POLÍTICA Y SOCIEDAD
La teoría política del populismo:
usos y controversias en América Latina en la perspectiva posfundacional The political theory of populism: uses and debates in Latin America in post-foundational perspective Martín Retamozo* RESUMEN: El término populismo como concepto para los Estudios Latinoamericanos ha sido tan frecuentemente utilizado como debatido en el campo de las ciencias sociales. En los últimos años, Ernesto Laclau ha desarrollado una teoría del populismo que atrajo la atención de diferentes investigadores. Este artículo propone un estudio de la recepción y las críticas que varios teóricos políticos latinoamericanos realizaron dentro del paradigma de la teoría política posfundacional. PALABRAS CLAVE: Populismo, Ernesto Laclau, Teoría política, Estudios Latinoamericanos. ABSTRACT: The term Populism, as a concept, has been widely used and debated in the field of social sciences, especially in Latin American studies. In recent years, Ernesto Laclau developed a theory about populism that aroused the interest of different researchers around the Latin American region (and around the world too). This article proposes a study regarding critiques that Latin American theorists made of Laclau ‘s theory within the paradigm of post-foundational political theory. KEY WORDS: Populism, Ernesto Laclau, Political theory, Latin American studies. Recibido: 14 de abril, 2016. Aprobado: 11 de agosto, 2016. 10.22201/cialc.24486914e.2017.64.56836
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IDIHCS)-Universidad Nacional de La Plata (UNLP)/ ´bYbÇb´¼t8Ob´ b¼oO8´Ê,cOO8´CONICET), Argentina (
[email protected]).
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© 2017 Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
MARTÍN RETAMOZO
INTRODUCCIÓN La lengua es un órgano de conocimiento del fracaso de todo poema castrado por su propia lengua que es el órgano de la re-creación del re-conocimiento (…) no las palabras no hacen el amor hacen la ausencia si digo agua ¿beberé? si digo pan ¿comeré?
¿
Alejandra Pizarnik
Y si digo populismo? Populismo es, quizá, el concepto que con más particularidad y persistencia se ha utilizado para describir y analizar (y bÇ8Á8±8¼O8bÏc±O88¼8¡8bb±tbO8Ybnbb´ ¼O´¦ÁbYb´8o8±8´O8¼bt±8´¼8¼Yb8´Ot8¼O8 como de la ciencia política —que además estaban en un proceso de incib¼bO´Y8OiÇO8±bÁ´YbÁOOb¼Y´Fbb± construido al calor de los debates sobre las realidades sociopolíticas en Rusia1b ´¼8Y´-Y´Ybob´Yb´tXIX2ÊYb´Yb´ÁOtbb± controversias sobre su alcance. Sebastián Barros3Yb¼oO8OÁ8¼±momentus en la literatura latinoamericana sobre el populismo. El primero está constituido por los trabajos Andrzej Walicki, “Rusia”, en Ghita Ionescu y Ernest Gellner [comps.], Populismo, sus ´toO8Y´ Ê O8±8O¼b±´¼O8´ 8O8b´, Buenos Aires, Amorrortu, 1970, pp. 81120. 2 *O|8±Yn´¼8Y¼b±V« ´¼8Y´-Y´¬Vbb´OÁÊbb±KO´¡LVibid, pp. 15-38; Peter Worsley, “El concepto de populismo”, en ibid., pp. 258-304; Roberto García Jurado, “Las raíces del populismo. Los movimientos populistas del siglo XIX en Rusia y Estados Unidos”, en ArgumentosVÇ¡À½V¡¸½VcÉOVÀÎÎV¡À¸·~Àgg¡ 3 Sebastián Barros, “Momentums, demos y baremos: lo popular en los análisis del populismo latinoamericano”, en POSTD8¼8U*bÇ´¼8Yb*bqbÉÊÏ9´´(¼O, vol. 19, núm. 2, Buenos Aires, 2014, pp. 315-344. 1
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clásicos de Gino Germani4Ê,±OÁ8¼ ,b8¡5 ´btÁYb´¼9On±8Y±8´±b±8´O±¼O8´8bn¦ÁbO8bb¦Áb´bYb´¼8O88´ intervenciones de Octavio Ianni6ʱ8O´O3bnn±¼V7ÊbbOÁ8¼8Fc podríamos incluir a Enzo Faletto,88´Ob´¼ÁY´´F±bÏc±O88¼8 producidos en Estados Unidos.9 En cierto modo como corolario de esta ±b±8b¼88´bYb±Ç8±8tÁ´¼±8F8´¼b±O´¦Áb±OÁ±8F8Á8 OOb¼Á8Í8OYbÁ´b¼±8b´O88O´Yb ±b´¼8clau10 y Margaret Canovan,11 respectivamente. Si bien es cierto que en los años ochenta pueden encontrarse trabajos sobre el tema,12b´Á8ʱ8Vc´¼´´bbnO8F8b¦ÁbV´bt ±8
bV13 Yb´88±88Á¼´8Yb±Fb8bÁO¼bɼY8Y±8 YFb¼±8´OYb´8´O|b¼8b8±bt¡8bb±tbO8Ybnb4
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Gino Germani, Política y sociedad en una época de transición, Buenos Aires, PaiY´V¸À¶b±8VÁY ,b8Ê O¼8Ç8VPopulismo y contradicciones de clase en América LatinaVcÉOV ±8V·½¶b±8VAuthoritarianism, fascism and national populismVbÈ ±Á´ÈO
VV,±8´8O¼V·g¡ ,±OÁ8¼ ,b8V«(Á´Ê±bn±8bÏc±O88¼8¬VbDesarrollo EconómicoVÇ¡sV¡¸V Áb´Ï±b´V¸pV¡½~sÀp¶b±8V ,b8Ê8Vop. cit. Octavio Ianni, La formación del Estado populista en América LatinaVcÉOV ±8V 1975. ±8O´O3bnn±¼V« 8´b´Á8±b´ÊYb´8±±´O8O¼±FÁO8b´¼ÁYYb Á´Vb±8O´O3bnn±¼ÊÏF8)Á8VPopulismo, marginalidad y dependenciaV+8´cV YÁO8V·½V¡·~¸¡ Enzo Faletto, El problema de la dependencia y lo nacional popular, Santiago de Chile, Flacso, 1976. O|8b nnVLatin American. Populism in comparative perspective, Albuquerque, San Jose State University, 1982. Ernesto Laclau, (¼O8bYbt8b8¼b±88±É´¼8¡ 8¼8´Vn8´O´V populismoVcÉOV+tXXI, 1978. 8±t8±b¼ 8Ç8V«,È´¼±8¼btb´n±¼|b´¼ÁYÊnÁ´¬VbPolitical Studies, vol. 30, núm. 4, 1982, pp. 544-552.
±b´¼8O8ÁV«(Á´Ê¼±8´n±8OYb8t8±¼ObÏc±O88tina”, en b¼Yb ´¼ÁY´8¼8b±O8´ÊYb 8±Fb, núm. 42, 1987, pp. Àp~½g¶ 8±´ 28´V « Á´ 8¼8b±O8U Á bn¦Áb b´¼±ÁO¼Á±8¬V b Desarrollo EconómicoV Ç¡ ÀgV ¡ V ggV ¡ ½À½~½pÀ¶ 8±´ Yb 8 ,±±bV «(Á´VYbO±8¼Í8OÊOÁ¼Á±8¼O8bb OÁ8Y±Yb´8´O|b¼8¬V )Á¼V bF8¼bVgV¡À~sÀ¡ (8Á ±8
bV « OÁ´U ±b¦Áb n± Á´§¬V b O|8b nn KbY¡LV Latin American populism in comparative perspective, Albuquerque, Alabama, 1982.
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menos políticos tildados como “neopopulistas” en los años noventa, que bb¼8±±bn±8´bOO8´Yb´tO¼±8±8´Á´´ O9´O´V±ÇO8±8±b´¼¼ÁOYbÁ´ÊbYbF8¼bb¼±8OObto de populismo (tercer momento para Barros). Autores como Viguera,14 Nun,15 Novaro,16 Roberts,17 Weyland,18 Knigth,19)Á8V20 b8,±±bV21 entre tantos otros, discutieron la utilidad de los conceptos de populismo y neopopulismo para dar cuenta de los procesos políticos encabezados por Carlos Menem (Argentina), Fernando Collor de Mello (Brasil), Alberto Fujimori (Perú) y Abdalá Bucaram (Ecuador).22 8O8o8b´Yb´tXX y principios del siglo XXI un nuevo ciclo polí¼O´8OÁY8b´8YbYbF8¼b¦Áb¼Y8Ç8b´¼8F8O8b¼bʱb´¼ÁbOcepto de populismo (ahora como radical o del siglo XXI8±8±bnb±±´ ±Ob´´Yb2bbÍÁb8Vϱtb¼8V OÁ8Y±Ê Ç8VnÁY8b¼8b¼b¡ ÏF82tÁb±8V«(Á´ÊbÁ´bÏc±O88¼8¬Vb*bÇ´¼8bÉO88 de Sociología, vol. 3, núm. 93, 1993, pp. 49-66. 15 ´cÁV«(Á´V±b±b´b¼8OÊbb´¬Vbϼ ±et al., Peronismo y menemismo. Avatares del populismo en Argentina, Buenos Aires, El Cielo por Asalto, 1995. 16 Marcos Novaro, “Menemismo y peronismo: viejo y nuevo populismo”, en Á8Yb±´ del CLAEH, vol. 71, núm. 19, 1994; Marcos Novaro, “Los populismos latinoamericanos ¼±8´otÁ±8Y´¬V b Nueva Sociedad, núm. 144, 1996, pp. 90-103; Marcos Novaro, «(Á´ÊtFb±¡8´¼±8´n±8Ob´bbb±´Ê8O´Y8OYbmocrática en Argentina”, en Felipe Burbano de Lara [comp.], El fantasma del popu´¡Ï±É8Ob´8Á¼b8´b±b8O¼Á8, Caracas, Nueva Sociedad, 1998, pp. 24-48. 17 bb¼|*Fb±¼´V«bFb±8´8Y¼|b¼±8´n±8¼nÁ´8¼Ïb±ca: the Peruvian case”, en World Politics, vol. 48, núm. 1, 1995, pp. 82-116. 18 Kurt Weyland, “Neopopulism and neoliberalism in Latin America”, en +¼ÁYb´ parative International Development, vol. 31, núm. 3, 1996, pp 3-31; Kurt Weyland, «(Á´¼|b8tbnbFb±8´¬VbO|8b nnKbY¡LVPopulism in Latin AmericaVÏ8F88V-Çb±´¼ÊnÏ8F88(±b´´VV¡·À~Ρ 19 Ï8t|¼V«(Á´8Yb~Á´8¼Ïb±O8Vb´bO8ÊbÉO¬Vb Journal of Latin American Studies, vol. 30, núm. 2, Londres, 1998, pp. 223-248. 20 ÏF8)Á8V«(Á´ÊnÁ±´¬Vb Á±F8Yb8±8Vop. cit. 21 8±´Yb8,±±bV«(Á´VOÁ¼Á±8¼O8ÊÇY8O¼Y88b OÁ8Y±¬Vbibid. 22 (8Á 88O
V«,|b±b´Á±tbObnÁ´8¼Ïb±O8¬VbBulletin of Latin American Research, vol. 19, núm. 2, 2000, pp. 149-161; Flavia Freindenberg, La tentación populista: una vía al poder en América Latina, Madrid, Síntesis, 2007. 14
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En esta nueva arena controversial participaron muchos de los autores que habían debatido sobre la conveniencia del uso de populismo y del neopopulismo como Weyland,23 Roberts,24 Novaro,25 b8,±±b26 y Ellner.27 La tarea de muchos de estos trabajos era doble, por un lado, ensayar alguna YboOYbÁ´ÊV±¼±VbÇ8Á8±8±b8OYb´±Ob´´ “populistas” con la democracia.28
b´¼´ ¼±8F8´ 8 ±bnb±bO8 8 8 F±8 Yb ±b´¼ 8O8Á b´ Á8 constante, que a su vez es marginal. Casi todos los estudios lo citan como Á±¼3bÊ8YV«,|b±´bn8¼Ïb±O8®´¼Èbn¼´U´t|¼´n±±b¼b±´¼8¼b¼|bry”, en 8±8¼Çb(¼O´, vol. 41, núm. 2, 2009, pp. 145-164; Kurt Weyland, Populism in the age of neoliberalism, b nnKbY¡LVPopulism in Latin America..., pp. ·À~ζÁ±¼3bÊ8YV«,|b¼|±b8¼n±¼|bÁ´¼bn¼¬VbJournal of Democracy, vol. 24, núm. 3, 2013, pp. 18-32; Kurt Weyland, “Neopopulism and neoliberalism in 8¼Ïb±O8U|ÈÁO|8no¼Ê§¬VbThird World Quarterly, vol. 24, núm. 6, 2003, pp. 1095-1115. 24 bb¼| *Fb±¼´V «(Á´V ¼O8 OqO¼V 8Y t±8´´~±¼´ ±t8Í8¼ 8¼in America”, en 8±8¼Çb(¼O´, vol. 38, núm. 2, 2006, pp. 127-148; Kenneth *Fb±¼´V«8¼Ïb±O8®´Á´¼±bÇÇ8¬VbSais Review, vol. 27, núm. 1, 2007, pp. ½~p¶bb¼|*Fb±¼´V«(Á´V¼O8FÍ8¼V8YO±´b´n¼O8±b±b´b¼8¼¬V b ¡ Yb 8 ,±±b KbY¡LV The promise and perils of populism: Global perspectivesVbÉt¼V-Çb±´¼Ê(±b´´nb¼ÁO
ÊVÀÎpV¡sÎ~pg¡ 25 8±O´Ç8±V« bO´´¼±8´O8ʱt±89¼Obϱtb¼8ÊÏc±O8 Latina”, en 9t(¼O, núm. 2, 2011, pp. 201-226. 26 8±´Yb8,±±bV«,|b±b´Á±tbObn±8YO8Á´8¼Ïb±O8¬Vb ´tellationsVÇ¡sV¡½VÀÎηV¡½gs~½·¶ 8±´Yb8,±±bV«¨ ´bÁ´8 n±8O´¼¼Á¼Ç8Yb8YbO±8O8bÏc±O88¼8§¬VbÁÏF8±KO¡LV2É Populi, Populismo y democracia en América LatinaV8O´VcÉOVÀÎη¶ 8±´Yb 8,±±bV«(Á´±8YO8ÊYbO±8O8b´ÏYb´¬VbJournal of Democracy, Ç¡V¡ÀÎÎV¡Às~½·¶ 8±´Yb8,±±bV«¼|b8bn¼|bbbUYbO±8tization, popular organizations, and populism in Venezuela, Bolivia, and Ecuador”, en *bÇ´¼8 Á±b8Yb ´¼ÁY´8¼8b±O8´ÊYb 8±Fb, vol. 95, 2013, pp. 27-48. 27 +¼bÇb b±V«*bÇÁ¼8±Ê8Y~±bÇÁ¼8±Ê8¼|´n±8YO8Á´UY±bO¼´n¼|b |8Ç´¼8®Çbb¼2bbÍÁb8¬VbScience & Society, 2005, pp. 160190. 28 La intensidad de los debates sobre el concepto de populismo es incomparable con ¼±´ ¼c±´ O ´ Yb 8±¼Y´ ¼O´V Çb¼´ ´O8b´V b¼´ 8 pocos les inquieta si el Movimiento al Socialismo o el PSUV es un partido político o V8b´¼8¼OO8´oO8±8 DZ8b´Át |9ÇbÍYbÁ´¼8´¡
ÇYb¼bb¼b|8ÊÁ8n8´O8O±8OYbÁ´¦ÁÍ9±´ÁYFb ´O±OOO8¼bt±8Yb´O±¼Ç888¼O8Ê´ÁnÁb±¼bO¼8O±8¼Ç8¡ 23
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Á8¼bObYb¼bbb´bÁt8±O¦Áb´b¼±8´n±b±bnb±±88´b8YbOOb¼Êb´YnOO´Yb±8±Áb´¼8YYb8OÁb´¼´´Á OÁ´¡ ´Ob±¼V¼8FcV¦Áb8tÁ´¼8Á8O¼±FÁO«8´¼8¬8±bOÁb±8±O´ÁYboO8Yb8Yb¦ÁbbÁ´b´ un discurso (que se le remite a un líder) que divide la sociedad en dos y produce un antagonismo entre pueblo y antipueblo.29 Sin embargo, en b´bO8VÁbtYb8ÁFO8OYbLa razón populista y los debates que ha generado, es posible reconocer una serie de trabajos que intentan utiÍ8±b8Y88b¼b±O8±8Çb´¼t8Ob´b±O8´´F±b8¼O8 8¼8b±O88O tb±Ê(b±bV30 Muñoz y Retamozo,31 Muñoz,32 Groppo33b´¼´Y´Â¼´O±tYb8O8ÁV ±±b34 y Reano.35
8±¼OÁ8±Vb´¼8´¼b±ÇbOb´|8tbb±8YÁYbF8¼b¼b±O8´meter a la crítica interna el concepto de populismo propuesto por Laclau, indagado en sus potencialidades heurísticas, sus atolladeros y sus conseOÁbO8´¼b±O8´Êb¼YtO8´¡8O±¼O8¼b±8´bO´¼¼ÁÊbb¼8¼ b´¼´8Á¼±b´O8±¼bOb±¼´O±´´¼b±O´8±8Yt9¼O´b
Á±¼3bÊ8YV« 8±nÊt8O¼b´¼bYOOb¼UÁ´¼|b´¼ÁYÊn8¼Ïb±~ can politics”, en 8±8¼Çb(¼O´, vol. 34, núm. 1, octubre de 2001, pp. 1-22;
8±´Yb8,±±bVop. cit.; Kirk Hawkins, Venezuela’s chavismo and populism in comparative perspective, Nueva York, Cambridge University Press, 2010. 30 (8Á8 tb±Ê±8(b±bKO´¡LVEn el nombre del pueblo: la emergencia del populismo kirchnerista, Buenos Aires, UNSAM Edita, 2007. 31 Maria Antonia Muñoz y Martín Retamozo, “Hegemonía y discurso en la Argentina O¼b±9b8UbnbO¼´¼O´Yb´Á´´YbÁbF®b8±b¼±O8Ybc´¼± Kirchner”, en (b±ob´8¼8b±O8´, vol. 16, núm. 31, 2008, pp. 121-149. 32 María Antonia Muñoz, +´nbϱtb¼8U±YbVOqO¼Ê´Áb¼´¼O´, Villa María, Eduvim, 2010. 33 Alejandro Groppo, Los dos príncipes: Juan D. Perón y Getulio Vargas, un estudio comparado del populismo latinoamericano, Villa María, Eduvim, 2009. 34 t ±±bV« ÇÁbF¬Vbt ±±bÊÏn±bY+b±±8KO±Y´¡LVAhora es OÁ8YVO8±8l b8´8¼88¼±8´n±8OYb ´¼8Yb Ç8, Madrid, Viejo ,VÀΡ 35 ϱ88 *b8V «´ Á´´ ±b8b¼b bÉ´¼b¼b´® ±bb´8± 8 ±b8O b¼±b Á´ÊYbO±8O888±¼±YbY´bÉb±bO8´8¼8b±O88´O¼b±9neas”, en Pensamento Plural, núm. 10, 2014, pp. 59-88. 29
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´nÁY8O8´Vb´b´¼±ÁO¼Á±8´Ê8¼b±8YbY´OÁ±´V36 aun¦ÁbbO8´b´8´´8´±bqbÉb´´bÇb8´b¼b±8±bÇ´ los puntos de partida.
´¼8´¼Á8Ob´±bOÁ8¼bbÁÇbYb¼±8F8¼b±O¦Áb b´ ´Fb b ¼±´ bn¦Áb´¡ 8±¼OÁ8± ±¦Áb b c´¼´ 8 O8¼bt±8YbÁ´OÁ8ÁÁt8±Ob¼±8b8OotÁ±8O¼b±O8V OÁ8 OYÁOb iO|b±b¼bb¼bi 8 8 O´¼±ÁOO Yb YboOb´ b±8¼Ç8´nÁO8b´8´b´¦Áb8´YbÇb´¼t8OOOOb¼´ Yb´O±¼Ç´V±8¼Ç´VO8´oO8¼±´Vb¼O¡¡(±8¼b±±b´YnO8o±mar que constituyan una teoría política del populismo (en parte porque, bt¼8b¼bV ´b ±b bV OÁ´V ±bÁO8 bÉO¼8b¼b 8b¡ b´¼bO¼bɼV8±¼´Yb8±ÇO8OYbÁ8|¼b´´U ´FbbOOb¼YbÁ´|88Y¦Á±YYnb±b¼b´YboOb´V la teoría del populismo de Ernesto Laclau es quizá la única que le da estatus de categoría8¼c±Êb¼±t8Á8nÁO88¼O8O88ÍYb devenir concepto, como dice Zemelman.37Ï|±8FbVb´¼bÉb88 ±Áb´¼8YbO±¼O8´V¼b´b´bO´´¼bO8´¡ÏoÊ8O8F8´8 OYb¼b±8bÁ8b±´bO¼Ç8´b´¼±ÁO¼Á±8´¼8±b|ÂÊb8ÁYbtO~YbYÁO¼ÇÊ´b¼±8´n±8bÁmomentoYbc¼YV O¼ÁÊb±8 8±´8±É8bY8Y´Yb´tXIX. No se trata, pues, de contrastar la teoría con la realidad (o someterla a prueba crucial) sino de O±±8±8Ob¼Yb8Çb´¼t8O¡
´¼b 8±¼OÁ ´b OÁ8V b´bOoO8b¼bV Yb ¼±8¼8± ´ YbF8¼b´ ¦Áb bbO8Yb8¼b±8¼O8´nÁY8O8´8±É´¼8´b|8 desarrollado en torno al populismo en autores latinoamericanos con el Fb¼ÇYbO8±oO8±8tÁ´8´bO¼´VYb¼oO8±O¼±FÁOb´ÊYbmitar nudos controversiales que pueden hacer aportaciones a una mayor Êb±O±b´Êb´¼ÁYYb´±Ob´´¼O´¡ 8±b±8 8±¼bbÉY±b´´ÁO¼8b¼b8¼b±8¼O8Yb ±b´¼8O8ÁO Oliver Marchart, Post-foundational political thought: political difference in Nancy, Lefort, Badiou and Laclau, Edinburgh, Edinburgh University Press, 2007. 37 Át7bb8V«(b´8±¼b±OÊb´8±b´¼cO¬VbVoluntad de conocer. El ´Áb¼Ê´Áb´8b¼bb8±8Yt8O±¼OVcÉOVϼ|±´~IPECAL, 2005. 36
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el objetivo de tener un soporte sobre el cual trabajar, ya que la teoría del Á´Yb8O8Á|8´Y¼8Fbb¼b´oO8Y8b´ÁYÇÁt8O Ê ±b¦Áb±b Á8 ±b´O b ´Á ObY8Y¡ 8 ´btÁY8 8±¼b ´ bnO8±b´bbb´¼ÁYYb8´O¼±FÁOb´Yb8Á¼±b´8¼8b±O8´8YbF8¼bb´bOoO´F±bbÁ´88±¼±Yb8F±8Yb8O8Á¡8b¼bVbÉY±b´8tÁ´ÁY´±Fb9¼O´88±¼±Yb debate revisitado que, a nuestro juicio, requieren desarrollos ulteriores, rigurosos y consistentes.
EL POPULISMO SEGÚN LACLAU
±Fb8YbÁ´OÁYb8b±8¼b±888F±8Yb ±b´to Laclau. Su primera obra, publicada en 1977 como Politics and ideolotÊ8±É´¼¼|b±Ê¡ 8¼8´Vn8´O´, populism, incluye el capítulo «8O8Á8¼b±8YbÁ´¬¡8±bOÁ8O±b8´Á¼b´ b±8b¼b¼b±O8´nÁY8b¼8b¼b¼O8V¨OÁ9b´8b±b´¼±8¼bt88±88ͦÁb±Y8bÏc±O88¼8Y8Y88nÁb±¼b±b´bO8Yb Çb¼´8O8~Á8±b´§ bnbO¼V8bÉ´¼bO8Ybb´¼´Çb¼´Obb±´bϱtb¼8Ê88Y´O±OYb8ʱ8´ subalternas a esas identidades obliga a repensar dos aspectos. El primero b´8OÁb´¼Yb´Áb¼8±b8Ob¼±bÁbFÊO8´b¡ ´btÁYb´ 8 OÁb´¼ Yb ±ÊbO¼ 8 ±b8O b¼±b Á´ Ê ´O8´¡ 8 teoría, en este aspecto, recupera una triple problemática: la estrategia, el sujeto y el proyecto. Laclau opta por abordar la pregunta por el populismo desde la proFb9¼O8OYbÁbFÊ´Á±b8OO8O8´b¡ bÁbF O ±bnb±b¼b 89t Yb «Á´¬V 8O8Á b´8Ê8 Á8 YboO ´O±¼8 b b 8±É´ 8¼|Á´´b±8 ¦Áb ´b±9 YbÁY±8 Yb 8 b¼9n±8 F8´b¹´Áb±b´¼±ÁO¼Á±8¡8´O8´b´V´Fb¼bbbÉ´¼bO8OO¼±8dicciones en la base (estructura), no tienen presencia como agentes políticos si no es a partir de presentarse como articulaciones discursivas en bÇbYb8´´Áb±b´¼±ÁO¼Á±8´Vb´YbO±OÁ8O¼±8YOOÁbF¹
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F¦Áb~Yb~Yb±¡Ï´VbÁ´´b±9Á8n±8YbO´¼±Á±ÁYb b´´´Yb¼b±8¼b´bbÇbYb8n±8O´O8OO±b¼8ÊÁ8 ¼8±b88±88ͦÁb±Y88Á¦ÁbÁbY8bÉ´¼±¼8FcÁÁbF8±88´ clases dominantes). Las clases se convierten en principios articuladores de “tradiciones populares” sin las cuales no pueden materializarse como 8tb¼b´¼O´¡ ´8´¼±8YOb´Á8±b´¼8FcÁbYb´b±8±¼OÁladas por el discurso de las clases dominantes. Por lo tanto se trata de Á8Y´Á¼8±Y8±bÁ8n±8O8´´¼8Ê´O8´¼88b´´O¼bY´ ´FO´bnO±bV88¼±8V8±btV8Yb¼Y8Y8O8Vb¼O¡¡ b´¼8±b±8Çb±´« Á´O´´¼bb8±b´b¼8OYb8´¼b±b8Ob´Á8±YbO±9¼O8´OOÁ¼´¼c¼O~8¼8tO respecto a la ideología dominante,”38 que puede articularse en el discurso de la clase obrera o de la clase dominante (la clase, aquí, sería el principio 8±¼OÁ8Y±±±bÁO8Fb¡88±¼OÁ8OYb8´¼±8YOb´Á8±b´b bY´OÁ±´Yb8O8´bF±b±8O´¼¼ÁÊb8±8YO8Í8OYb8O¼±8YOOÁbFÊF¦ÁbYbYb±V±¼8¼Á8Ç88´O8´¡39 En el estudio Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democraciaVÁFO8YbgpÁ¼8 |8¼8ÁnnbV´b 8´8b±b±¦ÁbF±bOb8±É´|8O8b´8±É´Ê´btbneran nuevas condiciones para abordar el problema del populismo y la O´¼±ÁOOYbÁbF¡ÏÁ¦Ább8F±8YbÁnnb|8ÊÁ8±8O8 de los movimientos sociales como agentes democratizadores, la preocupaO±bÁbF±b88±bOb88|±8YbY´OÁ¼±8´´O8Y8Yb´Yb ´Áb¼¶8±b´bO¼YOb´8Á¼±b´V«(Y±8´88±´OÁ8± de sujeto, a la que se constituye sobre la base de dividir al espacio político bY´O8´8¼8tO´VÊ´OYbO±9¼O8Yb´Áb¼88¦Ább´ ´bYbYbÁ8¼8t´O8Í8YV¦ÁbYÇYb88´ObY8Yb8n±8 indicada”.40 En un sentido similar, en 1987, Laclau vuelve sobre el tema y Laclau, Política e ideología…, p. 201. Esta tesis de la continuidad (posible) entre populismo y socialismo ha sido objetada por Juan Carlos Portantiero y Emilio de Ipola, “Lo nacional popular y los populismos ±b8b¼bbÉ´¼b¼b´¬VbNueva Sociedad, núm. 4, 1981, pp. 7-18. 40 ±b´¼8O8ÁÊ |8¼8ÁnnbVHegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia, 2ª ed., Buenos Aires, FCE, 2004, p. 225. 38 39
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n±bObÁ8YboOYbÁ´O«8¦Áb8Yb´YbOb±¼´ discursos políticos que los construye sobre la base de dicotomizar ciertos espacios sociales […]. Hay populismo siempre que las identidades cobO¼Ç8´´bO´¼±ÁÊbb¼c±´YbÁ8n±¼b±8YO¼O8¦Áb´b8±8 8´Yb8±±F8®Yb´Yb8F8®¬¡41 Cabe mencionar que el abordaje de 8OÁb´¼YbÁbFVÁ8±ÊbÁ´|8F8Yb´88±bOY de la agenda de trabajo de Laclau como lo prueban los títulos de varios trabajos.42 Es, por supuesto, en La razón populista43 Êb¼bɼ´´ÁOb´Ç´44 donde se desarrolla la teoría política del populismo en toda su complejidad 88±¼±YbÁ8´b±bYb±Á¼Á±8´¦ÁbO´¼¼ÁÊb±b´8±É´Yb Laclau.45 Como el propio autor insinuaba en la obra de 1987, en esta teoría YbÁ´´bOÁt8¼±b´±bOÁ8Ob´Ob¼±8b´¡(±b±VO ÁbYbb´8±´b8O´¼¼ÁOYb±Yb´O8bÁ8b±´bO¼Ç8´nÁY8O8V´btÁYVO´bOOFb8Y9O8Yb8´ÁO|8´¼O8´ bbO8YbO±9¼Oʼb±Ob±VO´bO´¼¼ÁÊb8´Yb¼Y8Yb´ ¼O8´¡ ´¼8´¼±b´´¼8O8´ÁbYbn±Á8±´bV±Á8YV88±¼±Yb 8Y´¼OF8´¼8¼bn±bOÁb¼bb8¼b±8¼O8O¼b±9b8b¼±b ¼OÊ8¼O8Vb8¦Áb´b±b´b±Ç8b±b±¼c±8±8±bnb±± 8 Á8 tO8 Yb ±YÁOO Yb ±Yb ´O8 Á8 nÁO ´¼¼ÁÊb¼bV 8Á¦Áb¼8FcYb´¼¼ÁÊb¼bÊb´btÁYOÁO8´´¼b8
8O8ÁV«(Á´Ê¼±8´n±8Oh¬V¡½Î¡ Ernesto Laclau, “Populist rupture and discourse”, en Screen Education, núm. 34, gÎV¡g·~½¶ ±b´¼8O8Á«+O8´V¼|bbb®VYbO±8OÊ®U¼|b¼±8´n±8¼n|btbOtO¬Vb+O8,bɼ, vol. 3, núm. 1, 1983, pp. 115-119. 43 Ernesto Laclau, La razón populista, Buenos Aires, FCE, 2005. 44 ±b´¼8O8ÁV«(±¦ÁcO´¼±Á±ÁÁbFb´8¼8±b8±O8Yb8¼O8±8Ycal”, en Á8Yb±´Yb ENDES, núm. 23, 2006, pp. 1-36; Ernesto Laclau, “Populismo: ¨¦Ác´YObÁF±b§¬Vb±8O´O(8ÍÍ8KbY¡LV Á´Ob´bYb la democracia, Buenos Aires, FCE, 2009, pp. 51-70. 45 Además del citado Hegemonía y estrategia socialista, un conjunto de trabajos cons¼¼ÁÊb8F8´b¼b±O8Yb8OOb¼Á8Í8OYbÁ´Vb¼±bb´´ÁFO8dos en: Ernesto Laclau, ÁbÇ8´±bqbÉb´´F±b8±bÇÁOYbÁb´¼±¼b, Áb´Ï±b´VÁbÇ82´VÀÎÎΡ 41 42
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encargado de gestionar el orden (como un ámbito instruido).46 Por otro 8YV´b8YÇb±¼bb¼b±±t8¼b±8O´¼¼ÁOYbYb¼Y8Yb´¼cas, agentes o actores47¦ÁbY´Á¼8¼8¼8±b¼8OYbÁ±Ob´ |´¼±OO´ÁOn±8O¡´¼±b´±Fb8´b´¼98F±Y8Y´b la obra y dan lugar a potencias y equívocos.
Á´OO8¼bt±88±8b´8±8On±8O¼gica de lo social ubica al populismo como un concepto de lo político. El argumento estipula que en tanto se “acusa” al populismo como algo Ç8tbYb¼b±8YÊb±8±b¼±O8VʦÁb8´8b´¼±ÁO¼Á±8Yb social tiene esas características, entonces “el populismo es la vía real para O±bYb±8t±b8¼Ç88O´¼¼ÁO¼tO8Yb¼OO tal”.48Ï´´V¼O¼bbÁ8nÁO´¼¼ÁÊb¼b49 y “el populismo es, simplemente, un modo de construir lo político”,50 entonces el populismo predica sobre la ontología de lo social. El problema, como veremos, es que este lugar de categoría privilegiada para pensar la siempre ±bO8±8´¼¼ÁOY´OÁ±´Ç8Yb±Yb´O8bO±±b´Y8b¼bɼ´ anteriores a hegemonía. En un segundo sentido, populismo ya no es una categoría de lo po¼O´Yb8¼O8Vb´9´«bÉ´¼btÁ8¼b±ÇbO¼O8 que no sea hasta cierto punto populista”.51 Ahora bien, la posibilidad de pensar el populismo como “un ingrediente necesario de la política tout court”52´±b¼b88YboOYbÁ´OÁ8¼b±ÇbO que dicotomiza el campo social entre un nosotros (el pueblo) y un ellos bYb±±YÁObYY´b´8O´´¼8t9¼O´bn±b¼8Y´¡
8ÁYb bn±¼, Ensayos sobre lo político, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, ¶ |8¼8ÁnnbVEn torno a lo político, Buenos Aires, FCE, 2007. 47 Ï8±tYb¼Y8´ÁF±88O8Á|8ObÁÁ´Y´¼¼Yb¼c±´O´Áb¼V 8tb¼bV8O¼±V´ÁFb¼ÇY8Y¡ ¼±8F8¼b±ObY¼8±Yb±bO´8b´¼´OOb¼´ b´O8Çb8Á¦ÁbbÉObYbb´¼b8±¼OÁ¡ 48 Laclau, La razón populista…, p. 91. 49 8O8ÁV«(±¦ÁcO´¼±Á±ÁÁbFh¬V¡ÀΡ 50 Laclau, La razón populista…, p. 11. 51 Ibid., p. 185. 52 Ibid., p. 33. 46
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Á¼b±Ob±´b¼YV8O8ÁÁFO8bÁ´OÁ8tO8Yb O´¼±ÁOOYb´´Áb¼´¼O´Vb´bOoO8b¼bb´Áb¼ÁbF¡ En las primeras líneas de La razón populista´bYb¼oO8b´¼8±bOÁ8OOÇb±¼bF±8¡53 Como una gramática de las identidades políticas, el populismo parte de concebir una pluralidad de situaciones de demandas ´8¼´nbO|8´b8´´ObY8Yb´O¼b±9b8´¡ ´¼8´Yb8Y8´O´¼tuyen las “unidades mínimas de análisis” del populismo que se constituirá O8tO8Yb8±¼OÁ8OYbb´¼8´Yb8Y8´YbO±9¼O8´bÁ±Ob´YbO´¼¼ÁOYbÁY´OÁ±´ÊÁ8´ÁFb¼ÇY8YÁ8±¡ b´¼bO8V¼b´Yb8Y8´¦Áb´±YboO|b¼b±tcb8´t±b´8 en un terreno de “equivalencia” en tanto comparten el ser negadas por el ´´¼b8¡8±YÁOOYbÁ´toO8¼bÇ8O54 que las aglutine (puede ´b± b F±b Yb Yb±V 8 Çb´¼YÁ±8 8nbO¼Ç8 Yb ´toO8¼b ¦Áb b´ nÁO88±Ob´Yb¼b±b8OÊ8b8F±8OYbÁ8n±¼b±88¼8tO8´Vb¼Ob´V8±¼bYb8t±89¼O8Á´¼8¡ ´¼8tO8Á´¼8b´8¦Áb±YÁObÁ´Áb¼8¼b´bÉ´¼b¼bUbÁbFVOÁÊb´¼8¼Á´ particular le permite, por un lado, ser la plebs (los de abajo, lo plebeyo) y por otro lado, reivindicarse como populus, es decir la totalidad.
´¼±b´Á´´YbÁ´b´±bO´±b´O8¼8±8n±8Y8YYb8 O8¼bt±8Ê8¦Áb8Y8±bYO8Yb8t¼YbO¼bYÁ±b¼8O YbtO88±8bÁ´¡ ´¼V¦ÁbbO8´b´|8´YO±¼O8YV O´¼¼ÁÊbÁ8Çb¼88Yb8¼b±8Áb´¼¦Ább±¼bbÉO8±Ynb±b¼b´ nbb´ÊVO¼8VO´¼¼ÁÊbÁ8|b±±8b¼888¼O8|bÁ±´¼O8´ ±b¼b´b´±8¼Ç8´¡ bO±¦ÁbbYb¼b±8Y±Ob´b±8Á8 tO8Á´¼8ÁY´OÁ±´Á´¼8ObÇ8tÁ88±bO8O ´F±bbO¼bY8´O´bOÁbO8´Yb¼8¼b±ÇbO¡ ´¼b8´bO¼ ´bÇ888ÁÊYbF8¼Y8±b8Ob¼±bÁ´ÊYbO±8O8¡
«¨(±¦ÁcO´¼±Á±ÁÁbFb´8¼8±b8Yb8¼O8±8YO8§¬V 8O8Á±nÁYÍ8Á8¼b´b´Á¼b±8bb8±OYb8±b´Áb´¼88 b±tYbLa razón populista dice: “Este libro se interroga centralmente sobre 8tO8Ybn±8OYb8´Yb¼Y8Yb´ObO¼Ç8´¬¡ 54 +F±bbÁt8±Yb´´toO8¼b´Ç8O´Êq¼8¼b´8±88¼O8Çc8´b ±b´¼ 8O8ÁV«¨(±¦Ác´´toO8¼b´Ç8O´´±¼8¼b´8±88¼O8§¬VbEmancipación y diferencia, Buenos Aires, Ariel, 1996. 53
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+8ÇÖæb
¡(±Á8YV8n±8Y8YYb8tO8Á´¼8Vb±Opio, impide predicar sus alcances en cuanto a la democracia (tanto en un ´b¼Y9±¦ÁOOÁ±8´¼8bOÁ8¼88bÉ8´YbYb±bO|´Êt8±8¼8´¡(±¼±Vb8Á¼±8o±8¦ÁbbÉ´¼bbbÁ´8 OYOYbÁ8YbO±8O8b¼8¼±YÁObÁ«ÁbF¬Ádemos) ´bOÁ88YbO±8O8´´b±bYÁOb8Á88Y´¼±8O´¼¼ÁO8 Yb8´ObY8Y¦Áb´b±8b¦ÁÇ8b¼b888¦Á8OYb8¼O8¡ Es evidente aquí que se cruzan dos de las dimensiones que procuramos Y´¼tÁ±UbÁ´O8tO8¦Áb¼b±Çbbb8±YÁOO del sujeto político (el pueblo) y las características del orden político cons¼¼ÁY¡ ´¼8¼b´±b88±bOb±9b´YbF8¼b´´¼b±±b´¡
EL POPULISMO A DEBATE EN EL POSMARXISMO LATINOAMERICANO
b´Yb888±OYb«8O8Á8¼b±8YbÁ´¬YÇb±´8´ÇOb´±Çbb¼b´VnÁY8b¼8b¼bVYbb±´bO¼Ç8´8±É´¼8´´8b±8O±ÁOb Yb8OObOYb8O8Á¡55ÁbtYb±bbt8±b88tbY88O8YcO88 Á´±8±bOÁ8O±8¼±8´O88YbO±8O8V8F±8Yb 8O8ÁnÁb±bnb±bO8bÁYFbb±Fb¼Ybb´¼ÁYÊO¼±Çb±´8¡56 + bF8±tV 8 88±O Yb La razón populista como acontecimiento ¼b±OÊ8O´Y8OYb±Ob´´¼Y8Y´OÁ´¼8´b2bbzuela, Argentina, Bolivia y Ecuador instauraron nuevas condiciones para bYbF8¼b¼b±OʼO¡ b´¼bO¼bɼÁ8O8¼Y8Y´toO8¼Ç8Yb investigadores latinoamericanos en el campo de la teoría política —algunos
Yb8V«(Á´bYbt88±´¼Yb ±b´¼8O8ÁU(¼O8b Ybt8b8¼b±88±É´¼8®¬Vb*bÇ´¼8bÉO88Yb+Ot8, vol. 41, núm. 3, 1979, pp. 925-960; Portantiero y de Ipola, Lo nacional popular… 56 -8¼b±b´8¼bbÉObOb´b¼±8F8Ybb±8±YÏFÊ 8±c´V«*bb´8Ybpulismo”, Ponencia presentada en el XXIII Congreso de LASAV38´|t¼V ¡ ¡VÀÎΡ 55
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n±8Y´b8 ´OÁb8Yb ´´bÉi57 han trabajado sobre la obra de Ernesto 8O8ÁÊb´bOoO8b¼b´Á¼b±8YbÁ´¡58 +F±b 8 ´OÁb8 Yb ´´bÉ Çc8´b Áb´ ,È´|bYV « ´OÁ±´b ¼|b±Ê 8Y ¼O8 88Ê´´U8bÈ8±8Ytn±¼|b ´´bÉ+O|§¬VbThe British Journal of Politics and International Relations, vol. 5, núm. 1, 2003, pp. 129-142 y Ana Soage, “La teoría YbY´OÁ±´Yb8 ´OÁb8Yb ´´bÉb´ÁO¼bɼ¼b±O¬Vb ±OÁYbtÄ´¼O8 ÏO8Y888 ÁO8O, vol. 25, núm. 3, 2006, pp. 45-61. 58 b´OÁYbb´¼8´bOO´¼±8F8´Ob¼±8Y´b8¼b±8YbÁ´Ê b¼±´8´bO¼´Yb8F±8Yb8O8Á¡ bnbO¼VbÉ´¼bbÏc±O88¼8¼±´ b´¼ÁY´±bbÇ8¼b´bnO8Y´VnÁY8b¼8b¼bVb8¼b±8Yb8|btb8U b8ϱY¼V«(´¼~|btbÊU¼O´Á¼´Yb¼|bÁ´Á8´¼~8±É´¼8±8Yt¬Vb
¼b±8±Ê(¼O´, vol. 13, núm. 3, 2007, pp. 205-226. En la teoría del discurso Ê´Á´¼bO8Y8Yb´b¼YtO8´U*´8Y8 Ábo Á±tV« b´b´c¼O ¼O8´bbYÁO8OYb´Ybb89´´¼OYbY´OÁ±´¬VbSinéctica, núm. 35, 2010, pp. 1-17; Hernán Fair, “Análisis político del discurso de Ernesto Laclau: una proÁb´¼88±88Çb´¼t8O´O8¼±8´Y´O8±8¬VbO´~*bÇ´¼8Yb bO8´ Sociales, núm. 54, 2015, pp. 197-224. O en el debate con autores como Michel FouO8Á¼U *´8 Y8 Ábo Á±t´V «O8¼FY8Yb´V Ynb±bO8´ Ê b¦ÁÇ8bO8´ en dos analíticas de discurso: Foucault y Laclau”, en bOO(bY8ttO8-Çb±~ sitaria, núms. 27 y 28, Universidad Veracruzana, 1997, pp. 181-201; Matías Landau, “Laclau, Foucault, Rancière: entre la política y la policía”, en Argumentos, vol. 19, ¡pÀVcÉOVÀÎθV¡·~·¶8±82±t8)Á±t8V« ´OÁ±´´Ê´Áb¼´¡ÏtÁ´bɴʼb´b´b¼±b8´b±´bO¼Ç8´¼b±O8´YbO|bÁO8Á¼Ê ±b´¼ Laclau”, María Antonia Muñoz, en Estudios Políticos, núm. 45, 2012, pp. 79-94; Mariela Peller, “Judith Butler and Ernesto Laclau: debates on subjectivity, psychoanalysis and politics”, en +bÉÁ8Y8YV+8ÁYÊ+ObY8Y, núm. 7, Río de Janeiro, 2011, pp. 44-68; con Jacques Rancière: María Antonia Muñoz, “Laclau y Rancière: algunas coordenadas para la lectura de lo político”, en Andamios, vol. 2, núm. 4, 2006, pp. 119-144; O+8ÇÖæb
UÁO8´8´OV« bO±8O8±8YO8Vb¼±b8O±¼O8Êb|´U Á8F±Y8bYb8±Áb´¼8Yb´YbbY9tb¼±b ±b´¼8O8ÁÊ+8ÇÖæb
¬V en *bÇ´¼8bÉO88Yb bO8´(¼O8´Ê+O8b´, vol. 59, núm. 221, 2014, pp. À~s½¶O
8´Á|8Uc(bɼ*Y±tÁb´Ê 8bYbbYQ8VErnesto Laclau & Niklas Luhmann: pós-fundacionismo abordagem sistêmica e as organizações sociais, EDIPUCRSVÀÎθ¶O ±¦Áb Á´´bU8±¼*b¼8ÍV«+Áb¼´¼O´U teoría y epistemología. Un diálogo entre la teoría del discurso, el (re) constructivismo Ê8o´n8Yb8Fb±8Obb±´bO¼Ç88¼8b±O88¬Vb bO8 ±t+Á, vol. 18, núm. 1, 2011, pp. 81-89, Mauro Emiliozzi, “Ensayo-La radicalidad del Otro en 8O´¼±ÁOOYbÁbF¡-Y9tb¼±b8tO8Á´¼8Ê8´n8Yb8 Fb±8O¬VbO8Ê8O~*bÇ´¼8 t¼8Yb bO8´+O8b´, vol. 2, núm. 3, 2015, o
´b2b±Ub±98±V«8O8ÁÊ2b±UY´OÁ´b´¼b±O8´ÊO¼±FÁOb´8±8 8±8É´bY´¼b±8´YbY´OÁ±´¬Vb ´¼ÁY´Yb´n8(±9O¼O8b´¼±8 de las Ideas, vol. 10, núm. 1, 2008, pp. 9-24; Martín Retamozo y Mariano Fernández, 57
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Sebastián Barros ha sido uno de los autores que ha problematizado 8¼b±8Yb8O8Á¶bÇ8±8´O8´b´V´b|8F8´8Yb88ÊÁY8¼b±O8 de Jacques Rancière. Barros59±bOOb8´Çb¼88´¼b±O8´YbÁ8O n±8YbÁ´b±´b|8ObY´¼b±±t8¼b´O8Çb¡(±b±V´ bÉ´¼bÁ8q8ObbOOb¼YbÁ´V¦ÁbÁFO8OÁ´Yb8¼O8OÇ´Vb´ÁYb´Á´´YbÁ´¡ ´¼ Y±8YO8±V8ÁOYb 8±±´V¦ÁbbÉ´¼bÁ8n±8Y8Y±b±8Y8Y8 ±8O8¼bt±8Yb|btb8ÊÁ8´btÁY8´¼8O8O8´8tO8¦Áb´b±88YbÁ´VOÁÊ8O8±8O¼b±´¼O8±b´Ybb8¼b±b8O a “los de abajo”. Lo anterior lleva al segundo interrogante: la pregunta por el estatus de “los de abajo” (underdogs). La tesis de Barros es que, en tanto 8tO8YbÁ´¼±8F88O«´Yb8F8¬Vb¼Ob´|8ÊOb±¼8b´bOoOY8Yb88±¼OÁ8OYbYb8Y8´¦Ább´O8888Á±8n±8Y8Y¡60 ÏÁ¦ÁbYb¼b±8Y|´¼±O8b¼bVbÁ´¼bbÁYnÁ´O¼bY«bOb´8±¬±bnb±Y8b´´«Yb8F8¬¦Áb|8¼b±Í8Y*8Of±b¡61 8±±´±b¼b±Í8±bÁ´O«Á8n±88±¼OÁ8±Yb 8±¼OÁ8O|btbO8b8OÁ8¦Áb´bb´¼ÁY8b´8OÁ´±8YO8 de una heterogeneidad social respecto del espacio común de representaO¦Áb´Áb¼Y8±9O¼O8|btbO8¬V62 y para ello requiere indagar ´Y´b¦Áb´b±YÁObÁ8Ynb±bO8O´8¼´nbO|88¼b±± YbÁ8OÁY8YÊ´Y´Yb8±¼OÁ8ObOÁ´Ybb´¼8´´O8Y8Yb´¡ Á´¼±8F88±8Vb¼Ob´VÁb´bO¼±Ybb´bÉOÁY ¦Áb bOÁb¼±8 Á b´8O Yb ±b±b´b¼8O b b Y´OÁ±´ Á´¼8 ÊV ± ¼8¼V Á8 n±8 Yb bÉ´¼bO8 ±¼8Y±8 Yb Á OÁb´¼8b¼ « ´OÁ±´¼ObYb¼Y8Yb´¼O8´U±YÁOOV8±¼OÁ8OʱbObOb8´ F±8´Yb ´b2b±Ê ±b´¼8O8Á¬Vb Á8Yb±´YbYb8´, vol. 4, núm. 4, 2010, pp. 1-22. 59 +bF8´¼9 8±±´V«OÁ´±8YO8ÊOqO¼b8O´¼¼ÁOYbÁbFÁ´ta”, en CONob´, vol. 2, núm. 3, 2006, pp. 65-73. 60 8¼b±ÇbOO±¼O8Yb 8±±´´b±t8b´Á±bOÁ8O±8Çb´¼t8O b±O8|´¼±O~¼O8¦Áb¼±8´¼O88OotÁ±8O¼b±O8¡ 61 La similitud de algunos aspectos de las teorías de Rancière ha sido reconocida por el propio Laclau en La razón populista… 62 Sebastián Barros, “Espectralidad e inestabilidad institucional. Acerca de la ruptura populista”, en Estudios Sociales, vol. 30, núm. 1, 2006, p. 152.
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88OÁY8Y8¦ÁbYbO¼bb8OÁY8Y¡8OYb heterogeneidad adquirirá un estatus relevante para pensar los modos en que esos sin-parte que ingresan en la escena política63bYb8ob´¼ 8YFbO´¼¼ÁOYbÁbFO8±¼bʼY¡64 Alejandro Groppo65 ¼8Fc|8±b8±8Yb8¼bO8Ybb´|b¼b±tcb8±Yb¦ÁbO ´ÁFbb8¼¼bbÁ8O88OY8YYbY´O8OÊ´bÁFO88´¼bYb¼±ÊnÁb±8Yb±Yb´FO¡ Á´V8ÁOYb ±VO±±8b´¼8Yb´¡,8¼ 8±±´O±´bOb¼±8 b¼b±±b¼8±´bnbO¼´Ybb´¼8OÁ´8±88¦ÁbV8´ÁO±¼b±VYbFb±8±b´b±Ç8±´b888F±8Á´¡8Çb± 8´8¼8Fc|8Ob|O8c bb´¼8Yb´Yb«OÁ´±8YO8¬YbÁ´Vb±´Á8±¼b´b Ob¼±8b´OtÍ8±8ObY8¼b8¼±t8OYbÁO¼bY8 8OYbÁbFYb´±8Ot±8´O88U«8´¼±8YOb´Á8±b´ 8´8Y8´±bo¼±YbFÁb´b¼Y¬¡66 ´¼´toO8±8´8O8±88¼b±8Yb ´Án±8Y8YÊVbOb±¼´b¼YVYb¼b±±b´nÁY8O8Vb±F±Y8 O8Çb´8±88Çb´¼t8Ob±O8´F±b´´Áb¼´´O8b´¡ Benjamín Arditi, por su parte, ha desarrollado parte de su obra en diálogo con y contra Laclau.67 ¦Áb´OÁ8VbÁ8bɼb´8±b´b8 de La razón populista, Arditi68 repara en la triple sinonimia de populismo, hegemonía y política y, además, lanza un conjunto de observaciones +bF8¼9 8±±´V«+8±YbnYYbb´Ob8±´O8U´F±b8|b¼b±tbbY8YÊ8 b´bOoOY8YYbÁ´¬VbPensamento Plural, núm. 5, 2009, pp. 11-34. 64 +bF8´¼9 8±±´V«(Á´VÁbFÊYb±8ÍtbÏc±O88¼8¬Vb F8 InternacionalV¡gÀVÀÎsV¡À·~½ÎÀ¶b±8±YÏFÊ 8±c´V+bF8´¼9 8±±´ ÊÁ9bV«8´F±bO|8´YbÁbF¬Vb*bqbÉb´´F±bYb¼Y8Yb´Álares y populismo, Buenos Aires, UNGS-UNDAV, 2013. 65 Alejandro Groppo, “El populismo y lo sublime”, en Studia Politicae, núm. 2, 2011, pp. 39-58; Groppo, Los dos príncipes… 66 8Çb± 8´8V«8´Y´tO8´YbÁ´V´ÁY´±Á¼ÇY8YÊ8b´¼±8¼bt8´O8´¼8¬V en *bÇ´¼8Yb bO8´+O8b´, vol. 17, núm. 2, 2010, p. 19. 67 ϱY¼|8bnO8Y88ʱ8Yb´Á´O±¼O8´bb¼±8¼8b¼Yb|btb8¦ÁbV ±bɼb´V¼8Fc8O8Í8bOb±¼Y8Á´¡(8±8Á89´´Yb8F´8Á¼±b´U(8Á È8V«,|´Y´8t±bbb¼´¼bU¼|bÁ´´n8O8ÁV Rancière and Arditi”, en Social Semiotics, vol. 17, núm. 4, 2007, pp. 539-545. 68 b8ϱY¼«(Á´´|btbÊ´¼O´§ ±b´¼8O8Á®´Populist Reason”, en ´¼b8¼´, vol. 17, núm. 3, 2010, pp. 488-497. 63
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agudas. Al igual que Sebastián Barros69Êb±8±YÏFÊ 8±c´V70 señala el b´O8´Yb´8±±Yb8OYbplebs desde una perspectiva rancièriana y propone rescatar el populismo a partir de tres modalidades “con respec¼Yb8¼O8YbO±9¼O8Yb±8UOÁYYb±b±b´b¼8OV como un síntoma, y como un reverso”.71 Arditi objeta, además, el tratamien¼Yb8otÁ±8YbYb±¦Áb|8Ob8¼b±88YÁ±bÁ´toO8¼bÁ nombre pero que además es el nombre de alguien). Asimismo, otro de los puntos problemáticos se origina a juicio de Arditi en el tratamiento del proOb´Yb8±¼OÁ8OYbYb8Y8´Ê8±YÁOOYbÁY´OÁ±´b´¼8Fb (y una subjetividad popular) que no se desarrolla e invisibiliza otros moY´Yb8OO¼O8b8O8¼±8¡72 Francisco Panizza73|8Yb´8±±8YÁ88tbY8´F±b8±b8OYb populismo con la democracia en gran medida a partir de los trabajos de Laclau. El autor propone atender cuatro dimensiones involucradas en la ¼b±8YbÁ´U8±b¼±O8V8n±8Yb±b±b´b¼8OV8¼O8 ʱ8¼Ç¡ ¼8¼8Yb´±b¼±O8b´´´8Ê8FbVb8Á¼±V Yb ±tb Á±ÁtÁ8ÊV ±b ±bnb±± 8 «¼b±ÇbOb´ Á´¼8´¬ ± 8±¼bYbb´¼±8¼bt8´YbOb±¼´Yb±b´¦ÁbÁbYb´b±8±¼OÁ8Y8´bYnb 8±±´V«OÁ´±8YO8h¬¡ b±8±YÏFÊ 8±c´V«8YbO±8¼Í8OFbtb±8¼bYbÁ´¬VbDebate. *bÇ´¼8Yb8Ï´8Fb88O8Yb(889, Panamá, 2007, pp. 47-58. 71 Benjamín Arditi, “El populismo como espectro de la democracia: una respuesta a Canovan”, en *bÇ´¼8bÉO88Yb bO8´(¼O8´Ê+O8b´, vol. 47, núm. 191, 2004, p. 66. Si bien el artículo de Arditi es de 2004, toma consideraciones del mimbYb«(Á´U¦Ác´YObbF±b¬V±b´b¼8Y±8O8ÁbÀÎÎÀʱgramático de La razón populista¡,8FcU b8ϱY¼«(Á´Ob±nbria interna de la política democrática”, en e-L@tina, vol. 2, núm. 6, 2004, pp. 63-80. 72 b8ϱY¼V«8´´Á±tbO8´¼bbÁ8Vb8´´b8Ub±n±8¼Ç´ políticos y mediadores evanescentes en 2011”, en Debate Feminista, núm. 46, 2012, ¡s¸~¸¶ b8ϱY¼V«,|bbb8´*b~±b´b¼8¼8YbÇb¼¬VbThe promise and perils of populism. Global perspectivesV-Çb±´¼Ê(±b´´nb¼ÁO
ÊVbÉgton, KY, 2014, pp. 91-112. 73 ±8O´O(8ÍÍ8V«¨ b¦Ác|8F8´OÁ8Y|8F8´YbÁ´§m9´Á´¼8´b±9¼Á8FÁb8l®¬VbRecso, núm. 2, 2011, pp. 15-37; Francisco Panizza, “Fisuras b¼±b Á´ Ê YbO±8O8 b Ïc±O8 8¼8¬V b Stockholm Review of Latin American Studies, vol. 3, 2008, pp. 81-93; Francisco Panizza [ed.], El populismo como b´bYb8YbO±8O8, Buenos Aires, FCE, 2009. 69 70
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±b¼b´b¼´8¼b´¦ÁbFÁ´O8±8O¼±b´±btbb´YboY´O Á´¼8´¡8±b¼±O8Á´¼8VO¼b±ÇbOVb´¼9ÇÁO±8Y8b el intento de representar al pueblo (versus un enemigo/adversario) y, como ¼8V8±¼bYb8¼O8Vb¼±8´¦Áb8±b8Ob¼±bÁ´ÊYbO±8O8ÁbYbb´¼8FbOb±´b8±±ÊYbbYb±9YbO8Y8O¼bɼ¡ Sin embargo, Panizza hace el intento (como a su modo Barros) de incluir 8±8¼ÇY8Ybbb´¦Áb8n±8Yb8O8Á¡ Á´´b±8V b¼Ob´V88±¼OÁ8OYbOÁ8¦Áb±Yb8Y8´8¦Áb8¦Áb¼b8¼Í8 «8b¦ÁY8Y¬O´bYÇ8Y8Ê8´b8b´ÁYb´¼O8|8Ê 8±¼b±b±b´b¼8Y8´ÁYb´´ObOO8|8Ê8±¼b¦Áb ±bOFb´Á8±¼b8O¼Ç8Y8´8nÁO±bYb¼±8YbÁ´¡74 Y´¼´YbÁ´¼8´V8b´VY´¼´Yb8b8OÁ´¼8UÁ b´8¼´´¼cOVYb8ʱ8´V8±Í8YÊF8´8Yb8tO8Yb´8¼8t´´VYb´±Ç´¼´YbOÁ8¦Áb±¼YbbY8O´¼¼ÁO8 valorativa. El otro es una mezcla de políticas pragmáticas y redentoras que, b¼±8´YbÁO88´n88´Yb±YbYbO±9¼OÊ8´¼8Ob´Yb 8´ ´¼¼ÁOb´ 8±8 Ybo± b Çb±Y8Yb± ´toO8Y Yb 8 YbO±8O8V ±bnÁb±Í8bÁ±8´YbO±9¼OY8YÇÍ8´bÉOÁY´ÊO±b8YV en el proceso, un demos más inclusivo.75
b±8±YÏFÊ 8±c´VYbÁY´8±8 b8ϱY¼V|8bnO8Y´ÁY9tO8O8Á88±¼±YbY´OÁ¼±8OYb|btb8¡ Al igual que Barros, sus contribuciones provienen de poner en práctica b8Y88b¼b±O8±8bb´¼ÁYYb±Ob´´¼O´b´ÁO8´8´ identidades políticas radicales y peronistas en Argentina76). En un trabajo de 2005,77ÏFÊ 8±c´±bOÁb±8´8±tÁb¼´Yb8O8ÁO¼±88O±¼O8 8±t8±b¼ 8Ç8V«,±Á´¼¼|bbbl(Á´8Y¼|b¼Èn8Ob´nYbO±8OʬVb Political Studies, vol. 47, núm. 1, 1999, pp. 2-16. 75 (8ÍÍ8V« b¦Ác|8F8´OÁ8Y|8F8´YbÁ´h¬V¡½s¡ 76 b±8±YÏFÊ 8±c´V8´Y´n±¼b±8´Yb8YbO±8O88±tb¼8U8±bYboO de las identidades políticas de Alfonsín a MenemV±¡Yb ±b´¼8O8ÁV*´8±V Homo Sapiens, 2001. 77 b±8±YÏFÊ 8±c´V«(Á´ÊYbO±8O8b8ϱtb¼8O¼b±9b8¡ ¼±bb|btb´Ê8±bnÁY8O¬VbEstudios Sociales, vol. 28, núm. 1, 2005, pp. 125-149. 74
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de Carlos Vilas78ÊYbob8Á´O«ÁbO8´b´bOoOYb tb´¼Yb8¼b´b¼±b88o±8OYb8±8Yb¼Y8YYnb±bO8 Ê8±b¼b´YbÁ8±b±b´b¼8O|btbO8Yb8´ObY8Y¬¡79 Así, bÁ´bɱb´8b´8¼b´b¼±b´b±Áb´8OYbO´¼±ÁOO |btbO8O¼bO8YbO±9¼OÊYbÇb±Ybhegemonismo como bɱb´YbÁOb±±bbÉOÁÊb¼bb¼±8ÁÁbF8±¼OÁ8±OÁ8do la plebs pretende ser populusÊbt88bÉ´¼bO8bt¼8Yb¼±8´ partes de la comunidad).80 El populismo sería, entonces, un modo especíoOYb¼±8F88±b´¼8¼b´b¼±b8±¼OÁ8±YbÁ8Yb¼Y8Y¼O8Ê ´ÁO¼bYÁÇb±´8´ÁYbÇb±|btbO¡ ´¼8¼b´b¼±bÁ8 Yb´Yb±Á¼Á±8ÊÁ8nÁY8O8b´Á8Yb8´O8Á´8´Yb8±b8O compleja (aunque no contradictoria) entre populismo y democracia (o populismo e instituciones).818Yb´Yb±b´¼¼ÁOYbÁ´ ´b ´´8Ê8V 8±8 ÏFÊ 8±c´V b n8DZ Yb 8Ob¼ ± 8 Yb´ rupturista del populismo en la teoría de Laclau. Es evidente que Laclau no t±88Yb´Yb±bO´¼±ÁOOYb±Yb±8±¼bYbÁ´ b±V8ÁOYbÏFÊ 8±c´VOOFbObYYb±b8Í8OYb la plebs en el populus de manera tal que lo vuelve “peligrosamente autoritario”.82+O8¼b8b8Á¼±VbÁ´b´Á8n±8b´¼8FbYb btO8Ob¼±bÁ8plebs (que no siempre es la misma) y el populus, 8±´28´V«¨(Á´´±bOO8Y´bFb±8´8´bO8´§ ¼YbbÁ´®8¼8b±O8¬Vb*bÇ´¼82bbÍ88Yb O8Ê bO8´+O8b´, vol. 9, núm. 3, 2003, pp. 13-36. 79 ÏFÊ 8±c´V«(Á´ÊYbO±8O8h¬V¡sp¡ 80 ÏFÊ 8±c´V«8YbO±8¼Í8OFbtb±8¼bh¬¡ 81 b±8±YÏFÊ 8±c´¬V«8´Y´O8±8´Yb8U8Ob±O8Yb8Ob8±b8Ob¼±b populismo e instituciones políticas, en Pensamento Plural, núm. 7, 2010, pp. 21-40. 82 b´¼b8±tÁb¼VÏFÊ 8±c´´tÁb8 Yb8V«8¼8Á¼8¡*bqbÉb´ sobre la teoría del populismo de Ernesto Laclau”, en Claudia Hilb [comp.], El político ÊbOb¼oO¡b8b8Á8 8±´(±¼8¼b±, Buenos Aires, Siglo XXI, 2009, ¡·~ÀÀΡϴb8±tÁb¼8¦Ácb´8tO8Yb8|btb8t±8´O888¦Áb OYÁObbbO8´YbÁ´8Á8´8Y88Á¼±¼8±8YYb´±tb8ÇÁ¼8Y del líder. Un análisis de la democracia en la obra de Laclau puede verse en Julián Melo Êb±8±YÏFÊ 8±c´V«8YbO±8O8±8YO8Ê´Á¼b´±b±YYUÁ¼b±8±telectual de Ernesto Laclau”, en POST8¼8U*bÇ´¼8Yb*bqbÉÊÏ9´´(¼O, vol. 19, núm. 2, 2014, pp. 395-427. 78
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las consecuencias sobre la democracia serían contingentes.83 Javier Balsa,84 Yb8tÂY8O¼±8±YbÏFÊ 8±c´VbFb¼888O8ÁOb±¼8c±YY8Yb±8YO8Y8Ybb¼b¼Yb¼±8´n±8±8plebs en populus. Para 8´8V´|8ÊÁ8c±YY8Yb8n±¼b±88¼8tO8Á¼b¼YbOÁ±8 8¼8t´¼8Vb¼Ob´8O´¼±ÁOOYbÁÁbF´bÇÁbÇb´Fb ÊOb´bb±Yb¼bO8Yb±8YO8Y8Yb8´¼±8´n±8Ob´´O8les. Lo que se juega en el debate son dos consecuencias de la teoría para 8¼O8¡88ʱ¼b´Y8YYb8n±¼b±8¼b±8Yb8¼8t´b´ nÁO88Á8¼O89´±8YO8b¼8¼8¼bb8Ynb±bO8¼b±8 ´b´8OYb±bOO8O¡8F´¦ÁbY8YbYbÇb±populus implica Á8n±8Yb±b±b´b¼8OYb8¼¼8Y8YnÁO888ʱÁ±8´¡ 8´n±¼b±8´V±´ÁÁb´¼V´|´¼±O8´bb´¼8Fb´¡
¼bɼ´9´±bOb¼b´VÏFÊ 8±c´±nÁYÍ8b´¼8Y´¼OʱbOOb¦Áb¼Y8Yb¼Y8Y¼bbÁ8±b¼b´|btbO8ʱne distinguir entre identidades totales, identidades parciales e identidades O±b¼b´|btbO8Yb8OÁb±YObYYb±Ob´8±8±b8Ob¼±b88±¼bÊb¼YYb8OÁY8Y¡85 En este proceso de pensar 8O´¼±ÁOOYbÁ8Yb¼Y8Y88±¼±Yb88±¼OÁ8Ob¦ÁÇ8bO8 YbYb8Y8´8tb¼b´8Y¦Áb±bOb¼±8Y8Y´8bÉ8´Yb8 cadena de equivalencias sino la intensidad de estas equiparaciones y su contenido.86 b´¼8´¼8V8Á¼±b´O 8bYbbYQ887 tamFcb±b8±´b8OObOYb88±¼OÁ8OYbYb8Y8´±b b±8±YÏFÊ 8±c´V«(Á´ÊYbO±8O8Fb±8¡-8¼b´8±b8O¬VbIdentidades, ´´b±ÀV8¸VÀθV¡p~À¸¡ 84 Balsa, op. cit. 85 b±8±YÏFÊ 8±c´V« bÁ8±8Á´¼8bOb±¼YbÇb±Yb8plebs”, bÏFÊ 8±c´V 8±±´ÊbVop. cit. 86 -´Átb±b¼bb´8Ê´F±b8OÁb´¼Yb8Yb8Y8b8F±8Yb8O8Á´bbcuentra en Santiago Carassale, “La demanda de la demanda. La mirada del espectro”, en Julio Aibar [comp.], 2ÉÁ¡(Á´ÊYbO±8O8bÏc±O88¼8, cÉOV8O´VÀÎη¡,8Fc8±¼*b¼8ÍV«8´Yb8Y8´´O8b´Êbb´¼ÁY de los movimientos sociales”, en ¼8YbbFV*bÇ´¼8Yb ´¼bt8Yb8´
bO8´+O8b´, núm. 35, 2009, pp. 110-127. 87 8bYbbYQ8V«(Á´OǼ8YbYbYbO±8O8¬Vb F8¼b±nacional, núm. 82, 2014, pp. 51-70. 83
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´b¼b´bÁ8´ObY8YO±bOYOYbÁ´¡(8±8b8Á¼± F±8´bVb´´Fbb´8±8tO8Á´¼8¼8FcYb´Yb8±±F8|8O8 8F888±¼±Yb8¼b±ÇbOYbYb±¡
ALGUNAS CONCLUSIONES Y UNA AGENDA ABIERTA ´¼±8F8´¦Áb|b´±bÇ´8Y8±¼bYbÁ8O´Yb±8OO±¼O8Yb´ 89´´Yb8O8ÁO±¼O8VO8±VbbOOb¼±bO´Yb¼c±b 8 ¼±8YO o´oO8 8ÁtÁ±8Y8 ± 8¼ 8 O8±¼bY 8tÁ´ O±´´ O´¼¼ÁÊb¼b´ Yb 8±8Yt8 ´nÁY8O8V ´8±É´ta o posestructuralista. Las intervenciones que hemos revisado trabajan 8ÇbOb´O¼8ʼ±8´bÉO¼8b¼bb´¼±b´O8´¦Áb|b´ Yb¼oO8YU8±YÁOOYb±Yb´O8¼OV8´n±8´Yb 8¼O8Ê8O´¼¼ÁOYb8´Yb¼Y8Yb´ObO¼Ç8´¡ ´8´¦ÁbÁ8 crítica constituida, en un lugar común, es la necesidad de evitar caer en la ¼b¼8O´O8Ybb¦Á8±8±¼O8VÁ´Ê|btb8 8±±´VϱY¼VÏFÊ 8±c´¡ ´8Á¼±b´|8´¼±8Y|8Ê´F±8Y8´ ±8Íb´8±8b´¼8FbOb±Y´¼Ob´b¼±bb´¼´¼c±´¦Ább±8Yb 8b±8Ynb±b¼bÊ8´b8¦Áb´b¼±8¼bYb8F±Y8±8O´¼¼ÁOYb±YbV las estrategias (o los modos de hacer) política o los modos de producir identidades.
Á´VOÁYYbOÁ´±8YO8¦ÁbbbOÁb´¼´¼b´Yb8OÁY8YV|8´YÁ8O8Çb¼b±±b¼8¼Ç8±bOÁ±±b¼b88ÇbͦÁbFt88b±8¼bObbO¼bYYb8´8±¼OÁ8Ob´¡ ´¼¼bbY´bnbO¼´V±Á8Y±b8´8Y8Ybn±8´ en que Laclau sitúa su teoría proveyendo un contenido (aunque variable) propio del populismo: “los de abajo”, “las tradiciones populares”, «´ bÉOÁY´¬ «´ ´ 8±¼b¬¡ (± ¼8¼ OÁ8¦Áb± 8±¼OÁ8O YbYb8Y8´b¼±8Á´toO8¼bÇ8O¦Ább´¼8FbÍO8Á8n±¼b±8 en la sociedad podrá ser llamada populismo sino una variante particular de 8tO8¼O8¦ÁbYb´Ybo±O|btbO8¡(±¼±8YV anterior nos lleva a la necesidad de pensar en ese orden intervenido por
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8tO8Á´¼8¦ÁbÇO88¼±8Yb´YbÁ´V¦ÁbÏFÊ
8±c´88VnÁY8O8´±btbb±8O´88 (un modo de cierre ÁbtYbb¼Yb¼OVb´YbO±V8ÁbÇ8´¼¼ÁOYbb´b ±Yb¡ ¼b´b ¦Áb |8F8´ Yb ´¼¼ÁOb´V ± ¼8¼ b´ 8F´Á±Y acusar al populismo de anti-institucionalismo, en todo caso nos queda ±bÇ8Á8±|´¼±O8Êb±O8b¼b8bt¼Y8YÊnÁO8b¼Yb 8´´¼¼ÁOb´O±´¼8Í8Y8´O´Á¼Á±8Yb8±±ÁOÁ´¼8¼8¼ O8¦Áb8´¦ÁbbnbO¼Ç8b¼bbÁ´OÁb´¼8Ê8b8Í8¡ ´ ±bO´¼8±¦Áb´Y´´±Fb8´¦Áb´bO±ÁÍ8V8O´¼±ÁOOYb Á±ctb¼OÊ8±YÁOOYbYb¼Y8Yb´ObO¼Ç8´Vb±8F8´O8±¼b¦Ább±b´Á¼8YYbÁ´±b8b¼bbÉ´¼b¼bb´Yb O8±9O¼b±|´¼±OV|8Ê8Y8bbÁ´¦ÁbOYÁÍO8bOb´8±8mente a regímenes o identidades democráticas, ni nada que las condene al autoritarismo en ambos planos. 8 tO8 Yb 8 8±¼OÁ8O Yb Yb8Y8´ YbFb ´b± ObÍ8Y8¡ Aceptar las demandas como unidades mínimas de análisis es perder un gran potencial en el estudio de los procesos políticos. Precisamente estas Yb8Y8´¦Áb8´b±8±¼OÁ8Y8´´b¼±8´n±8±´bnbO¼´YbÉ8b´ ÊbÉb±bO8b´¦Áb8F±bbY´OÁ±´´±¼8Y±8´Yb|´¼±OY8YÊ ±YÁO¼Yb±Ob´´Yb±YÁOOYb´ÁFb¼ÇY8Yb´bb¦Áb¼b±ÇbbYnb±b¼b´Y´´¼Ç´Yb´ÁFb¼Ç8OYb±YÁOOYbYb´b¹ Yb8Y8¡ b´¼b´b¼YVO±bb´V8Á¼8ÏFÊ 8±c´8Yb¼oO8±8 necesidad de estudiar la intensidad de las demandas (o del daño), que además es necesario estudiar el modo en que las demandas se articulan 9´89YbÁb´¦Áb8b¦ÁÇ8bO8¦Ábn±bObÁ88tbYb¼Y8´ las demandas en igualdad de posiciones en el discurso. Más que una caYb8b¦Áb´b´8Fb´¼bbÁ´b´¼8¼Á´bÉOb¼b¦Ább´ ÁÇb±´8Í8Yb´±bO´b´8±bO´bOn±8b´b±8OO8bY´OObb´¼8FbYbYb8Y8´¡ O´bOÁbO8V8b´¦Áb88clauniano de demandas que se equiparan horizontalmente y una de ellas se vacía parcialmente es preciso agregarle al menos otros dos esquemas b±8±YÏFÊ 8±c´V«(Á´V±btbb±8O´ÊYbO±8O8¬VbPOSTData: ReÇ´¼8Yb*bqbÉÊÏ9´´(¼O, vol. 15, núm. 1, 2010, pp. 11-30.
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LA TEORÍA POLÍTICA DEL POPULISMO: USOS Y CONTROVERSIAS EN AMÉRICA LATINA...
Obb¼8±´¡ ±b±VObÉb 8bYbbYQ8VOÁ8Y 8Yb8Y8´bO´¼±ÁÊb88±¼±Yb8±Ç´YbY´OÁ±´±8±¼b YbÁ´¦Ábn±bObÁ8±OYb´b¼YO88ÍYb´toO8±Á8 ´¼Á8OYb´ÁF8¼b±Y8YOÁ´¼8Ê´bYbÁ8Yb8Y8¡¼b´b ¦Áb8¦Á8Yb8Y8bÉ´¼bO¼8±bÇ8b¼b88¼b±ÇbOYb Y´OÁ±´Á´¼8¦Áb8OotÁ±8b±8Çb¼8b¼8¼8´toO888±¼±YbÁ8tO8YbYb±bO|´YbÁ´¼O8´O8¡ ´btÁYY ´bO±±b´YbOÁ8n±8b´bOÁ8±YbO´¼¼ÁO¡Ï88b±8Yb
´¼8YYbb´bb8O8V8O´¼±ÁOOYbÁ8Yb¼Y8Y±b¦Áb±±8YbÁ8±b8Ob¦ÁÇ8bO8b¼±b8´Yb8Y8´´¦ÁbY±8´b± b±b´Á¼8YYb±bOOb¼8¼±8Çc´Yb8±b±b´b¼8On±bOY8± bY´OÁ±´Á´¼8Yb¼oO8O8t8±8¡ ´¼b´btÁYb´¦Áb8 8Ob¼8¦ÁbÁbY8bÉ´¼±Yb8Y8´Ê88±±8Y8´bbb´8OÂFO b±¦Áb´Á8±¼OÁ8OÁbYb±b´Yb±88ÁÇb±´8Í8OYbÁ8 Ybb8´´88±±ÁOYbb´b¦Ább±¼bb±bOOb¼Yb 8´ 8±¼b´ O Á8 ¼¼8Y8YV b´ YbO±V Á ±Ob´ Yb Yb¼oO8O Ê ±YÁOOYbÁ8´ÁFb¼ÇY8YObO¼Ç8¡ Ï´Ob´±bO´±nÁYÍ8±8¼b±8Yb8´Yb8Y8´Ê8´ÁFb¼ÇY8Yb8¼b±8YbÁ´V¼8Fc8OÁb´¼YbYb±Ê´ÁY´OÁ±´±b¦Áb±bbÉ8´¡ Fb|8±b8±8YϱY¼VÏF8±Ê 8´8V ´b¼±8¼8Ybb´8±´Y´b¦ÁbÁY´OÁ±´±YÁOb¼b±b8OÊ ´±ObYb¼´8nbO¼Ç´b¦ÁbÁ´toO8¼b´bÇ´¼b¡ ´¼¼8Fcbn±b¼888¼b±8Yb8O8ÁO´Y´Fb±8~±8O8´¼8´Yb entender la política reivindicando un espacio para las pasiones, el amor Ê8Yb¼oO8O¡(8±88¼b±8Fb±8b´YnO±Ob´8±ÊO±bYb± que en sociedades desiguales en las cuales sectores dominantes ejercen bYb±Vb´¼bYObO¼ÇYb´b±b8nbO¼V8Yb¼Y8YV88´ O88±8´´bO¼±b´´ÁF8¼b±´ÁYYbO´¼±ÁOOYbYb±~¼bO8O88ÍYb´b±Áb´¼8´b±ÇOYb8Fb±8ObÁ´b¼Y dusseliano e, incluso, arendtiano).
ÁO|´ b´¼ÁY´ nÁb±8 Yb O8 ´nÁY8O8 8 ±bnb±bO8 88O8Á±ÇbbYb¼b±Í8±b«Y´OÁ±´Á´¼8¬¡ É´¼bÁn±bOÁb¼b b¦ÁÇO¦Ább´¼b±±b¼8±b´¼OÁ8±bYÁOO8Á8b´bObYbbtÁ8bÁ´¼8¡Ï±b´bO¼Vbb´nÁb±ÍYb8O8Á±b´¼8FbOb±bb´¼8¼Á´ 64
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de su categoría de discurso parece haber sido inversamente proporcional a ´Ácɼ¡)ÁÍ9b´8Á¼±|8Ê8O¼±FÁY8b´¼8OnÁ´Ê8¦Áb´Á´ bb´YbÁ´´bF8´8VÁO|8´ÇbOb´VbÁ8OYbY´OÁ±´~¼bɼÁ8Ê´Á´OÁ±´b´±8±b¼±O8±nÁYÍ8±b´¼8b8¡ Además, es preciso decirlo, la gran mayoría de las investigaciones “en b±´bO¼Ç88O8Á´88¬|8O´¼±ÁYO±Á´¼bɼÁ8b´n±bOÁb¼bb¼b los discursos de los líderes “populistas”). Con esto, por un lado, se ha Yb8YYb8Y8Yb8YbY´OÁ±´O8±¼OÁ8OYbbbb¼´Ybmandas o tradiciones populares) que por supuesto tienen materialidad en palabras, íconos, símbolos, gestos pero que no se agotan allí. Por otro 8YV´b|8Yb´8¼bYY¼±8Yb´O´Á´¼8O8bY´OÁ±´ÇUb Át8±Yb8´OYOb´Yb±bObO±bOOb¼YbY´OÁ±´ Á´¼8¡+b´¼8OÁ´V88±¼OÁ8O¦ÁbY8´ÁF¼b±Í8Y8b´Án8Í horizontal o subsumida a una estrategia del líder. Este reparo había sido realizado por Emilio de Ipola en 197989 ante la primera teoría del popu´Yb8O8ÁÊ´tÁbÇtb¼b¡ ±Fb8b´¼8¦ÁbYb´YbYnb±b¼b´ b±´bO¼Ç8´´bÇ´ÁF±88´OYOb´¦Áb|8Ob´Fb´bnbO¼´ Yb8´bYÁOOÁ´¼8¡90 En el caso de la teoría de Laclau, el asunto se Yb±Ç8±t8b¼bYb8OcbF±bOYb¼b±b8OYbϼ|Á´´b±Ê las condiciones para que el llamado sea respondido. Ahora bien, las condiOb´Yb±bObOYbY´OÁ±´Vb´bÇYb¼bV´¼±8´V´Y´OÁ±´´´bYb¼8Y´b±¦Áb¼bbbOb´8±8b¼bÁ8n±88±¼OÁ8Y8¡ La razón populista será el psicoanálisis el que brinde pistas para pensar la OÁb´¼88±¼±Yb8OYb8nbO¼bÇb´¼YÁ±88nbO¼Ç8¡918±b8O entre discurso, subjetividad y cultura queda entonces a la vez delineada e ´ÁoOb¼bb¼b8F±Y8Y8¡ b8V«(Á´bYbt8h¬¡ Freindenberg, op. cit¡¶ 8±´Yb8,±±bV«*bYb¼±b´Á´¼8´bbbFb±8´mo: nuevos y viejos populismos latinoamericanos”, en *bÇ´¼8 ´88Yb bO8 Política, núm. 4, 2001, pp. 171-196; Kirk Hawkins, Scott Riding y Cas Mudde, “Measuring populist attitudes”, en (¼O8 Ob¼´ ¼¼bb Ob¼´8Yb¼|Y´ Working Paper Series, vol. 55, 2012, pp. 1-35. 91 (8Á8 tb±Ê±8(b±bV«+Áb¼ÊÁ´8±8YO8Y8YYbÁbFb8 ¼b±8´8±É´¼8¬Vb bF8¼b´Ê F8¼b´¡ YOb8b8 ±b´¼8O8Á, año 5, vol. 1, Buenos Aires, 2015, pp. 53-64. 89 90
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8´´ÁOb´Yb 8±±´Yb¼b±Í8±8OYbunderdogs con la 8ÊÁY8YbO8¼bt±8´Yb*8Of±bO8´´8O8±8¼b±8Yb8O8Á Yb´Án±8´´¼8Fc´O±F±8t¼YbnÁY8b¼Ê8¦Áb b8Á¼±n±8Oc´F8´88bb±tbO8YbYb´8OÁb±Ybb´ÁÁb´¼YbtÁ8Y8Y~Fb±¼8Y¦ÁbO´¼¼ÁÊbÁnÁY8b¼¡Ï´ÁYV(8ÍÍ8¼8Fc OÁÊbÁÁ´¦Áb¼±8¼88b¦ÁY8Y88±¼±YbÁ8¼b±ÇbO y, por lo tanto, puede distinguirse el buen populismo del malo.92 Por su 8±¼bV8´ÁOYb 8´8Yb±b´¼¼Á±b8O8b´OtO8«ÁbF¬ ±b´¼¼ÁÊbÁO¼bYYbÁ8±Yb´±8Ot±8´O88¦Ább´ YbbYb¼bYb´Á8±¼OÁ8ObbY´OÁ±´Á´¼8¡ Á±bt´¼± ´8± Yb´ bb± 8 O±¼O8 Yb ±¦Áb Á´´b93 a Laclau a partir de Ybo±OÁbF88OÁY8YYbÇO¼8´88´¦Ább´´¼b8b´ bt88ÇY8¡ ´YbO±VOÁ8¦Áb±8ÁbYbYbÁO8±Á8´¼Á8OO Yb8Y8´´8¦Áb´¦ÁbFb¼Ç8b¼bb´¼9bÁ8´¼Á8OYb bt8¼ÇY8YiYt8´8V«Fb¼Ç8¬i±b´bO¼8´´¼b8¡(8±8YO8b¼bV8´OYb8O8Áb´9´±O8b¼c±´b¼YtO´Á aspecto, como varios autores han señalado, muy descuidado en su obra) Ê8¦Ább±¼bbÉO8±´8±YÁOOYbÁbF«bFbʬb´¼ÁY8±8n±8OYb´Áb¼´Yb8´O8´b´´ÁF8¼b±8´Á8±b´bb ´b¼YYÁ´´b8´¼8FcO±bYb±8n±8OYb¼±´´Áb¼´¼O´O±b¼8Ob´YbtO8´O´b±Ç8Y±8´±b8OO8±8´¡ El debate sobre los alcances de la categoría de populismo y sobre la ±b8OYbYb±b´±Ob´´Á´¼8´O8YbO±8O8b´V´8ÁY8Fbb¼bV ¼b±8Fb¡´¼´´´8b¼b¼b±O´Ê8O8YcO´ sino que se insertan en una disputa eminentemente política ya que implican concepciones normativas sobre la democracia y la justicia. No se trata, entonces, de seguir lamentando una polisemia sino de asumir las OYOb´8O¼Á8b´YbYbF8¼bb¼c±´¼b±O´Vb´¼btO´Ê normativos. Este artículo es una apuesta a ello.
(8ÍÍ8V«¨ b¦Ác|8F8´h¬¡ ±¦Áb Á´´bVPolítica de la liberaciónV¼¡V8Y±YV,±¼¼8VÀÎΡ
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