Las repercusiones económicas del dolor en España

Las repercusiones económicas del dolor en España

MEDICINA CLÍNICA. VOL. 115. NÚM. 16. 2000 y ningún estudio demuestra que haya conllevado una disminución de los costes laborales, que representan la ...

37KB Sizes 1 Downloads 73 Views

MEDICINA CLÍNICA. VOL. 115. NÚM. 16. 2000

y ningún estudio demuestra que haya conllevado una disminución de los costes laborales, que representan la mayor parte de los gastos derivados de la afección3,4. Por tanto, asegurar que las recomendaciones se apliquen en la práctica es tan esencial como garantizar su fundamento científico. En el seno del programa COST B13 se están debatiendo distintas estrategias con ese fin, comparándose los resultados que cada una de ellas está obteniendo en distintos países8-10, pero entre otras medidas parece indispensable asegurar que en la implantación de las recomendaciones colaboren coordinadamente los investigadores interesados en la lumbalgia inespecífica y las sociedades científicas representativas de las distintas especialidades implicadas en su diagnóstico y tratamiento. En resumen, es necesario que distintos grupos de trabajo profundicen en el estudio del impacto económico de la lumbalgia en nuestro país, pero dada la existencia y el desarrollo de los trabajos del programa COST B13 y la necesidad de aunar esfuerzos para asegurar la implantación de sus futuras recomendaciones, la constitución de un comité de expertos más, con un ámbito limitado a nuestro país y la misión de emitir más recomendaciones, podría ser una medida vana, costosa y potencialmente contraproducente. Francisco Kovacs y María Teresa Gil del Real Departamento Científico. Fundación Kovacs. Palma de Mallorca. Miembros del Comité de Gestión del programa COST B13.

1. González MA, Condón MJ. Incapacidad por dolor lumbar en España. Med Clin (Barc) 2000; 114: 491-492. 2. Spitzer WO, LeBlanc FE, Dupuis M. Scientific approach to the assessment and management of activity-related spinal disorders. A monograph for clinicians: report of the Quebec Task Force on Spinal Disorders. Spine 1987; 12: 159. 3. Van Tulder MW, Koes BW, Bouter LM. A cost-ofillness study of back pain in The Netherlands. Pain 1995; 62: 233-240. 4. Webster BS, Snook SH. The cost of 1989 workers’ compensation low back pain claims. Spine 1994; 19: 1111-1116. 5. Egger M, Zellweger-Zahner T, Schneider M, Junker C, Lengeler C, Antes G. Language bias in randomised controlled trials published in English and German. Lancet 1997; 350: 326-329. 6. Moher D, Fortin P, Jadad AR, Juni P, Klassen T, Le-Lorier J et al. Completeness of reporting of trials published in languages other than English: Implications for conduct and reporting of systematic reviews. Lancet 1996; 347: 363-366. 7. Klein BJ, Radecki RT, Foris MP, Feil EI, Hickey ME. Bridging the gap between science and practice in managing low back pain. Spine 2000; 25: 738-740. 8. Van Splunteren P. What do we know about implementation and implementation strategies? International Forum for Primary Care Research on Low Back Pain, Implementation and Dissemination: getting research into practice. Eilat, Israel, marzo de 2000. 9. Wyatt M. The role of the public and patients in applying evidence to practice, the Australian experience. International Forum for Primary Care Research on Low Back Pain, Implementation and dissemination: getting research into practice. Eilat, Israel, marzo de 2000. 10. Rossignol M. Implementation of clinical guidelines for back pain in primary care: setting evaluable objectives for a large urban community. International Forum for Primary Care Research on Low Back Pain, Implementation and dissemination: getting research into practice. Eilat, Israel, marzo de 2000.

638

Las repercusiones económicas del dolor en España Dolor; Coste sanitario. Sr. Editor: El interesante artículo de GonzálezViejo y Condón-Huerta1 refleja la repercusión económica de la incapacidad laboral transitoria (IT) por dolor lumbar (DL) en España, así como sus implicaciones y trascendencia sociales2. Estudios como éste contribuyen de forma notable al conocimiento de la situación del DL en nuestro país. Desearíamos sin embargo puntualizar algunas de sus afirmaciones. Desde el año pasado disponemos de los datos del primer estudio epidemiológico sobre la prevalencia del dolor en la población general realizado en España3. Su publicación fue posterior a la aceptación del artículo de GonzálezViejo y Condón-Huerta1, por lo que no es de extrañar que no fuera citado en su trabajo. Sin embargo, se habían publicado datos parciales del mismo4. Este estudio se basó en una encuesta telefónica realizada en Cataluña durante 1994 sobre una muestra, de 1.964 adultos, representativa de la población catalana. La prevalencia del dolor durante los 6 últimos meses fue del 78,6% y algo más de la mitad (50,9%) de los encuestados con dolor refirieron haber sufrido al menos un episodio de dolor de espalda. En el 31,7% de los afectados de dolor, éste les causó algún tipo de limitación laboral durante un promedio de 2,5 meses y en el 10% de ellos la limitación fue considerada como crónica por parte de los entrevistados. Una quinta parte de los que manifestaron dolor, tuvieron que guardar reposo en cama, una media de 13 días, como consecuencia de dicha dolencia. En cuanto a las repercusiones estrictamente laborales, en el 10,2% de los encuestados con dolor éste les impidió acudir al trabajo durante una media de 47 días. El 3,3% manifestaron su situación de incapacidad permanente por el dolor. Dicho estudio permite estimar que aproximadamente un 8% del total de personas que trabaja puede dejar su empleo por algún tipo de causa dolorosa, durante un promedio de 47 días, lo que al relacionarlo con los datos de González-Viejo y CondónHuerta1 equivaldría a unas 448.944 ptas./trabajador. Con estas cifras y sobre una población española ocupada actual de 14,2 millones de trabajadores5, anualmente la IT por dolor podría ascender a unos 510.000 millones de pesetas. Los autores citados analizan un tipo de coste indirecto, el principal cuantitativamente, como es el impacto económico de las jornadas no trabajadas. Pero, como también comentan, a este dato habría que añadir otros gastos indirectos y los no menos importantes costes directos (honorarios médicos, pruebas complementadas, hospitalizaciones, medicamentos). Por ello, los autores advierten que la repercusión económica final por DL será superior a los datos que presentan, ya que consideran la IT como el 70-90% del total del gasto (que en el antepenúltimo párrafo de la discusión calculan, sin ser excesivamente exactos, como 221.844-299.514 ptas./trabajador). Sin embargo, en el segundo párrafo de la discusión creemos que no está claro el significado de «los gastos generados por esta IT se cifran entre el 19-25% de los gastos totales de la incapacidad». Sea con uno u otro porcentaje, las aproximaciones teóricas sobre la repercusión económica del dolor, en el sentido amplio de la palabra, atribuyen un porcentaje del 2,5% del PIB en un país industrializado6, lo que

equivaldría según datos de 19995 a una cifra de alrededor 2 billones de pesetas en total en España. Debido a que la forma de obtener los datos de los diferentes estudios que citan González-Viejo y Cordón-Huerta1 puede ser muy diversa, es al menos arriesgado llegar a conclusiones en el sentido de afirmar que el coste de la IT por DL en España es mayor que en los países de nuestro entorno, a menos que hubieran realizado este estudio con la misma metodología en los diferentes países. En este sentido desearíamos citar un estudio reciente realizado en Gran Bretaña7, en el que se estima que las bajas laborales por dolor de espalda en 1998 se situarían entre los 3.440 y 9.090 millones de libras esterlinas, comparativamente superiores a los datos de González-Viejo y CondónHuerta1. En lo relativo a los datos comparativos que citan estos autores, suponemos que por error de traducción los 50 billones de dólares, equivalentes a 9.000 billones de pesetas (por IT en los EE.UU. en 1990), deben ser en realidad 50.000 millones de dólares (9 billones de pesetas). Sin querer quitar importancia a la problemática específica del DL, consideramos que ésta no puede aislarse de la problemática del tratamiento del dolor en general de cualquier tipo. Está claro que las repercusiones económicas del dolor son elevadas y que, por tanto, deberían tomarse medidas al respecto. Cada vez disponemos de más datos propios de nuestro ámbito y se puede deducir que los problemas son similares al resto de países. Entre las principales mejoras que deberíamos plantearnos cabría destacar la educación sobre el tratamiento del dolor entre los profesionales sanitarios; la realización de estudios específicos sobre los diferentes tipos de dolor y su tratamiento; la adecuada valoración del dolor de los pacientes; la concienciación –también de los pacientes– de que el dolor debe tratarse, la utilización de los fármacos a las pautas y dosis adecuadas y, finalmente, un correcto seguimiento de la analgesia del enfermo y de la adhesión tratamiento. Creemos que estos objetivos no son inalcanzables y estamos convencidos de que la asunción de algunos de ellos se traduciría en una rápida reducción de los costes del dolor en España. Fèlix Bosch y Josep-E. Baños Departament de Farmacologia i de Terapèutica. Facultat de Medicina. Universitat Autónoma de Barcelona.

1. González-Viejo MA, Condón-Huerta MJ. Incapacidad por dolor lumbar en España. Med Clin (Barc) 2000; 114: 491-492. 2. Anónimo. Salud Pública: el coste laboral de la lumbalgia en España es de los más altos de la UE. El País, 9 de mayo de 2000. 3 Bassols A, Bosch F, Campillo M, Cañellas M, Baños JE. An epidemiological comparison of pain complaints in the general population of Catalonia (Spain). Pain 1999; 83: 9-16. 4. Bassols A, Cañellas M, Baños JE. The prevalence of pain in a general population: a telephone survey in Catalonia (Spain). Resúmenes del 8th World Congress on Pain. Seattle: IASP Publications, 1996; 68. 5. Instituto Nacional de Estadística. http//www.ine.es. 6. Baños JE, Farré M. Principios básicos en Algología. En: Aliaga L, Baños JE, De Barutell C, Molet J, Rodríguez de la Serna A, editores. Dolor y utilización clínica de los analgésicos. Barcelona: Editorial MCR, S.A., 1996; 7-26. 7. Maniadakis N, Gray A. The economic burden of back pain in the UK. Pain 2000; 84: 95-103.