal. Al microscopio se detectó una fibrosis en áreas dispersas y focos de necrosis en banda de contracción en las capas subendocárdicas (fig. 2D-E). En algunos campos, las fibras musculares estaban distendidas y se observaba una marginación intersticial de leucocitos polimorfonucleares (fig. 2F). La orejuela pericárdica parietal mostraba un aumento de grosor y neovascularización. Los análisis toxicológicos fueron negativos. En los pacientes con agenesia pericárdica, el ECG a menudo muestra un bloqueo incompleto de la rama izquierda del haz de His, con mala progresión de la onda R, como resultado del desplazamiento del corazón hacia la izquierda. En este caso, el paciente estaba en ritmo sinusal, y no se registró una desviación del eje a la derecha, un patrón de bloqueo de rama derecha del haz de His ni un desplazamiento a la izquierda de la zona de transición en las derivaciones precordiales2. Las anomalías de la onda T en los ECG estándar se consideraron inespecíficas y no se pensó que justificaran la realización de otras pruebas diagnósticas adicionales. Los Rev Esp Cardiol. 2010;63(9):1100-9

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