¿Es una lesión maligna?

¿Es una lesión maligna?

Correo de los lectores ¿Es una lesión maligna? Sr. Director: Presentamos el caso de una mujer de 62 años de edad, procedente de Rumanía y residente en...

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Correo de los lectores ¿Es una lesión maligna? Sr. Director: Presentamos el caso de una mujer de 62 años de edad, procedente de Rumanía y residente en España desde hacía 3 meses; no realizaba actividad laboral en la actualidad, pero ha sido campesina durante más de 40 años. Acude a nuestra consulta por presentar una lesión cutánea en la región frontoparietal derecha, de aparición y crecimiento en el último mes, refiriendo que ha sangrado y que nota picor en la zona de la lesión. En la exploración física destaca una lesión excrecente de superficie erosivo-sangrante, con costra superficial y mamelonada, de aproximadamente 2 cm de diámetro (fig. 1). Ante la sospecha de malignidad, se toman fotografías de la lesión y se envían para valoración a través del programa de Teledermatología. A las 72 h recibimos la respuesta de dermatología que nos indica que derivemos a la paciente con carácter urgente a consultas hospitalarias dada la sospecha diagnóstica de carcinoma epidermoide. En el hospital, se realiza la extirpación completa de la lesión y se envía para su estudio anatomopatológico. El informe describe una “hiperplasia pseudoepiteliomatosa acompañada de reacción inflamatoria granulomatosa sin evidencia de malignidad en el material examinado”. Al tratarse de una lesión benigna, la paciente es dada de alta del servicio de dermatología, solicitando el seguimiento desde atención primaria. Aproximadamente el 30% de las consultas dermatológicas que se producen en atención primaria valoran posibles tumores cutáneos. Existen dos grandes tipos de cáncer de piel no melanocíticos: el carcinoma de células basales, el más frecuente de estos tumores (80%), y el carcinoma epidermoide, mucho menos frecuente pero más agresivo, con gran capacidad metastatizante. De las lesiones premalignas que en su evolución pueden degenerar en un carcinoma escamoso, la más frecuente es la queratosis actínica. El médico de atención primaria tiene un importante papel en el diagnóstico precoz de las lesiones preneoplásicas y del cáncer cutáneo1. El problema reside en cómo distinguir las lesiones benignas de las posiblemente malignas. La correlación entre las manifestaciones clínicas y anatomopatológicas es útil para hacer un diagnóstico correcto de los tumores más comunes2. La radiación solar es la principal causa de los tumores cutáneos malignos. La exposición crónica se relaciona más con los cánceres no melanocíticos, y la exposición aguda, con los melanomas. También influyen factores fenotípicos del individuo (tipo de piel, color de ojos y el pelo), la tendencia a quemarse o broncearse, la historia personal o familiar de cáncer de piel y la exposición ocupacional al sol. Otros factores etiológicos son la inmunosupresión, defectos genéticos, exposición a productos químicos y cambios patológicos crónicos de la piel1,3-5. La anamnesis debe incluir antecedentes familiares de tumores cutáneos, edad del paciente, exposición solar, contacto con sustancias cancerígenas, tabaquismo, inmunodeficiencias… En cuanto a la enfermedad actual, hay que investigar sobre lesiones previas, el tiempo de evolución de la tumoración si es de crecimiento rápido, la aparición de sintomatología local en una lesión antigua previamente asintomática como prurito, quemazón, descamación, dolor, hemorragia o sobreinfecciones. Una inspección y una palpación detalladas son diagnósticas en la mayoría de los casos1. El diagnóstico en dermatología es principalmente morfológico y se basa en el aspecto clínico de las lesiones, lo que nos permite

Figura 1. Lesión excrecente erosivo-sangrante en cuero cabelludo.

definir la lesión elemental, su localización, con la que establecemos el diagnóstico regional o topográfico, y en menor medida, la sintomatología acompañante. En muchas ocasiones, el diagnóstico es evidente, mientras que en otras, lo desconocemos6. En el caso que nos ocupa, la lesión, inicialmente impresionaba de maligna, lo que no fue confirmado posteriormente por el estudio anatomopatológico. Sin embargo, ante toda lesión sugerente de malignidad, con antecedentes de exposición solar de larga evolución y en persona mayor de 60 años, se debe derivar al especialista para biopsia y estudio anatomopatológico.

Oria Mariscal Bengoechea, Sonia Álvarez Cambronero y Manuel Tardío López Médicos de Familia. EAP Ciudad San Pablo. Coslada. Madrid. España.

Bibliografía 1. Farga MC, Ruiz RM. Problemas de la piel: tumores de la piel y de las mucosas. Guía de Actuación en Atención Primaria. 2.ª ed. Barcelona: Editorial semFYC; 2002; 641-48. 2. Buxton PK. ABC de la Dermatología: Protuberancias. 4.ª ed. Barcelona: J&C. Ediciones Médicas, S.L.; 2003; 61-7. 3. McGuire JF, Ge NN, Dyson S. Nonmelanoma skin cancer of the head and neck I: histopathology and clinical behavior. Am J Otolaryngol. 2009;30:121-33. 4. Armstrong BK, Kricker A. The epidemiology of UV induced skin cancer. J Photochem Photobiol B. 2001;63:8-18. 5. Rigel DS. Cutaneous ultraviolet exposure and its relationship to the development of skin cancer. J Am Acad Dermatol. 2008;58:S129-32. 6. Casanova JM, Rivera M, Ferrándiz C. Dermatología básica. Atención primaria: conceptos, organización y práctica clínica. 5.ª ed. Barcelona: Ediciones Doyma, S.L.; Vol. II:1456-95.

Nevus de Ota: a propósito de un caso Sr. Director: Presentamos el caso de un paciente de 19 años, sin antecedentes personales ni familiares de interés, de origen ecuatoriano, que consulta porque desde hace tres años se le ha ido oscureciendo el párpado superior e inferior izquierdo, adquiriendo en este tiempo una progresiva tonalidad azulada (fig. 1). FMC. 2012;19(3):173-8

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