Anti-IgE (omalizumab): una esperanza en el tratamiento de las enfermedades alérgicas

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COMENTARIOS CLÍNICOS

Anti-IgE (omalizumab): una esperanza en el tratamiento de las enfermedades alérgicas R. Félix Toledo y J. M. Negro Álvareza Sección de Alergología. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. Murcia. a Profesor Asociado de Alergología. Universidad de Murcia.

El omalizumab es un anticuerpo monoclonal recombinante humanizado que se une específicamente al dominio C3ε de la IgE, el sitio de unión al receptor de alta afinidad de la IgE. Los pacientes con asma alérgico moderado o severo y rinitis alérgica estacional tratados con omalizumab por vía intravenosa o subcutánea presentan un claro beneficio clínico, con pocos y leves efectos adversos, lo que lo convierte en un fármaco prometedor para el tratamiento de las enfermedades alérgicas. Introducción La unión de la IgE a receptores específicos de determinadas células y la activación de éstas tras el contacto con el alergeno produce la liberación de los mediadores responsables de la clínica alérgica. Existen dos tipos de receptores para la IgE: de alta afinidad (FcεRI), presente en mastocitos, basófilos, monocitos, eosinófilos y células de Langerhans, y de baja afinidad (FcεRII/CD23), implicado en funciones de presentación del antígeno y en la regulación de la síntesis de IgE 1. Cuando se une la IgE al FcεRI se forma una interacción entre el dominio C3ε de la IgE y la cadena alfa del receptor de alta afinidad. Anticuerpos monoclonales anti-IgE Los primeros anticuerpos (Ac) monoclonales (AcMo) que aparecieron fueron de origen murino y su principal problema era que podían inducir la formación de Ac y producir reacciones anafilácticas. Posteriormente se han obtenido anticuerpos quiméricos y humanizados, no anafilactógenos. El anticuerpo con el que se han hecho la mayoría de ensayos clínicos ha sido el anticuerpo monoclonal humanizado E-25 (rhuMabE25), obtenido a partir del murino Mael 1 2. Las propiedades que se buscaban en dicho Ac eran: 1) debe unirse selectivamente al dominio C3ε de la IgE libre, bloqueando la unión al receptor de alta afinidad; 2) no debe unirse a la IgE fijada a mastocitos y basófilos, y 3) no inducir la liberación de mediadores. El anticuerpo rhuMab-E25, conocido como omalizumab (nombre comercial: Xolair®), cumple las propiedades descritas. Se une de forma selectiva al dominio

Correspondencia: R. Félix Toledo. Sección de Alergología. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. 30011 Murcia. Correo electrónico: [email protected] Aceptado para su publicación el 9 de octubre de 2002 su publicación el 7 de marzo de 2002.

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C3ε de la IgE 3, disminuye el número de receptores de alta afinidad en basófilos y produce una disminución de los niveles de IgE dosis-dependiente (incluso con la primera dosis). Con respecto a la farmacocinética, presenta tanto por vía subcutánea como intravenosa un modelo de distribución bicompartimental y un volumen de distribución similar al plasmático, con una vida media de una a cuatro semanas. El omalizumab ha sido estudiado en ensayos clínicos randomizados, doble ciego, controlados con placebo, en pacientes que sufren rinitis y/o asma alérgicos con el objetivo de valorar la seguridad y eficacia del fármaco. Estudios en asma alérgico En 1998, Fahy et al 4 presentan un estudio donde se evalúa el efecto del omalizumab en la respuesta inmediata y retardada frente al alergeno. Tratan a 9 pacientes con una dosis (0,5 mg/kg peso) semanal intravenosa de AcMo durante 9 semanas y otros 9 pacientes con placebo. Todos tenían asma extrínseco leve (con pruebas cutáneas positivas frente a neumoalergenos), con FEV1 > 70% y niveles de IgE < 500 UI/ml. En el estudio aprecian una disminución de la IgE sérica, sin encontrar cambios en síntomas, necesidades de fármacos β2 ni en la función pulmonar, pero la provocación con alergeno muestra una reducción del 40% de la broncoconstricción en la respuesta inmediata y del 63% en la tardía. El año siguiente, en otro estudio del mismo grupo 5 con 33 pacientes, se administran dosis diarias de AcMo en forma de aerosol en dosis de 1 mg (n = 12) y 10 mg (n = 10) (placebo n = 11) durante 8 semanas. No se encuentra disminución de IgE sérica y sí niveles de AcMo en sangre, con anticuerpos IgA e IgG frente al AcMo en uno de los pacientes, concluyendo que la vía inhalatoria no es efectiva y es más inmunógena que la vía parenteral. Ese mismo año Milgrom et al 6 estudian 317 pacientes con asma extrínseco moderado-severo y se administra placebo (n = 105), altas dosis de AcMo por vía intravenosa (5,8 mg/kg por g de IgE/ml) (n = 106) o bajas dosis por vía intravenosa (2,5 mg/kg por g de IgE/ml) (n = 106) en los días 0 (1/2 dosis), 4 (1/2 dosis), 7 (dosis plena) y cada 2 semanas durante las siguientes veinte. Ambos grupos tratados presentan una disminución de más de un 95% de la cifra de IgE sérica a la hora de la primera dosis, una disminución de la sintomatología diurna y nocturna (p < 0,001), una reducción significativa de la puntuación en la prueba de calidad de vida Asthma-Specific Quality-of-

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life Questionaire de Juniper (p < 0,001 y p = 0,007) y una reducción del número de exacerbaciones de asma (p = 0,03 y p = 0,01). En el grupo de alta dosis disminuyen tanto las necesidades de β2 (p = 0,02) como de corticoides orales (p = 0,04) y aumenta el pico de flujo espiratorio a las 12 semanas (p < 0,001). El FEV1 no mostró cambios significativos. Diecisiete de los 317 pacientes presentaron como efecto adverso una urticaria leve o moderada que precisó tratamiento con antihistamínicos. En ningún paciente aparecieron anticuerpos frente al AcMo. El mismo grupo 7 trata con omalizumab subcutáneo a 225 niños entre 6 y 12 años con asma extrínseco moderado-severo a dosis de 0,016 mg/kg por g de IgE/ml cada 4 semanas durante 28 semanas, encontrando disminución de las necesidades de corticoides inhalados (p = 0,002), β-agonistas (p = 0,004), número de exacerbaciones del asma (p < 0,001) y de los niveles de IgE sérica libre (> 95% al final del tratamiento). No hubo casos de anafilaxia, pero sí de urticaria leve (1,3% de los pacientes), que cedió espontáneamente o con antihistamínicos, y un paciente precisó esteroides. Soler et al 8 estudian 546 asmáticos de entre 12 y 76 años y los separan en dos grupos, que reciben durante 7 meses placebo (n = 272) u omalibumab subcutáneo (n = 274) cada 2 semanas (dosis de 450 a 750 mg de AcMo) o cada 4 semanas (dosis de 150 a 300 mg de AcMo). Encuentran disminución del número de exacerbaciones en el grupo tratado (p < 0,001) y de las necesidades de corticoides inhalados (p < 0,001). Las reacciones adversas fueron similares a las del placebo. Busse et al 9 estudian a 525 pacientes con asma alérgico severo y aplican al grupo de tratamiento (n = 268) omalizumab subcutáneo durante 28 semanas con dosis cada 2 ó 4 semanas en función del peso y los niveles de IgE. Dan placebo a 257 pacientes. El grupo tratado reduce significativamente el número de exacerbaciones (p < 0,001), las necesidades de corticoides inhalados (p < 0,001), las necesidades de β2 (p < 0,01) y presentan mejoría de síntomas asmáticos diurnos y nocturnos (p < 0,01). Estudios en rinitis alérgica Casale et al 10 publican un estudio realizado en 240 pacientes con rinitis alérgica por polen de ambrosía, de los que 181 fueron tratados con una dosis por vía intravenosa del AcMo en el día 0, siendo divididos posteriormente en tres grupos, que recibieron AcMo por vía subcutánea (sc) (0,15 mg/kg, n = 60) o dosis por vía intravenosa (0,15 mg/kg, n = 61 o 0,5 mg/kg, n = 60) los días 7, 14, 28, 42, 56, 70 y 84. Se realizó un seguimiento de seguridad y tolerancia del fármaco durante 120 días. A los 14 y 28 días la concentración de AcMo alcanza una meseta, en función de la dosis, muy similares en las dos vías de administración. En general, fue bien tolerado y seguro por las dos vías, aunque uno de los pacientes presentó una crisis asmática a los 45 minutos de la administración por vía intraveonsa del AcMo. No encontraron dife-

rencias en los síntomas entre ambos grupos y se observó una disminución de la IgE sérica libre en el grupo tratado. Posteriormente, los mismos autores 11 estudian a 536 pacientes con rinitis alérgica por polen de ambrosía. Administran placebo (n = 136) u omalizumab sc en dosis de 50 mg (n = 137), 150 mg (n = 134) o 300 mg (n = 129) desde dos semanas antes de la estación polínica y durante la misma. El fármaco lo administran en función de los niveles de IgE sérica: cada 3 (IgE: 151-700 UI/ml) o cada 4 semanas (IgE: 30-150 UI/ml). Encuentran mejoría en el score de severidad de síntomas nasales y oculares diarios (p = 0,001 en el grupo de 300 mg y p = 0,01 en el de 150 mg), disminución de las necesidades de antihistamínicos de rescate (p < 0,001) y mejoría de la calidad de vida (p < 0,008), según el cuestionario RQLQ en los pacientes que recibieron 300 mg sc del AcMo. Las reacciones adversas que presentaron los pacientes tratados fueron similares a las del grupo placebo. Adelroth et al 12 estudian 251 pacientes alérgicos a polen de abedul, a los que se administra durante la estación polínica placebo (n = 86) o 300 mg sc de AcMo (n = 164) en las semanas 0 y 4 (si IgE < 150 UI/ml) o en las semanas 0, 3 y 6 (si IgE > 150 UI/ ml). En el 69% de tratados disminuyó la IgE sérica por debajo de 25 UI/ml, pacientes en los cuales hubo una disminución de severidad de síntomas nasales (p < 0,001), de necesidad de antihistamínicos (p < 0,001) y aumento de calidad de vida (test QOL). Ningún paciente presentó anticuerpos anti-rhuMabE25 ni reacciones adversas significativas. Recientemente, Kuehr et al 13 publican un estudio donde se usa el omalizumab sc (0,016 mg/kg por UI/ml de IgE total cada 4 semanas) en combinación con la inmunoterapia (IT) en 221 pacientes de 6 a 17 años, alérgicos a polen de abedul y de hierbas. Inician el tratamiento con IT frente a un alergeno u otro y se les añade placebo u omalizumab antes y durante la estación polínica (un total de 24 semanas), formando 4 grupos: 1) IT-abedul + placebo (n = 54); 2) IT-abedul + AcMo (n = 55); 3) IT-hierbas + placebo (n = 53), y 4) IT-hierbas + AcMo (n = 59). La terapia combinada (IT + AcMo) produce una mejoría significativa en el score de síntomas (p < 0,001) con respecto al tratamiento solo con IT en ambas estaciones polínicas, así como una disminución de la necesidad de medicación de rescate. Los autores concluyen que el tratamiento combinado es más efectivo y es bien tolerado, presentándose como una nueva estrategia de tratamiento en pacientes con rinitis alérgica, en particular en aquellos que están polisensibilizados. Conclusiones La terapia anti-IgE (omalizumab) es efectiva en pacientes con asma o rinitis alérgica, tanto por vía intravenosa como por vía subcutánea, no así por vía inhalatoria. Este tratamiento produce un rápido descenso dosis-dependiente de los niveles de IgE mantenido durante el tratamiento, lo que produce una

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mejora de la sintomatología, disminución de la medicación de rescate y mejora de la calidad de vida de los pacientes. Las dosis deben ser calculadas en función del peso del paciente y de los niveles de IgE sérica. Es un tratamiento seguro y bien tolerado. La reacción adversa más frecuente es una urticaria leve o moderada que cede con antihistamínicos. No ha habido casos de anafilaxia. En dos casos se han encontrado anticuerpos antiomalizumab sin significación clínica. Dado que se desconoce si el tratamiento modula la respuesta inmune, este tratamiento debe considerarse como complementario a los otros ya conocidos para las enfermedades alérgicas. Se necesitan nuevos estudios en la misma línea para determinar efectos a largo plazo, aunque, en principio, parece un tratamiento prometedor. BIBLIOGRAFÍA 1. Corominas M. Tratamiento de las enfermedades alérgicas con anticuerpos monoclonales anti-IgE. Alergol Inmunol Clin 2001;16:39-45. 2. Presta LG, Lahr SJ, Shields RL, et al. Humanization of an antibody directed against IgE. J Immunol 1993;151:2623-32.

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