Cartas al Editor / Med Clin (Barc). 2011;136(12):553–557
Acerca de los informes clı´nicos de alta About discharge clinical reports
Sr. Editor: Tras la lectura del artı´culo de Conthe Gutie´rrez et al1, en que se detallan diversas recomendaciones para la elaboracio´n del informe del alta hospitalaria en especialidades me´dicas, queremos exponer algunas consideraciones. Antes de proceder a ello, felicitamos a los autores del trabajo, y a las sociedades cientı´ficas que representan, por abordar un aspecto cardinal de la asistencia sanitaria y, sin embargo, considerablemente desatendido. Dicha felicitacio´n la extendemos al Ministerio de Sanidad y Consumo, por su Proyecto de Historia Clı´nica Digital (PHCD) en el Sistema Nacional de Salud (SNS). En nuestra opinio´n, la Ley 41/2002 es ambigua, cuando no contradictoria, al referirse a los informes me´dicos. Por una parte, define el informe de alta me´dica como el documento emitido por el me´dico responsable en un centro sanitario al finalizar el proceso asistencial de un paciente. Por otra, manifiesta que dicho informe so´lo es exigible cuando se trate de procesos de hospitalizacio´n o ası´ se disponga (art. 15.2). Finalmente establece, en su artı´culo 20, el derecho a recibir, una vez finalizado el proceso asistencial, un informe de alta cuyas caracterı´sticas habrı´an de determinarse por las Administraciones sanitarias autono´micas. En cierto modo, parece que la Ley identificara el proceso asistencial u´nicamente con el proceso de hospitalizacio´n, algo que de ningu´n modo se corresponde con la realidad. Y respecto a la obligatoriedad de los informes de consulta externa, el texto es, cuando menos, confuso en su planteamiento. Los autores han sorteado esta situacio´n al acotar su trabajo a los informes de alta tras un episodio de hospitalizacio´n. Sin embargo, creemos que las recomendaciones que llevan a cabo son, en su pra´ctica totalidad, aplicables igualmente a los informes de consulta externa. Ası´ lo entendieron los promotores del PHCD en el SNS, al incluir en el mismo los informes clı´nicos tras hospitalizacio´n, de consulta externa y de urgencias. Dejando a un lado lo anterior —que nos parece relevante—, compartimos la mayorı´a de las afirmaciones vertidas en el documento, tanto respecto a la importancia del informe me´dico como a la descripcio´n de los problemas de calidad detectados en los mismos, ası´ como a las recomendaciones generales para su elaboracio´n. Sin embargo, nos gustarı´a hacer algunas matizaciones que consideramos pertinentes. Estamos de acuerdo en que los informes deben ser concisos y estructurados, pero serı´a equivocado identificar, como a veces se
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tiende a hacer, concisio´n con brevedad, y menos au´n si ello comporta elusio´n de datos imprescindibles del proceso patolo´gico. Compartimos tambie´n la opinio´n de que los informes deben dar cabida al razonamiento del clı´nico en su acercamiento al diagno´stico. En nuestro criterio, dicho razonamiento deberı´a quedar reflejado —con mayor o menor extensio´n— en todos los informes y no solamente en aquellos en que el juicio clı´nico no sea obvio. Esta justificacio´n razonada, ası´ como otros datos relativos a la evolucio´n del paciente durante el proceso asistencial (con independencia de que el re´gimen en que se haya desarrollado el mismo sea ambulatorio o de hospitalizacio´n), bien podrı´an tener cabida en un apartado de ‘‘Comentarios y evolucio´n’’, tal como se recoge en el PHCD. Respecto del tratamiento me´dico, el informe deberı´a recoger todos y cada uno de los fa´rmacos prescritos al paciente, con especificacio´n de vı´a de administracio´n, dosis, frecuencia y duracio´n. Se evitarı´an ası´ expresiones del tipo ‘‘resto de tratamiento igual’’ o similares, que provocan incertidumbre y, en el peor de los casos, errores que atentan contra la seguridad de los pacientes. De lo anterior se desprende como una obviedad que la elaboracio´n de un buen informe clı´nico requiere de tiempo adecuado. De ahı´ que, si en verdad importa la calidad de la asistencia, y no solo la formalidad aparente o la correccio´n polı´tica, todos los actores implicados debie´ramos asumir la responsabilidad que nos compete: los clı´nicos, en el compromiso de calidad de los informes clı´nicos, y los gestores y/o responsables de los servicios ˜ o de las necesidades de personal, teniendo asistenciales, en el disen en consideracio´n los tiempos unitarios que requiere la elaboracio´n de dichos informes. Es un ejercicio de hipocresı´a, tendente a apaciguar la mala conciencia, exigir la realizacio´n de informes segu´n criterios e´tica y te´cnicamente aceptables sin prever el tiempo —y consiguientemente los recursos— que su elaboracio´n requiere. Bibliografı´a 1. Conthe Gutie´rrez P, Garcı´a Alegrı´a J, Pujol Farriols R, Alfageme Michavilla I, Artola Mene´ndez S, Barba Martı´n R, et al. Consenso para la elaboracio´n del informe de alta hospitalaria en especialidades me´dicas. Med Clin (Barc).. 2010;134:505–10.
Jose´ Marı´a Prieto de Paulaa,* y Silvia Franco Hidalgob a Servicio de Medicina Interna, Hospital Clı´nico Universitario de Valladolid, Valladolid, Espan˜a b Servicio de Medicina Interna, Complejo Hospitalario de Palencia, Palencia, Espan˜a
* Autor para correspondencia. Correo electro´nico:
[email protected] (J.M. Prieto de Paula).
doi:10.1016/j.medcli.2010.04.034
Efectos esperados de iones concretos frente a efectos reales de su ingesta en un agua envasada Expected effects of specific ions versus real effects of their intake from a bottled water Sr. Editor: Despue´s de leer el artı´culo de Martı´nez-Ferrer et al1, el comentario de Maraver y Micha´n2 y la consiguiente re´plica, nos gustarı´a manifestar lo siguiente:
En el artı´culo1 que lleva por tı´tulo Aporte de calcio, magnesio y sodio a trave´s del agua embotellada y de las aguas de consumo pu´blico: implicaciones para la salud, se realizan afirmaciones referentes a los efectos en la salud de las aguas, en ocasiones infundadas. Estamos de acuerdo con los comentarios de Maraver y Micha´n respecto a la inapropiada presentacio´n de datos de concentraciones io´nicas en aguas potables de la red pu´blica, y la incompleta presentacio´n de la concentracio´n de iones del artı´culo de Martı´nezFerrer et al, con carencias tan importantes como mineralizacio´n total, cloruro, bicarbonato y sulfato.
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incrementado la resorcio´n o´sea sobre la formacio´n en mujeres postmenopa´usicas, efecto que tampoco se observo´3. Por tanto, las aguas envasadas son au´n grandes desconocidas, particularmente desconocemos muchos aspectos de sus efectos en la salud. Nuestro grupo de investigacio´n propone distinguir entre la sal comu´n y el sodio. Es el sodio o el cloruro el que eleva la presio´n arterial?8–10. Destacar que las aguas pobres en sodio son ma´s beneficiosas que las so´dicas puede llevar al lector a confusio´n. Dependera´ de que´ aguas se comparen y para que´ persona, edad, situacio´n fisiolo´gica, patologı´a subyacente, etc. La interpretacio´n de los efectos de las aguas de bebida basada en las influencias individuales de cada uno de los iones que contienen puede conducir a errores, y los resultados deben estar basados en ensayos de intervencio´n en humanos. Bibliografı´a ˜ abens N. Aporte de calcio, magnesio y 1. Martı´nez-Ferrer A, Peris P, Reyes R, Guan sodio a trave´s del agua embotellada y de las aguas de consumo pu´blico: implicaciones para la salud. Med Clin (Barc). 2008;131:641–6. 2. Maraver F, Micha´n A. Es igual el agua del grifo que el agua envasada? No, sin duda, no. Med Clin (Barc). 2010;134:40–4. ˜ a P, Sa´nchez-Muniz FJ, 3. Schoppen S, Pe´rez-Granados AM, Carbajal A, Oubin Go´mez-Gerique JA, et al. A sodium-rich carbonated mineral water reduces cardiovascular risk in postmenopausal women. J Nutr. 2004;134:1058–63. 4. Schoppen S, Pe´rez-Granados AM, Carbajal A, de la Piedra C, Vaquero MP. Bone remodelling is not affected by consumption of a sodium-rich carbonated mineral water in healthy postmenopausal women. Br J Nutr. 2005;93: 339–44. 5. Schoppen S, Pe´rez-Granados AM, Carbajal A, Sarria´ S, Sa´nchez-Muniz FJ, Go´mez-Gerique JA, et al. Sodium bicarbonated mineral water decreases postprandial lipaemia in postmenopausal women compared to a low mineral water. Br J Nutr. 2005;94:582–7. 6. Schoppen S, Sa´nchez-Muniz FJ, Pe´rez-Granados M, Go´mez-Gerique JA, Sarria´ B, Navas-Carretero S, et al. Does bicarbonated mineral water rich in sodium change insulin sensitivity of postmenopausal women? Nutr Hosp. 2007;22: 538–44. 7. Schoppen S, Pe´rez-Granados AM, Carbajal A, Sarria´ B, Navas-Carretero S, Vaquero MP. Sodium-bicarbonated mineral water decreases aldosterone levels without affecting urinary excretion of bone minerals. Int J Food Sci Nutr. 2008;59:347–55. 8. Pe´rez-Granados AM, Navas-Carretero S, Schoppen S, Vaquero MP. Reduction in cardiovascular risk by sodium-bicarbonated mineral water in moderately hypercholesterolemic young adults. J Nutr Biochem. 2010;21:948–53. 9. Luft FC, Zemel MB, Sowers JA, Fineberg NS, Weinberger MH. Sodium bicarbonate and sodium chloride: effects on blood pressure and electrolyte homeostasis in normal and hypertensive man. J Hypertens. 1990;8:663–70. 10. Ziomber A, Machnik A, Dahlmann A, Dietsch P, Beck FX, Wagner H, et al. Sodium-, potassium-, chloride-, and bicarbonate-related effects on blood pressure and electrolyte homeostasis in deoxycorticosterone acetate-treated rats. Am J Physiol Renal Physiol. 2008;295:F1752–1763. ?
Lamentamos que Martı´nez-Ferrer en su contestacio´n vuelva a incidir en que centraron su revisio´n en los minerales calcio, sodio y magnesio, interesa´ndose especialmente por la implicacio´n de los mismos en la hipertensio´n y la osteoporosis, y no profundice sobre las referencias aportadas por Maraver y Micha´n, que ellos indican aportan resultados ‘‘basados en la mejor evidencia disponible’’3–7. Dado que dichas referencias son trabajos de nuestro grupo investigador, por alusiones, emitimos la presente carta. Nuestras publicaciones sobre los efectos en la salud de un agua mineral carbo´nica rica en bicarbonato so´dico3–8 -vea´nse los apartados de ‘‘Discusio´n’’ de los mismos- rompen una serie de mitos. Explican que no so´lo el calcio y el magnesio del agua son importantes para la salud o´sea, sino tambie´n el sodio, el bicarbonato y otros iones4. Respecto a la hipertensio´n, ya en el estudio de Schoppen et al3, realizado en mujeres postmenopa´usicas y publicado en 2004, se observo´ que el consumo de 1 L/dı´a del agua bicarbonatada so´dica que contenı´a 1.000 mg de Na/L no afectaba la presio´n arterial. La hipo´tesis era que la elevarı´a, teniendo en cuenta la literatura respecto a la relacio´n entre la ingesta de sal comu´n (cloruro so´dico pra´cticamente puro) e hipertensio´n. Adema´s, recientemente hemos obtenido en jo´venes varones y mujeres que presentan moderada hipercolesterolemia, utilizando el mismo ˜ o experimental que en las mujeres postmenopa´usicas, que disen dicho agua reduce la presio´n sisto´lica tras cuatro semanas de consumo diario8. El resultado se ha obtenido en sujetos normotensos y se desconoce el efecto de ese agua en pacientes hipertensos. Sin embargo, es coherente con otros hallazgos que demuestran que el bicarbonato so´dico es capaz de reducir la presio´n sisto´lica9, y se explicarı´a tambie´n por un correcto funcionamiento del eje reninaangiotensina-aldosterona, de modo que la respuesta metabo´lica a la ingesta extra de sodio es una disminucio´n de la aldosterona circulante, lo que favorece la eliminacio´n de sodio por orina7. En su re´plica, Martı´nez-Ferrer solamente indica que es interesante que las aguas minerales naturales con un bajo contenido en sodio este´n ‘‘indicadas para dietas pobres en sodio’’. La inversa, que las aguas ricas en sodio elevan la presio´n arterial, no se ha demostrado, y los hallazgos de las investigaciones realizadas apuntan a lo contrario si predomina el bicarbonato frente al cloruro. Nuestro grupo no suscribe la conclusio´n de Martı´nez-Ferrer et al: ‘‘el agua ideal deberı´a ser rica en Ca2+ y Mg2+ y tener un contenido bajo en Na+’’. No hay suficiente evidencia cientı´fica para dicha afirmacio´n, dado que los estudios de intervencio´n en humanos utilizando me´todos cientı´ficos validados internacionalmente son muy escasos, y algunos de los que esta´n disponibles no confirman las hipo´tesis. Contra todo prono´stico, el agua carbo´nica bicarbonatada so´dica de nuestras investigaciones, que contiene 1 g de sodio y 2 g de bicarbonato por litro, reduce el riesgo cardiovascular, observa´ndose de forma consistente una reduccio´n del colesterol total, del colesterol-LDL, de los ı´ndices de riesgo colesterol total/colesterolHDL y colesterol-LDL/colesterol-HDL, y de la lipemia postprandial. Por cierto, era de esperar que por su contenido en sodio hubiera
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M. Pilar Vaqueroa,*, Ana M. Pe´rez-Granadosa, Stefanie Schoppenb a
Instituto de Ciencia y Tecnologı´a de Alimentos y Nutricio´n, Consejo Superior de Investigaciones Cientı´ficas (CSIC), Madrid, Espan˜a b Bernhard Nocht Institute for Tropical Medicine, Hamburgo, Alemania * Autor para correspondencia. Correo electro´nico:
[email protected] (M.P. Vaquero).
doi:10.1016/j.medcli.2010.06.025
Hiponatremia grave en postoperatorio de carcinoma papilar de tiroides como manifestacio´n de porfiria aguda intermitente Severe hyponatremia in postoperatory of papillary thyroid carcinoma as a manifestation of acute intermittent porphyria Sr. Editor: La porfiria aguda intermitente (PAI) forma parte del grupo de patologı´as conocidas como enfermedades raras, cuya prevalencia
es de 2-10 casos/100.000 habitantes1,2. Dentro de las porfirias agudas es la ma´s frecuente. Los sı´ntomas de esta enfermedad son inespecı´ficos y su diagno´stico frecuentemente se retrasa, incrementando con ello, su morbimortalidad. ˜ os con Presentamos el caso clı´nico de una paciente de 22 an antecedentes de angiomatosis intestinal, cuta´nea y bocio multinodular no to´xico (BMN), en el cual se evidencia la presencia de carcinoma papilar de tiroides (CPT) tras el estudio citolo´gico. Se realiza una tiroidectomı´a total con vaciamiento ganglionar central previo marcaje con nanocoloide Tc 99mc para la deteccio´n del